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Grecia abocada al infierno, gracias a la gestión fallida de la crisis por la UE

Fuentes: The Guardian

¿Acabará la crisis de la eurozona por generar una fractura? Esta posibilidad está ganando peso por varias razones. En primer lugar, el Banco Central Europeo ha mantenido a flote los bancos mediante la inyección de mil millones de dólares en liquidez, desde el pasado mes de diciembre. En segundo lugar, se ha reestructurado la deuda […]

¿Acabará la crisis de la eurozona por generar una fractura? Esta posibilidad está ganando peso por varias razones. En primer lugar, el Banco Central Europeo ha mantenido a flote los bancos mediante la inyección de mil millones de dólares en liquidez, desde el pasado mes de diciembre. En segundo lugar, se ha reestructurado la deuda griega y se ha acordado un nuevo rescate, evitando un default caótico. En términos más generales, las nuevas reglas de disciplina fiscal se han acordado para mantener a los «irresponsables» países periféricos bajo control.

La respuesta de los mercados financieros ha sido positiva. La tasa de interés diferencial de los bonos de Italia y el Estado español ha disminuido notablemente. Los mercados de valores han ido en aumento, incluso en Nueva York. E incluso, algunos bonos griegos han sido revalorizados por las difamadas agencias de calificación.

Desafortunadamente, la realidad es algo más compleja. Tomemos la reestructuración de la deuda griega. Cuando la crisis estalló en 2010, Grecia tenía 300 mil millones de euros de deuda, mayormente en posesión de acreedores privados y sometida a la legislación griega. El impago hubiera representado un ejercicio doloroso pero muy sencillo, que hubiera puesto al país de nuevo en pie. En cambio, los costosos préstamos avanzados por la UE para evitar el rescate han impuesto una feroz austeridad y han generado la peor depresión en la historia griega. El resultado fue que, a principios de 2012, la deuda griega se elevó a 370 mil millones de euros. De estos, sin embargo, sólo alrededor de 200 mil millones de euros se mantuvieron en manos privadas. En menos de dos años, la UE había atenazado a Grecia con una deuda oficial masiva, gran parte de la cual había sido utilizada para amortizar la antigua deuda en beneficio de los grandes acreedores.

La reestructuración de marzo permitió al resto de los grandes acreedores privados sufrir el menor daño posible. Los prestamistas entregaron los bonos de mala calidad y recibieron nuevos bonos con un valor más bajo, más una cantidad significativa de dinero en efectivo. Dado que los grandes bancos extranjeros ya habían cancelado grandes volúmenes de bonos griegos, no han resultado fuertemente afectados. Los bancos griegos afrontaron las mayores pérdidas, pero el Estado griego ha aceptado generosamente prestarles 50 mil millones de euros para recapitalizarlos. El verdadero daño se inflige a los fondos de pensiones y tenedores de bonos pequeños, sobre todo en Grecia, donde las pérdidas han sido devastadoras.

Si los préstamos recientes por parte del Estado griego para financiar la operación se tienen en cuenta, la reducción real de la deuda griega en 2012 será inferior al 10%. Peor aún, la deuda griega se convertirá en gran medida en oficial y se regirá por la ley británica. Más de 40 mil millones de euros se adeudarán al FMI, que tiene absoluta prioridad en el repago.

La política de la UE ha tenido éxito en la transformación de un problema de deuda entre el Estado y sus acreedores privados en un problema de deuda entre los Estados y las organizaciones bilaterales. Cuando la reestructuración vuelva a decir «aquí estoy yo», habrá importantes tensiones entre Grecia, la UE y el FMI. Irlanda y Portugal, que casi seguro necesitarán reestructurar su deuda en el futuro, harían bien en evitar el camino de Grecia de canjear deuda privada por oficial.

Y hay aún más lecciones para la periferia de la eurozona del desastre que se desarrolla en Grecia. El nuevo programa de rescate promete crecimiento por medio de hundir los salarios y liberalizar la economía. Sin embargo, mientras que Alemania mantenga sus propios salarios estancados, ningún país de la eurozona puede, de manera significativa, ganar competitividad mediante la reducción de salarios. En cuanto a la liberalización, podría haber sido más convincente si se aplicara realmente a las estructuras monopólicas que hacen que suban los precios de los alimentos y otros bienes en Grecia. En su lugar, el plan es la liberalización de las operaciones de los médicos, topógrafos, estaciones de servicio, guías turísticos y peluqueros.

Grecia se encamina a un estancamiento, pero incluso eso parecerá deseable comparado con el infierno al que se verá abocado el país en 2012-13. En medio de una depresión sin precedentes, el gobierno solo se preocupa de los superávits presupuestarios, de modo que habrá recortes sustanciales en la inversión y el consumo. Las perspectivas de la economía y la sociedad son catastróficas.

Es difícil de creer que el pueblo griego vaya a dar su consentimiento al suicidio nacional, cualesquiera que sean las obsesiones de la élite griega. El problema es, sin embargo, que las opciones más sensatas para hacer frente a la crisis griega se han ido bloqueando durante los últimos dos años. El giro hacia la izquierda que necesita el país es el de la agitación social que conduzca al default y la salida de la eurozona. Esto llevaría inevitablemente a una gran inestabilidad política tanto en Grecia como en Europa.

La UE se ha negado a hacer frente a la crisis de la eurozona a través de medidas radicales como la cancelación de la deuda y la reorganización total de la unión monetaria. En cambio, ha consentido a los bancos y ha impuesto una severa austeridad. Así, la crisis ha llegado a una fase más compleja y peligrosa que tendrá de nuevo en Grecia su primer episodio.

Fuente original: www.enlucha.org)

http://enlucha.org/site/?q=node/17043