Reino Unido, Países Bajos, Suecia y Noruega están perfilando la creación de centros de repatriación en Afganistán a los que enviar de vuelta a menores de edad que llegaron a Europa huyendo de la guerra, la miseria y la violencia atroz que vive ese país. Estos niños, que subsisten en suelo europeo gracias a la […]
Reino Unido, Países Bajos, Suecia y Noruega están perfilando la creación de centros de repatriación en Afganistán a los que enviar de vuelta a menores de edad que llegaron a Europa huyendo de la guerra, la miseria y la violencia atroz que vive ese país.
Estos niños, que subsisten en suelo europeo gracias a la protección de las administraciones públicas, son los que en Bruselas se conocen como «menores no acompañados»: llegaron solos, sin familiares, tras un viaje traumático de miles de kilómetros. Algunos solicitan asilo, pero otros muchos no. Sólo en 2009 la UE recibió 10.960 solicitudes de asilo, un 13% más que en 2008, pero la Comisión considera que el total de «menores no acompañados» procedentes de Afganistán, Irak o África Occidental podría llegar a los 100.000.
Para algunos gobiernos son una piedra en el zapato. Requieren atenciones médicas y psicológicas, están lejos de su familia cuando todavía la tienen y las administraciones no pueden desentenderse de su cuidado y educación.
Las iniciativas de varios países europeos para repatriar a estos niños a Afganistán, el país en guerra del que procede un número creciente de ellos, han alarmado a las organizaciones que se ocupan de los derechos de la infancia. Para ONG como Human Rights Watch (HRW), las directrices aprobadas en una reunión de los ministros de Interior de los 27, presidida por Alfredo Pérez Rubalcaba en junio, constatan la intención de los gobiernos de desentenderse del futuro de los menores. Estas directrices, impulsadas por España, y en las que se están amparando varios países para impulsar la creación de estos centros son, según Simone Troller, consejera de HRW, la necesaria luz verde: una excusa para deshacerse de los menores por la peor de las vías, enviándolos a un infierno del que salieron con riesgo para sus vidas.
«Prisas muy sospechosas»
En las conclusiones de la reu-nión de ministros de Interior comunitarios se aboga por dar prioridad, por encima de cualquier otra solución, a la vuelta de los niños a sus países de origen, «promoviendo métodos de consejo antes de su partida que animen a los menores a regresar voluntariamente».
«Lo mejor siempre para estos niños es estar con su familia», resumió la comisaria comunitaria de Interior, Cecilia Malmström, quien recomendó que la decisión de repatriarlos se tome con celeridad: en un plazo de seis meses.
«¿Para qué necesitan los centros si nos dicen que la intención es devolverlos a sus familias?», se pregunta la experta de HRW, que critica también «unas prisas muy sospechosas por facilitar el retorno, que se impone a la protección de los derechos del niño».
Troller resalta que, en las directrices de la UE, apenas aparecen referencias concretas a la responsabilidad del país de origen en la protección del menor, o el derecho del niño a ser oído y decir dónde quiere quedarse, así como la posibilidad de recurrir ante la Justicia una posible orden de retorno. «Nos tememos que la UE acabe promoviendo la expulsión de estos niños, que serán recluidos en condiciones inciertas en Kabul y puestos en la puerta del centro el día que cumplan 18 años», denuncia, en conversación con Público.
También ACNUR acogió con frialdad la futura apertura de estos centros. «Estamospreocupados porque se ha puesto mucho el acento en el retorno de los niños sin contar con garantías», explica Blanche Tax, miembro del equipo legal de la oficina de la ONU en Bruselas. ACNUR considera, sin embargo, un «buen punto de partida» las conclusiones de la UE siempre que sean complementadas por medidas de protección del menor.
Londres ha tomado ya la delantera para abrir un primer centro en Kabul exhibiendo como justificación las directrices aprobadas por los ministros de Interior europeos. Este centro se hará cargo de ellos hasta que tengan 18 años; después, no se sabe qué será de los menores. El centro costará casi tres millones y medio de euros, y espera poder recibir a unos 20 niños cada mes. En Reino Unido hay cerca de 4.200 niños solicitantes de asilo, y la mayoría son afganos.
Según ACNUR, 5.293 menores de edad afganos pidieron asilo en Europa en 2009. La Agencia de Fronteras británica ha sido la primera en justificar su decisión en las directrices aprobadas por los ministros de Interior de los 27.
Además de promover el retorno, la UE también pide a la Comisión Europea que facilite fondos para que «las autoridades de los países de origen gestionen el retorno creando centros de recepción», siempre que se haya perdido la pista de la familia. Para ello, Bruselas dispone de un «Fondo Europeo de Retorno» que apoya la expulsión de ciudadanos de fuera de la UE. Su presupuesto para este año es de 83 millones de euros, pero irá subiendo hasta 193 millones en 2013.
La Comisión Europea eludió valorar el uso que varios países están haciendo de sus propuestas, y recordó que «es responsabilidad de cada Estado miembro, que quiere devolver a una persona a su país de origen, decidir si el retorno respetará las obligaciones europeas e internacionales».
La estrategia sobre menores no acompañados ha sido valorada por España como uno de los éxitos de su semestre de presidencia europea.
Fuente: http://www.publico.es/internacional/332453/europa/quiere/deportar/ninos/afganos