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Paraguay

Fascismo y neofascismo y su versión criolla local

Fuentes: Rebelión

Cuando las mayorías desposeídas no encuentran solución a su problemática en la democracia liberal, tienden a impugnar la misma.

Es cuando los discursos y signos impugnadores captan a esas masas y levantan su posibilidad de acceder al poder. En la primera mitad del siglo XX, la impugnación teórica más sólida fue el movimiento bolchevique que a nivel internacional se denominó, Partido Comunista. Pero a partir de los años 30 , surge otro signo que también impugna esa democracia liberal excluyente y expoliadora, al que se da en calificar fascismo. Este último signo impugna de forma violenta la democracia liberal, en un modelo político de partido único; es autocrático, ultra nacionalista, xenófobo y racista. Y al hacer esa impugnación en buena medida se propone impedir el avance revolucionario comunista, por eso es rabiosamente anticomunista.

Ahora bien, ese fascismo europeo de los años 30, además de ser ultranacionalista que apunta a resolver problemas propios de la llamada gran depresión como la desocupación, y en gran medida lo resuelve con un gran impulso a la industria armamentista y obras de infraestructura, además de ser anticomunista, es imperial y  por eso expansionista. Tanto el fascismo italiano como el nazismo alemán, toman como referencia histórica, sus pasados imperiales: el fascismo italiano, el imperio romano, y el nazismo alemán, el imperio alemán. Tiende a uniformar el mundo (sobre todo el nazismo) para imponer un mundo homogéneo.

El neofascismo del siglo XXI

La emergencia del neofascismo, también surge en el contexto de una gran crisis económica que amenaza recesión y más tarde, depresión económica. Pero tiene la particularidad que le diferencia del fascismo clásico original de la Europa de los años 30, en que si bien es ultranacionalista, xenófobo (para preservar la ocupación de la inmigración), supremacista y apunta a levantar la ocupación a nivel de sus territorios, no es expansionista, es más bien proteccionista y adopta una política de cerramiento. Eso porque la contradicción en el presente, es de una disputa entre un expansionismo que conspira con los intereses locales nacionales: eso que se califica como globalismo. A eso se opone el neo fascismo. También reivindica lo nacional, y desde esas perspectiva, preserva lo tradicional; es moralista, anti abortista y anti matrimonio  entre personas del mismo  sexo. Tiene como intelectuales orgánicos a pastores evangelistas (principalmente pentecostales) y católicos. Son antibélicos, contrarios a la Otan, como Trump en EEUU y  Le Pen en Francia.

Neofascismo en Paraguay

Esa ola neofascista planetaria, tiene su versión local en Payo Cubas, y de acuerdo a las encuestas que aparecen y a los cómputos electorales, está teniendo un arrastre importante. Nuestras masas desencantadas de nuestra democracia liberal, se ven fácilmente seducidas por una figura represiva que  aboga por la legalización de la pena de muerte, que va a mandar al paredón a los corruptos, y promete la portación de armas. Era admirador de el portugués Salazar, de Bolsonaro, y su actual referente o modelo político  a seguir es Nayib Bukele.

El Paraguay es un terreno muy fértil para el desarrollo y aprobación de un discurso fascista, porque su historia prácticamente no registra secuencias democráticas liberales. Y dentro de su proceso histórico, existe un nefasto capítulo de 35 años de terrorismo de Estado en la dictadura más sangrienta registrada. Esa referencia histórica refuerza la creencia popular de que sólo un gobierno fuerte puede solucionar los problemas que la “democracia” liberal en esto que se da en llamar “transición democrática”, no soluciona hasta ahora, y al contrario, tiende a agudizar las desigualdades sociales.

Desde esos presupuestos, es absolutamente entendible que un personaje como Payo Cubas que apunta a “resolver” los problemas políticos y sociales a cintarazos, con un histrionismo mediático violento desbordante,  tenga una importante cantidad de seguidores.

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