El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, aseguró que no dará «ni un tan solo paso» para incorporar al país a la ALBA o al Socialismo del siglo XXI que promueve su colega venezolano, Hugo Chávez, y defendió la relación de su Gobierno con Estados Unidos como «pragmatismo político». «Mi Gobierno no va a dar […]
El presidente de El Salvador, Mauricio Funes, aseguró que no dará «ni un tan solo paso» para incorporar al país a la ALBA o al Socialismo del siglo XXI que promueve su colega venezolano, Hugo Chávez, y defendió la relación de su Gobierno con Estados Unidos como «pragmatismo político».
«Mi Gobierno no va a dar ni un tan solo paso tendente a la incorporación de El Salvador a la ALBA y al Socialismo del siglo XXI», dijo a los periodistas Funes, el primer mandatario de izquierda en la historia de El Salvador.
Funes indicó que respeta, pero como gobernante no comparte, la decisión adoptada por su partido, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), en una convención ordinaria reciente en la que apoyó la convocatoria de la V Internacional Socialista.
«Una cosa es el FMLN como partido político, aun cuando está representado en el Gobierno, y otra cosa es el Ejecutivo que yo dirijo. El Ejecutivo que yo dirijo no se ha sumado al ALBA ni se va a sumar al ALBA, ni tampoco va a construir el socialismo XXI», dijo.
A tiempo de señalar que el FLMN puede integrar «tantas internacionales quieran», recordó que su programa de Gobierno «no contiene ni un tan solo elemento que haga pensar, ni una tan sola política pública que haga pensar», que su Gobierno «está obligado a construir el Socialismo del siglo XXI tal como lo entiende» Chávez.
Ratificó, en ese contexto, que es el presidente el que define «de qué agrupación de países forma parte El Salvador y qué agrupación de países no va a formar parte».
«Yo ya tomé una decisión clara: le apuesto a la integración centroamericana. Eso no quiere decir que yo no tenga y que mi Gobierno y que El Salvador no tengan relación estrecha con Venezuela (o) con Cuba», añadió.
Defendió, asimismo, su decisión de profundizar la relación con Estados Unidos, al que describió como un «aliado».
«Eso no significa sometimiento, eso significa pragmatismo político, sensatez. Tenemos ahí casi tres millones de salvadoreños viviendo y ¿me voy a poner a pelear con los Estados Unidos?», se preguntó.
«Estados Unidos ni ningún país, ni ningún presidente me están torciendo el brazo. Yo tengo relaciones de respeto mutuo con ellos, por lo tanto, no tengo por qué, como gobernante (…), suscribir un documento que pueda poner en riesgo esa relación», agregó.