En Europa ya no es sólo la laguna de Venecia la que año a año se hunde peligrosamente varios centímetros en esa bella zona del Mar Adriático. Pareciera que toda Europa, al unísono, hubiera empezado a hundirse suavemente -y no tan suavemente- como consecuencia de las políticas especulativas y suicidas de un sistema ultraliberal que […]
En Europa ya no es sólo la laguna de Venecia la que año a año se hunde peligrosamente varios centímetros en esa bella zona del Mar Adriático. Pareciera que toda Europa, al unísono, hubiera empezado a hundirse suavemente -y no tan suavemente- como consecuencia de las políticas especulativas y suicidas de un sistema ultraliberal que así como creó durante años grandes fortunas y disparó artificialmente los beneficios de multinacionales y bancos, terminó generando a partir de 2007 el actual caos financiero; la pérdida de millones de puestos de trabajo, la pauperización de la sociedad, la pérdida de conquistas sociales, del Estado de bienestar, y la sensación generalizada de un futuro incierto.
Días después de que el Gobierno conservador de Irlanda aceptara a regañadientes el plan de ajuste impuesto por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo para ayudarle a salir de la tremenda crisis bancaria en la que se ha metido, los mercados siguen sin darle su visto bueno.
A inversionistas y especuladores no les parece suficiente que Dublín se proponga reducir el déficit público -actualmente en el 32% del PIB- recortando en el plazo de cuatro años el presupuesto en 15.000 millones de euros, a través del despido de 25.000 funcionarios -el 7% del total-; la reducción drástica del salario mínimo y de las pensiones; el aumento de la edad de jubilación; la subida de los impuestos y de las matrículas estudiantiles -pero sin subida de impuesto a las sociedades- y cortes sustanciales en numerosas partidas sociales. En este país que creía haber dejado atrás el drama de la emigración, se prevé que más de 100.000 de sus ciudadanos volverán a recorrer con sus valijas el camino de sus antepasados.
Y con Irlanda tiemblan muchos en Europa, y en primer lugar Portugal y España. La prima riesgo país no sólo no se frenó en Irlanda después de anunciarse el plan de ajuste -alcanzó los 615 puntos básicos el miércoles-, sino que también alcanzó niveles históricos en España y Portugal. «Los especuladores han olido la sangre al ver a los países de la moneda única recoger a su segunda víctima, Irlanda, y los inversores a más largo plazo (fondos de pensiones, de inversión…) se llevan el dinero fuera del campo de batalla (…). El dinero huye de Europa», escribía el miércoles Público, el periódico más progresista de España.
El periodista argentino Ernesto Ekaizer titulaba su columna en ese periódico: «El fantasma de Kirchner recorre Europa», analizando que la UE se muestra incapaz de aprender de la experiencia argentina tras la crisis del «corralito».
Ekaizer valora la decisión de Néstor Kirchner de reestructurar en 2003 la deuda de 102.500 millones de dólares. «Toda una herejía», concluía Ekaizer, quien considera que la eurozona no aprendió de la experiencia argentina, sino todo lo contrario. «Hasta ahora, lo que ha decidido es reeditar la peor parte de esa experiencia, es decir, el programa de austeridad fiscal que impuso el FMI y que condujo a la suspensión de pagos.»
Portugal se paralizó totalmente el miércoles pasado como consecuencia de las protestas masivas contra los recortes sociales que el gobierno del socialista José Sócrates logró aprobar ya finalmente en minoría para salir de la crisis. Con él se quiere reducir el déficit público en 20.000 millones de euros en cuatro años, a través del despido de 25.000 funcionarios públicos, el congelamiento de las pensiones, prestaciones sociales e inversión en gasto público.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Europeo (Ocde) prevé que en 2011 la economía portuguesa entrará en recesión y que el paro pasará del actual 10,6% al 11.4%. Según el FMI, Portugal es el décimo país en mayor riesgo mundial por su deuda pública. En España, Rodríguez Zapatero estuvo reunido por su parte ayer en el palacio de La Moncloa con representantes de las 37 empresas y entidades financieras más poderosas del país, para intentar implicarlas en las reformas que pretende llevar a cabo el Gobierno, y para estimular su inversión en España y la exportación. Según el Banco de España, el contagio de la crisis irlandesa a España dejó de ser una especulación; ya es un hecho.
El viernes, en el último número de The Economist, se sostiene que lo que pase en España será clave para la supervivencia del euro. El prestigioso semanario económico británico dice que los inversores «sólo han parado para tomar aliento antes de continuar derribando los activos irlandeses, así como los de Portugal y España». «El futuro del euro estará asegurado sólo cuando el contagio se haya desvanecido. Y esto, ahora está claro, depende crucialmente de lo que ocurra en España.»
The Economist advierte de que el fondo de rescate que tiene Europa «no es lo suficientemente grande» para hacer frente a los problemas de España, la cuarta economía más grande de la zona euro, con un PIB que supera el de Grecia, Irlanda y Portugal juntos. El semanario llega a llamar al presidente español «Zapateuro», por la responsabilidad que le atribuye en el futuro del euro. El presidente español dijo el viernes que «los inversores que están apostando a corto plazo sobre España se van a equivocar y eso va a ir en contra de sus intereses», intentando demostrar en todo momento que no se sustenta la idea de comparar a la economía española con la de Irlanda o Grecia.
Rodríguez Zapatero intenta desmontar la desconfianza de los inversores haciendo totalmente transparente el estado de la economía y finanzas españolas, con informes periódicos de sus bancos y empresas. Sabe que si no lo logra, España, que está en el punto de mira, sufriendo brutales ataques de los especuladores contra la Bolsa, puede terminar también trastabillando.
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