El arresto de 19 hombres, acusados por la policía de una conspiración para detonar aviones en vuelo de Londres a Estados Unidos, echó una sombra de sospecha sobre toda la comunidad musulmana de Gran Bretaña.
La dramáticamente difundida información sobre la caída de la supuesta red terrorista llevó a la cancelación de numerosos vuelos comerciales el jueves. Muchos aún no habían partido del aeropuerto este viernes. A los pasajeros se les restringió al mínimo el equipaje de mano a bordo.
El alcance de las medidas de seguridad acaparó el espacio de los medios de prensa, al tiempo que caían nuevas sospechas sobre los dos millones de musulmanes que viven en este país de 59 millones de habitantes.
Los conspiradores fueron detenidos en High Wycombe, cerca de Londres, y en Birmingham, unos 160 kilómetros al norte de la capital. La mayoría de las redadas se registraron en zonas musulmanas de clase media.
Pocos días antes de los arrestos, el policía musulmán de mayor rango en Gran Bretaña, Tarique Ghafur, advirtió que los jóvenes de comunidad se sentían acosados por las fuerzas de seguridad a raíz de investigaciones por supuestas actividades terroristas..
Ghafur dijo en una reunión de la Asociación de Policías Negros que los musulmanes eran con frecuencia detenidos y registrados al amparo de las leyes que determinaron nuevas facultades para los agentes. Esos registros «se basan más en la apariencia física que en el trabajo de inteligencia», afirmó.
«Los jóvenes nos dicen todo el tiempo que no los respetan, no los tratan con dignidad, que los tratan de ‘paki'», término peyorativo en Gran Bretaña para los pakistaníes, dijo a IPS el líder del comunitario Instituto Musulmán, Ghiyasuddin Siddiqui.
«Nuestros muchachos tienen pasaporte británico, pero ¿de qué les sirve si son tratados así?», agregó.
Muchos musulmanes tienen dudas de que la policía tenga evidencias suficientes para el arresto de los 19 supuestos conspiradores.
«Primero los arrestaron, y sólo después nos dicen que comenzaron a buscar evidencias», sostuvo Siddiqui. «De todos modos, la publicidad ha sido perjudicial.»
Miembros de la comunidad recordaron que un musulmán de 23 años recibió un tiro en el pecho en una redada policial en su vivienda, en el este de Londres, en junio. El joven era sospechoso de la fabricación de explosivos.
Un registro realizado durante cuatro días por 250 policías armados dentro de la casa terminó sin constatar nada.
«Quién sabe lo que la policía encontró en esas casas», dijo a IPS Sultan Miah, dirigente del gobernante Partido Laborista en Walthamstow, barrio del este de Londres, donde se realizaron 11 de los 19 arrestos.
«Están hablando de explosivos líquidos. Tendrán que mostrarnos lo que encuentren. No sabemos nada, nadie en nuestro barrio o en nuestra mezquita sabe nada. Y aun así nos ven a todos como si fuéramos terroristas. Los medios son especialmente perversos», se lamentó Miah.
Los musulmanes están a la defensiva desde los atentados del 7 de julio de 2005, cuando cuatro jóvenes suicidas mataron a otras 52 personas. El aniversario de ese luctuoso hecho desató el mes pasado controversias que tienen eje en la comunidad musulmana local.
Una encuesta difundida por el diario The Times indica que más de uno de cada 10 musulmanes entrevistados creen que los terroristas que se inmolaron el 7 de julio deben ser considerados «mártires». Eso representaría que unas 200.000 personas piensan así.. «Justo cuando comenzamos a recuperarnos del 7 de julio, ese informe sembró nuevas sospechas en la cabeza de la gente», dijo Miah. «Y ahora llegan estas noticias de la conspiración. La vida de los musulmanes se está volviendo muy, muy difícil en Gran Bretaña.»
Pocos dudan que la gran mayoría de los musulmanes en Gran Bretaña se oponen al terrorismo, pero la minoría que, en el mejor de los casos, simpatiza con los medios violentos parece ser bastante significativa, como sugiere e estudio de The Times y, ahora, los informes policiales sobre l supuesta conspiración.
El prejuicio contra toda la comunidad es creciente, lo cual, a su vez, es usado por organizaciones terroristas para reclutar jóvenes, según dirigentes musulmanes.
«Los jihadis (defensores de la guerra santa, o jihad) logran convencer a muchos jóvenes de que la guerra contra el terrorismo es una guerra contra el Islam», explicó Siddiqui.
«Eso afecta a todos, aun aquellos que son pacíficos y que quieren vivir en paz. Durante mucho tiempo, muchos musulmanes comenzaron a salir del gueto, y todo esto los está trayendo de vuelta», agregó.
Las últimas noticias emiten otro mensaje: que muchos otros conspiradores están preparados para inmolarse en misiones terroristas suicidas.
La policía se lanzó al reclutamiento de agentes de inteligencia para vigilar grupos sospechosos de terrorismo. Las frencuentes operaciones de búsqueda, lejos de lograr su objetivo, podrían estar provocando más hostilidad, según expertos.
«Sólo podemos esperar que la cordura prevalezca. El tipo de prejuicios que se están consolidando llevan a cada vez más y más jóvenes musulmanes a pensar que son vistos como terroristas. Eso será muy dañino para la comunidad», concluyó.