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Honduras

Golpe 4.0 y los padrinos de la narcodemocracia

Fuentes: Rebelión

A nueve días de haberse efectuado las elecciones en Honduras, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) no se ha pronunciado sobre el ganador, ante el evidente fraude perpetrado y los señalamientos por parte de la Unión Europea y la OEA sobre las numerosas anomalías en el computo de los votos, y apagón del sistema informático del […]


A nueve días de haberse efectuado las elecciones en Honduras, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) no se ha pronunciado sobre el ganador, ante el evidente fraude perpetrado y los señalamientos por parte de la Unión Europea y la OEA sobre las numerosas anomalías en el computo de los votos, y apagón del sistema informático del TSE, dando lugar a un repentino cambio de los resultados de la contienda electoral.

Después del golpe de estado de junio de 2009, Honduras ha sufrido una serie de golpes, destinados a afianzar el partido Nacional en el poder, promoviendo el golpe a la Corte Constitucional (12-12-12), el asalto al Ministerio Público (1-9-13), y la modificación de la constitución para permitir la reelección (24-4-15), despejando de esta forma el camino para el golpe electoral que se viene dando a cuenta gotas.

Uno de los pilares de la administración de Porfirio Lobo y su heredero Juan Hernández, han sido las denominadas «Ciudades Modelo», conocidas también como Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE), idea concebida por el actual vicepresidente y economista en jefe del Banco Mundial, el Sr. Paul Romer, quien participó activamente en la creación de los marcos jurídicos y promoción de las ciudades modelo hasta septiembre de 2012 cuando se retiró de la iniciativa. Posteriormente indicó en una entrevista que «La tensión fundamental tiene que ver con que yo no quería estar involucrado en un proyecto en el que el gobierno no quería permitir que hubiera un mandato democrático y en el que jamas habría elecciones».

La corrupción imperante en el país ha tenido como presea las instituciones estatales, desde el seguro social hasta el sistema de pensiones, dejando como única reserva el territorio nacional, el que pretenden subastar al capital extranjero bajo la modalidad de las ZEDE, sacadas a relucir a última hora como tabla de salvación del país, a través de la imaginaria creación masiva de empleos.

El golpe al poder judicial orquestado por Juan Hernández desde la presidencia del Congreso Nacional ha traído enormes réditos para el que pretende el TSE declarar como ganador de las elecciones, culminado así el ciclo de golpes en Honduras y creando de esta forma una dictadura de corbata al estilo de las tiranías Centroafricanas.

La pseudo democracia que existía en Honduras desapareció como por arte de magia desde el 2009, contando con el apoyo irrestricto de la administración Clinton-Obama, y ahora con el gobierno de ultraderecha de Donald Trump. La certificación en materia de derechos humanos por parte de los Estados Unidos a la administración de Juan Hernández, emitida por el Secretario de Estado Rex Tillerson, el pasado noviembre 28, se puede interpretar como un espaldarazo al fraude perpetrado, y a la política de mano dura, dirigida más que todo contra el movimiento social y la oposición a las nuevas formas de gobernanza promovidas por los libertarios de ultraderecha estadounidense bajo la fachada de las ciudades modelo.

Es de temer que el apadrinamiento del actual régimen por parte de Tillerson es obra y gracia de la enorme influencia que ejerce el General Jhon Kelly, actual jefe de personal de la Casa Blanca, el que durante años fue el militar a cargo del Comando Sur, desde donde tuvo conocimiento de primera mano sobre la infiltración del crimen organizado en las estructuras de poder en los organismos de seguridad, sistema judicial y político del país.

En los últimos meses, el gobierno de Honduras y medios internacionales de prensa han vendido la noción del éxito de Juan Hernández en relación al descenso de la criminalidad, dando lugar a convertir lo que debería ser normal en extraordinario. Si bien hay un descenso de la criminalidad, es fruto no de las políticas represivas sino del desmantelamiento de las estructuras del crimen organizado como producto de las presiones de la justicia estadounidense y las extradicciones efectuadas a regañadientes por parte de Honduras.

Es imposible desconocer que el actual régimen se encuentra asociado al de su predecesor Porfirio Lobo. Basta recordar que el gobierno de Honduras fue indirectamente sindicado por la Corte del Distrito Sur de Nueva York al emitir la sentencia en relación al caso de Fabio Porfirio Lobo, condenado por narcotráfico. El comunicado señalo la participación directa de funcionarios estatales en las redes de narcotráfico.

Es obvio que la situación actual que enfrenta Honduras, donde se esta arrebatando el derecho del pueblo a elegir sus autoridades mediante el sufragio electoral, constituye una receta para todos los países de Latinoamérica. El pueblo hondureño continua luchando y movilizándose contra esos resultados que pretende declarar el Tribunal Supremo Electoral, se contabilizan alrededor de 6 muertos y decenas de heridos por la crisis.

En las manos del pueblo hondureño se encuentra el futuro de América Latina, si se destruyen los procesos electorales como la columna vertebral de la » Democracia», a los pueblos nos toca construir un modelo incluyente, respetuoso de los derechos humanos, que combata la corrupción y sobre todo que genere calidad de vida para todos y todas.

Organización Fraternal Negra Hondureña, OFRANEH

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.