Traducción: Carlos X. Blanco
¿Cuántas personas tienen hoy el valor de decir que el verdadero totalitarismo es el de las finanzas y la Unión Europea o que se necesitaría más Estado para defender los derechos de los más débiles? Si esto no sucede, entonces es que ello depende del conformismo del pensamiento único sobre nuestras conciencias como europeos.
El pensamiento único como nuevo orden simbólico que legitima superestructuralmente la relación fuerzas clasista globalizada, con todas sus determinaciones satélites, es en efecto una nueva forma de violencia simbólica. No acepta la mediación dialógica socrática. No discute racionalmente según la lógica noble ateniense del «logon didonai«, es decir, de «dar razón» según el argumento más fuerte.
A la fuerza dócil de la razón dialógica, el pensamiento único prefiere otros medios, decididamente menos dóciles. Al ágora socrática como lugar de discusión pública intersubjetiva, prefiere el tribunal inquisitorial, donde el diálogo no está permitido sino castigado, donde la discusión no está permitida sino condenada, donde la conversación no está tolerada, sino que uno va virtualmente a la hoguera
En una palabra, la violencia simbólica del pensamiento único consiste en negar el derecho de existencia y expresión a cualquier opinión que no esté milimétricamente alineada y no caiga dentro de los perímetros blindados del orden hegemónico superestructural. No refuta, sino que proscribe. Condenación en lugar de contraargumento. Y crea un sentimiento generalizado de terror psicológico, en virtud del cual cada uno de nosotros se autocensura preventivamente para no incurrir en el «psico-crímen», es decir, en la violación del único pensamiento políticamente correcto: el que implicaría el inmediato ostracismo difamatorio con las infinitas categorías de la neolingua a partir de las que se fundamenta el único pensamiento («comunista», «populista», «homófobo», «fascista», «conspirador», «rojipardo», etc.). Así que sucede que incluso las verdades más obvias y obvias (el 2+2=4 de orwelliana memoria) son sancionadas y nadie tiene el valor de pronunciarlas más.
De hecho, ¿quién tiene el valor de decir apertis verbis que el verdadero totalitarismo actual es el de las finanzas y la Unión Europea? ¿Quién tiene la audacia de recordar que se necesitan dosis masivas de Estado soberano para limitar el poder abrumador de la economía y defender los derechos de los más débiles, la protección del trabajo y la pequeña empresa? Estoy seguro de que la gran mayoría de nosotros piensa estas y otras cosas similares, pero tiene miedo de afirmarlas abiertamente. Y prefiere mantenerlas en secreto dentro de sí mismo. Las palabras de «Los novios» [i] que se refieren a la historia de las historias parecen aplicarse a la situación: «el sentido común estaba allí; pero estaba oculto, por miedo al sentido común» (cap. XXXII)
Notas
[i] Los novios (en italiano: I promessi sposi) es el título de la obra más importante del escritor italiano Alessandro Manzoni. El libro es el primer exponente de la novela italiana moderna y con la Divina comedia de Dante Alighieri es considerada la obra de literatura italiana más importante y estudiada en las escuelas italianas. Fuente de esta nota: https://es.wikipedia.org/wiki/Los_novios
Fuente original: https://www.fanpage.it/l-europa-e-morta-uccisa-dal-conformismo-del-pensiero-unico/