Los austriacos han condenado la campaña antimusulmana y antiturca lanzada por el ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ) con el fin de conseguir apoyos electorales en las elecciones municipales de Viena, que tuvieron lugar el pasado 23 de octubre. Muchos austriacos rechazan la xenofobia de este partido contra el Islam, una religión reconocida por el […]
Los austriacos han condenado la campaña antimusulmana y antiturca lanzada por el ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ) con el fin de conseguir apoyos electorales en las elecciones municipales de Viena, que tuvieron lugar el pasado 23 de octubre. Muchos austriacos rechazan la xenofobia de este partido contra el Islam, una religión reconocida por el Estado, señala Islamonline. Uno de los anuncios del FPÖ mostraba a su líder Hans Christian Strache, conocido por su demagogia y extremismo, con la famosa Catedral de San Esteban detrás suyo, mientras que su rival, el alcalde de Viena Michael Haeupl, del Partido Socialdemócrata (SPÖ) era colocado delante del Centro Islámico de Viena, con un texto que decía «Tienes que escoger». Otros anuncios diferenciaban entre lo que el partido denomina «vieneses reales» e «intrusos». Hay más de 600.000 musulmanes en Austria, que componen el 6% de la población y 78 mezquitas y salas de oración en todo el país, incluyendo 53 sólo en Viena.
Según Islamonline, estas sucias tácticas han sido condenadas por muchas fuerzas políticas y sociales en Austria. El SPÖ y los Verdes arremetieron contra la postura xenófoba del FPÖ y la Iglesia Protestante criticó también sus anuncios en los que se insultaba el hiyab (el pañuelo islámico que llevan muchas mujeres musulmanas). En una declaración publicada el 12 de octubre, esta Iglesia advertía que estos anuncios estaban dañando la coexistencia entre las diferentes comunidades de Austria. Muchos vieneses mostraron su rechazo al FPÖ dibujando esvásticas y añadiendo un bigote a lo Hitler a las fotos de Strache.
Por su parte, la Autoridad Religiosa Islámica en Austria (IRA), el principal organismo que representa a los musulmanes, advirtió también que tales anuncios, aunque no eran nada nuevo, estaban fomentando el odio hacia los musulmanes. «Los musulmanes son parte de la sociedad de Austria,» señaló la entidad en una declaración efectuada el 14 de octubre. «El estado reconoce al Islam y el hecho de que los musulmanes tienen el mismo derecho a practicar su religión que las personas de otros credos.» El Islam fue oficialmente reconocido en Austria en 1912 durante el reinado del Emperador Francisco José y en la actualidad está considerado como la segunda religión en el país, detrás del catolicismo. Anteriormente, una ley promulgada en 1867, que garantizaba el respeto por todas las religiones, incluido el Islam, dio a los musulmanes el derecho a establecer mezquitas y practicar su religión en Austria.
Unos 90 imames austriacos se reunieron en Viena el 24 de abril de 2003 para buscar medidas para combatir la creciente islamofobia en el país y Europa y contrarrestar las acciones «negativas» de un puñado de musulmanes, que afectan a toda la minoría del continente. La conferencia aprobó la llamada Declaración de Graz que básicamente pone de relieve el hecho de que el Islam rechaza toda forma de intolerancia y extremismo, mientras defiende la democracia y los derechos humanos.
Por su parte, Islamonline añade que la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia (CERI) ha declarado que los inmigrantes de los países musulmanes y el propio Islam se han convertido en objetivos principales de políticos sin escrúpulos que explotan los sentimientos de inseguridad en un mundo cada vez más diverso y multicultural. El científico político francés Jean Yves Camus, que llevó a cabo el estudio, comprobó que la teoría del así llamado «choque de civilizaciones» está ganando terreno. «En 2004, los partidos de extrema derecha utilizaron chicles anti islámicos y xenófobos para atraer votantes en 46 estados miembros del Consejo de Europa,» manifestó a un panel de alto nivel durante una sesión sobre el resultado del estudio. Comentando el estudio de Camus, el secretario general del Consejo Europeo, Terry Davis, dijo que «los partidos de Europa deben unirse hombro con hombro para combatir la xenofobia, la islamofobia y el antisemitismo.» Él rechazó el racismo y la
intolerancia como «un obstáculo para los valores democráticos del mundo.»
Turquía y la Unión Europea
Sin embargo, el estudio revela que los intentos de los ultraderechistas han fracasado y que ellos han sido incapaces de atraer los votos que necesitan para controlar el paisaje político europeo. De hecho, el FPÖ está atravesando una seria crisis. Así por ejemplo, sus escaños en el Parlamento Europeo han caído desde los 5 de 1999 a sólo 1 en 2004. El antiguo líder del FPÖ, Joerg Haider, y algunos otros miembros prominentes abandonaron el mismo el pasado mes de abril para formar un partido menos extremista, la Alianza por el Futuro de Austria, que ha establecido una coalición de gobierno con el conservador Partido Popular (ÖVP), liderado por el actual primer ministro Wolfgang Schuessel. Haider, que había llevado al Partido de la Libertad a convertirse en el segundo partido de Austria en los años noventa, abandonó esta fuerza política tras una disputa interna con sus facciones más extremistas sobre cómo revertir la tendencia a la baja del partido, tras una serie de fracasos elec
torales. Su nuevo partido podría tener, sin embargo, una vida muy corta debido a la falta de fondos y de militantes y a los pobres resultados electorales.
En la actualidad, el intento de Turquía de unirse a la Unión Europea se ha convertido en un punto central de la campaña de estos ultraderechistas, que intentan explotar los temores suscitados en algunos votantes por la admisión en la Unión Europea de este gran país musulmán, que tiene una población de más de 70 millones. Los líderes europeos accedieron el pasado mes de diciembre a comenzar conversaciones con Turquía con vistas a la entrada de este país en la Unión. Cabe señalar que la candidatura turca está apoyada por algunos grandes pesos pesados de la UE, tales como el Reino Unido, Alemania y España.
Austria es en la actualidad uno de los países europeos donde la candidatura turca es menos popular. Según una encuesta, el 80% de los austriacos se opone a la adhesión de Turquía al bloque europeo. A principios de octubre, Austria trató de bloquear las negociaciones con Ankara sobre la futura adhesión, pero abandonó este intento tras recibir fuertes presiones de otros miembros de la Unión Europea e incluso de EEUU. Según los observadores locales, el primer ministro Schuessel esperaba conseguir réditos electorales para su ÖVP en la provincia de Styria al mostrar la oposición de su partido a la adhesión de Turquía a la Unión Europea, pero tales cálculos fallaron. Hace cinco años, el Partido Popular logró un 15% de votos más que el SPÖ. En estas elecciones, dicho partido obtuvo sólo el 38,7% del voto, cayendo de este modo un 3% detrás de los Socialdemócratas, que consiguieron el 41,7%. El partido de Schuessel perdió dos elecciones regionales en octubre y las encuestas nacionales predicen que su coalición de gobierno con el nuevo partido de Haider sería expulsada del poder si se celebraran elecciones parlamentarias ahora mismo.
Por su parte, los austriacos de origen turco hicieron un llamamiento a los votantes -de origen turco o de otros- a votar por el SPÖ, que mantiene una posición claramente contraria a la xenofobia y está también a favor de la adhesión de Turquía a la Unión Europea, en las elecciones locales del 23 de octubre. De hecho, cuatro de los cinco partidos que concurrieron a las elecciones al Ayuntamiento de Viena presentaron candidatos de origen turco. En Viena, una ciudad de 1,5 millones de habitantes, viven unos 200.000 turcos y los principales partidos no pueden ignorar la importancia de su voto.
Finalmente, el apoyo turco ayudó al SPÖ a incrementar su mayoría en las elecciones de Viena, en las que el partido consiguió el 49% del voto (un 2% más que en las pasadas elecciones). Los Verdes obtuvieron el 14,7%, lo que supuso una ganancia de un 2,3%. Estos resultados apuntan a una sólida mayoría de la izquierda en la capital en los próximos años.
La campaña antiturca del FPÖ fue en realidad un fracaso, ya que dicho partido consiguió el 14% del voto (un 5,2% menos que en las anteriores elecciones). El nuevo partido de Haider, la Alianza por el Futuro de Austria, obtuvo el 1,1%, fracasando de esta forma en alcanzar el límite del 5% necesario para entrar en el consejo municipal de Viena.