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Francia y Alemania, en contra de prohibir los «robots asesinos»

Fuentes: La Marea

París y Berlín dan un giro de 180 grados y se desmarcan de la prohibición de las armas autónomas letales, conocidas popularmente como ‘robots asesinos’, sumándose así a la postura de Estados Unidos, Rusia, China e Israel a favor de esta tecnología militar.

Francia y Alemania cambian de postura y se oponen a la prohibición de los ‘robots asesinos’. Según confirmaron fuentes gubernamentales de ambos países a Politico, las dos potencias europeas están movilizando a sus cuerpos diplomáticos para hacer presión a favor de una regulación internacional que determine en qué casos es legal desplegar sistemas armados autónomos letales (LAWS, por sus siglas en inglés), una tecnología militar popularmente conocida como robots asesinos, dotada de inteligencia artificial y programada para eliminar objetivos humanos de forma autónoma, es decir, sin supervisión humana.

«Estamos decepcionados por la decisión de Alemania de trabajar codo con codo con Francia para promover medidas ajenas a la prohibición y por debajo de un instrumento jurídico o tratado vinculante», declaró ante los medios Mary Wareham, coordinadora de la campaña global Stop Killer Robots, que aglutina a 65 ONGs de 28 países diferentes.

La decisión de Berlín y París supone un giro de 180 grados en la postura de ambas potencias europeas, que hasta ahora se habían mostrado a favor de la prohibición total de esta tecnología militar para evitar su proliferación, en contra de las posturas de otras potencias militares, como Estados Unidos, Rusia y China. El próximo 9 de abril la comunidad internacional y numerosas organizaciones independientes se reunirán por quinta vez en la sede de Naciones Unidas en Ginebra (Suiza) para discutir y tratar de consensuar una postura acerca de las armas autónomas letales. En las citas previas, el único acuerdo alcanzado consistió en posponer la votación sobre una prohibición y pedir informes a grupos de expertos sobre los riesgos de esta tecnología. Una vez más, desde Stop Killer Robots han enviado cartas pidiendo a los distintos gobiernos que asuman posturas de responsabilidad para «una acción preventiva creíble».

Los detractores de los robots asesinos –entre ellos Stephen Hawking, fallecido recientemente, la Nobel de la Paz Jody Williams, e incluso Elon Tusk, fundador de Telsa- advierten de la importancia de prohibir su despliegue para evitar la proliferación de esta tecnología bélica y la aparición de nuevas carreras armamentísticas, mientras que Francia y Alemania ahora se limitan a expresar sus posturas políticas al respecto, alegando que aún es pronto para establecer prohibiciones internacionales.

Hasta la llegada de Emmanuel Macron al Elíseo, Francia había sido la potencia militar más activa en la defensa de una prohibición internacional de los robots asesinos, mientras que Alemania había secundado esa petición desde un perfil más bajo, una postura similar a la de España. Entre los que desde el principio se mostraron contrarios a este tipo de armas, destacan los países de América Latina y numerosas naciones africanas y de Oriente Próximo.

Los detractores de esta tecnología argumentan que hay demasiados dilemas éticos (¿es correcto que la vida humana pueda depender de un robot o un algoritmo?), jurídicos (¿quién es responsable si el robot no respeta las leyes de la guerra?) y tecnológicos, ya que, a pesar de estar dotados de sistemas de inteligencia artificial, de momento estas máquinas armadas no pueden distinguir objetivos civiles y militares. Por otro lado, los defensores de los LAWs alegan que con esta tecnología caería el número de bajas en filas amigas, así como el coste de formación y reparación de esos soldados.

Ningún país reconoce abiertamente haber utilizado robots armados autónomos en el campo de batalla, aunque varias potencias militares ya cuentan en sus arsenales con armas capaces de matar sin tutela humana. Mientras que el Ejército israelí ya emplea aviones bomba que localizan y exterminan objetivos de forma autónoma, la Casa Blanca todavía no admite el uso de esta tecnología, aunque fuentes diplomáticas de Afganistán e Iraq aseguran que sus territorios han sido objeto de pruebas y ataques con robots asesinos.

Las armas autónomas representan un nuevo nicho de mercado con un amplio potencial de negocio para la industria armamentística, que en los últimos años registró una leve contracción -la primera desde la caída del Muro de Berlín- debido principalmente a los recortes en defensa de Estados Unidos y varias naciones europeas. De hecho, los países más activos en contra de prohibir los robots asesinos son, al mismo tiempo, los principales exportadores mundiales de armamento: de mayor a menor, Estados Unidos, Rusia, Francia, Alemania y China, según los datos más recientes del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (Sipri).

Fuente: http://www.lamarea.com/2018/04/03/francia-y-alemania-robots-asesinos/