Los economistas de derecha analizan el desempeño de la economía según el nivel crecimiento de la producción. Como para ellos el PIB es una variable que se basta por sí misma, si aumenta mucho es bueno para la economía, si aumenta poco es regular y si decrece es malo. Pero los economistas de derecha nunca […]
Los economistas de derecha analizan el desempeño de la economía según el nivel crecimiento de la producción. Como para ellos el PIB es una variable que se basta por sí misma, si aumenta mucho es bueno para la economía, si aumenta poco es regular y si decrece es malo.
Pero los economistas de derecha nunca recuerdan el pasado que no le conviene, aunque ese pasado ser muy reciente. Para que nos olvidemos del catastrófico año 2009 y criticar el crecimiento de hoy, ellos repiten diariamente que la economía que menos crece de la región es la salvadoreña. O sea, «descubren» una realidad que viene desde los años en que gobernó ARENA, para minimizar el desempeño del gobierno de Funes y el FMLN.
Todas las variables económicas estaban en rojo en el año 2009. Y casi todas son positivas hoy. Esa es la verdad, que cualquier persona interesada en los asuntos económicos puede verificar en las estadísticas oficiales. Ni siquiera la deuda externa, de la que tanto habla la derecha, está más pesada que en el año 2009.
Pero volvamos al tema del crecimiento. Para los economistas de derecha basta con que aumente mucho el PIB para que todo marche bien. Ellos no se preguntan qué es lo que se produce ni cómo se reparte la producción. Hay países donde el PIB aumenta por la producción de armas y ataúdes, no de bienes esenciales para la población. Basta con armar una guerra para que la economía crezca, aunque el resultado sea miles de personas muertas, heridas y huérfanas. También pueden crecer el PIB y la pobreza al mismo tiempo, si la mayor parte del ingreso se queda en pocas manos.
En El Salvador, el armamentismo no mueve la economía pero durante los gobiernos de ARENA el crecimiento se centró en el comercio y el sistema financiero, mientras el agro se desmoronaba y expulsaba población hacia las ciudades y hacia el exterior. Y la mayor parte de la nueva riqueza creada fue captada por los millonarios, que se apropiaron de empresas públicas y se beneficiaron de una reforma tributaria que les quitó impuestos (a la propiedad y a algunas exportaciones) y le colocó el IVA al pueblo.
Con el gobierno de Funes y el FMLN, la producción ha crecido impulsada por la reactivación del agro y de los servicios públicos, en beneficio de la población de menos recursos. La matriz productiva no ha cambiado sustancialmente, pero ha mejorado en favor de la producción de bienes y servicios básicos, que es lo que necesita la población. Ese es un cambio importante con respecto a los gobiernos de ARENA.
Con respecto a la distribución del PIB, también ha habido un cambio importante, pues en el año 2008 el 30% de la población de más ingresos captaba el 63% del mismo y hoy capta el 53%, que sigue siendo mucho pero menos que antes. El 70% de la población de menos recursos captaba el 37% del ingreso y hoy se queda con el 47%.
Durante el actual gobierno también mejoró la relación salario canasta de alimentos, pues los aumentos de los salarios superaron la inflación, y la pensión mínima aumentó 160%. Además, el Estado gravó con un 5% adicional la renta de las empresas más ricas y volcó grandes cantidades de recursos hacia la población más necesitada a través de siete programas sociales.
La redistribución es evidente. Y eso es lo principal del crecimiento económico, no el crecimiento en sí mismo. Por eso, aunque el PIB solo ha aumentado 2% anual, o sea, menos que en los demás países de la región, El Salvador es el país de Centroamérica que más ha reducido la pobreza en los últimos cinco años, del 40% de los hogares al 29%.
Reducir la pobreza en ese nivel y en medio de un bajo crecimiento debe ser un enigma para los economistas de derecha, pero es fácil de entender para la gente del pueblo que recibe beneficios que antes no tenía.