El diccionario define al ARDID como el artificio empleado para el logro de algún intento. Son sinónimos: astucia y estratagema. Transcurridos dos años, desde el primer proyecto cubano en la CDH, se confirma que la reciente reacción europea sobre el limbo jurídico de los detenidos en la Base ilegal de Guantánamo, no representa necesariamente una […]
El diccionario define al ARDID como el artificio empleado para el logro de algún intento. Son sinónimos: astucia y estratagema. Transcurridos dos años, desde el primer proyecto cubano en la CDH, se confirma que la reciente reacción europea sobre el limbo jurídico de los detenidos en la Base ilegal de Guantánamo, no representa necesariamente una toma de conciencia sobre su realidad, sino probablemente un ardid para compensar las acusaciones que se avecinan contra Estados Unidos y sus principales aliados en la próxima 62 Conferencia ginebrina sobre los Derechos Humanos.
El pasado 7 de febrero el Parlamento Europeo aprobó una resolución, en un ejercicio asociado a la próxima Conferencia de la CDH, ante la que pretende salvar su imagen política. El documento contó con la aprobación de los dos partidos mayoritarios de la Eurocámara, bajo el errático título de «Condición de los presos políticos en Guantánamo». El primer error radica en que los europeos contradicen sus propias consideraciones y exigencias a los demás Estados en el sentido de que nadie puede ser detenido o encausado debido a sus ideas políticas o religión. ¿Y entonces cómo pretenden justificar la existencia de «presos políticos» en Guantánamo? En el Derecho comunitario, en la Convención Europea sobre Derechos Humanos y en el proyecto de Tratado Constitucional subrayan este postulado, que viola la propia Resolución. He aquí el primer error.
Al profundizar sobre los enunciados de la citada Resolución, aflora su avieso objetivo: utilizarla para censurar a Cuba y plasmar una irrelevante oposición a lo que sucede en Guantánamo, que no dañe sus relaciones con los Estados Unidos. La esencia del documento es indudable: diecinueve párrafos dedicados a justificar las motivaciones para el mantenimiento de la Posición Común de la Unión Europea respecto a Cuba, a censurar la «persecución a los derechos humanos, maltratos, detención a parlamentarios y periodistas europeos, la disidencia», etc, Se advierte la previsible intención de abonar el terreno para una nueva acusación anticubana, junto a los Estados Unidos, en la CDH. Hay una minúscula alusión al «embargo» contraproducente-nunca lo consideran bloqueo-y una mención a Guantánamo.
Esta última señala: «El Parlamento confirmó su solidaridad con los Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo, pero expresó su preocupación ante las condiciones de detención de los prisioneros detenidos en Afganistán en la base estadounidense de Guantánamo». (Al menos reconocen que no es cubana)…En la base naval siguen detenidos cientos de presos, lo que supone una violación de los más elementales derechos humanos …El Parlamento considera que estos presos no responden exactamente a las definiciones de los Convenios de Ginebra. Y que las normas que en éstos se definen deberán revisarse con el fin de hacer frente a situaciones nuevas generadas por el desarrollo del terrorismo.. (Aquí se avizora la intención de los Estados imperialistas, o sea, que las normas aprobadas por el Derecho Internacional Humanitario son obsoletas. Para norteamericanos y europeos no se trata de cumplirlas, sino de sustituirlas, para adecuarlas a sus intereses). Y finaliza: «el Parlamento invitó, por lo tanto, a las Naciones Unidas y a su Consejo de Seguridad a adoptar una resolución con miras a la instauración de un tribunal competente para las cuestiones relacionadas con Afganistán y cuyo objetivo sea esclarecer el estatuto jurídico de los presos». .
El informe de cinco relatores de las Naciones Unidas, presentado como documento 62.4-2006-6 para su debate durante la 62ª Sesión de Ginebra-a menos que sea bloqueado por los Estados desarrollados-no es tan lisonjero para éstos. De ahí la reacción en cadena y el apresuramiento de algunos políticos europeos en aludir a Guantánamo, precisamente ahora. El documento excede la situación de los detenidos en Guantánamo y aborda problemas que los gobiernos norteamericano y europeos enfrentan actualmente. Varias menciones les atañen directamente:
- Prohibición de la tortura como práctica y, de lugares secretos de detención.
- Observa que un creciente número de gobiernos, desde el 11 de septiembre y otros ataques terroristas han adoptado como absolutamente natural eliminar la prohibición de la tortura y adoptan castigos como ésta para extraer información.
- El ejercicio desproporcionado de los poderes policiales contra víctimas indefensas.
- Recuerda la vigencia de las convenciones sobre la tortura
Es obvio el rechazo del gobierno norteamericano al Informe de los Relatores y a la aprobación del Informe de los relatores por el Secretario General de Naciones Unidas. Se destacan por su negativismo el Presidente Bush y el Secretario de Defensa, quienes justifican en todo momento la validez de Guantánamo.
Llama la atención las repentinas declaraciones de varios gobernantes comunitarios, cuyo silencio coadyuvó a esconder el infierno denunciado por Cuba. Ninguno de ellos esconde sus relaciones con el gobierno de Estados Unidos, principal violador del Derecho Internacional Humanitario y de los Derechos Humanos en Guantánamo, Abu Ghraib y en las cárceles secretas instauradas por la CIA en varios Estados europeos y «otros oscuros rincones del mundo».
No es de esperar que el Primer Ministro británico se oponga al Terrorismo de Estado que prolifera en los dos últimos siglos. Sin embargo, ahora Tony Blair declara que «siempre dijo que Guantánamo era una anomalía de la que habría que ocuparse de un momento a otro». Y su Ministro del Foreign Office asevera que «Estados Unidos no tiene la intención de mantener un gulag en Guantánamo». Peter Hain, el Ministro para Irlanda del Norte «preferiría que ese centro no existiese» y «que fuera cerrado» y defendió al gobernante laborista «quien nunca estuvo a favor de la creación del centro».
El Viceprimer Ministro y Titular de Exteriores italiano, Gianfranco Fini repitió que «es una anomalía y debe superarse…. no hay sombra de duda de que la lucha contra el terrorismo debe hacerse con todos los medios, pero el límite es el respeto a la dignidad humana». El Comunicado de la Cancillería italiana alega que «el deber de salvaguardar los derechos y la dignidad humana había sido comunicado en varias ocasiones a las autoridades estadounidenses».
La eurodiputada española del Partido Socialista Europeo, Elena Valenciano, considerada la principal promotora de la reciente Resolución del Parlamento Europeo, «lamentó que la Casa Blanca haya ignorado la Resolución que solicita la clausura de la Base».
En Berlín, Karsten Voigt, socialdemócrata y coordinador en el Ministerio Federal para las relaciones con los Estados Unidos consideró que «iría en el propio interés de éstos cerrar Guantánamo lo más pronto posible, en realidad inmediatamente… El centro de detención en Cuba es, en cualquier caso, incompatible con las normas de derecho vigentes en Europa, pero la decisión debe venir directamente de los Estados Unidos y no puede ser impuesta desde fuera». A tono con las circunstancias, el Festival de Berlín acaba de otorgar el Oso de Plata al director de la película «El camino de Guantánamo» que plasma los costos morales de la guerra contra el terrorismo internacional».
Resultan interesantes las declaraciones a la prensa de los Embajadores del Grupo de los Tres en Washington, de quienes la prensa comenta que suscribieron el llamado de la ONU para cerrar la Base. El francés calificó a Guantánamo «como una vergüenza y por eso hay que solucionarlo de una forma u otra». El alemán: «cuanto antes se cierre, mejor será para la imagen de Estados Unidos como líder militar, político y moral del mundo». Y el británico: «resulta difícil delinear sus obligaciones como gobierno para la seguridad y la salvaguarda de las libertades, pero obviamente, es una anomalía»…
En el marco extracomunitario, el Ministerio de Exteriores suizo destacó que «el Derecho Internacional Público es aplicable también en la lucha importante y difícil que la comunidad internacional lleva adelante contra el terrorismo y recordó las reglas del Derecho Internacional Humanitario, a la vez que reveló un memorando del pasado junio donde «llamaba la atención a Estados Unidos sobre el status jurídico y la detención prolongada sin protección legal».
El arzobispo de York, John Sentamu, segundo en jerarquía de la iglesia anglicana, solicitó el «cierre inmediato y acusó a Estados Unidos de quebrantar la ley internacional y que se aplique el habeas corpus que los obligue a llevar a los detenidos ante la justicia».
Prosperen o no las alusiones erráticas a Guantánamo en la Resolución del Parlamento Europeo y la denuncia en el documento de los relatores de ONU sobre Guantánamo durante la 62ª Sesión de la CDH, es previsible que finalmente la situación de los detenidos en Guantánamo no pueda permanecer eternamente en el limbo jurídico. Después de cuatro años durante los cuales Guantánamo se convirtió en la máxima expresión del terrorismo de Estado de este siglo, no se descarta que los europeos-fieles a su alianza con los Estados Unidos, se vean ante el dilema: Ser o no ser.
En la 62ª sesión de la CDH habrá, como de costumbre, condenas a los subdesarrollados-los denominados «otros Estados»-pero en 2006 el escenario se avizora más complejo para los poderosos. Faltan algunas batallas por librar, antes de que Estados Unidos y Europa arremetan con su proyecto de sustituir la Comisión de Derechos Humanos por un Consejo elitista, semejante al actual Consejo de Seguridad de la ONU.
Aún está latente el escándalo sobre las cárceles y los vuelos secretos en la «lucha contra el terrorismo». También se escucharán otras voces que deseen discutir varios proyectos de temas donde los europeos muestran «tejado de vidrio». Entre éstos se encuentran: la lucha contra la difamación religiosa (aún están frescas las caricaturas antislámicas); la igualdad racial; las formas de racismo, discriminación racial, xenofobia y tolerancia relativas; la situación de los musulmanes y los pueblos árabes en varias partes del mundo; la libertad de religión y de creencias; la detención arbitraria y el reporte sobre el cumplimiento de la Convención sobre la tortura y otros tratos, crueles, inhumanos o degradantes.
Resulta evidente, que los más recientes pronunciamientos europeos, incluida la Resolución del Parlamento de la UE, no constituyen el reconocimiento al limbo y la injusticia prolongados en Guantánamo. Al parecer (y ojalá fuera así) Europa se apresta a contrarrestar las múltiples transgresiones del Derecho Internacional que ha cometido debido a sus propias contradicciones sociales y a la alianza con los Estados Unidos en la llamada batalla contra el terrorismo.
Las cárceles secretas, el ejercicio policial desmedido, la xenofobia y la discriminación étnica y religiosa sitúa, esta vez, a los europeos en una posición incómoda ante la próxima Conferencia, a la que sólo conciben como un foro para atacar a los Estados menos desarrollados. El trasfondo de sus pronunciamientos más recientes es sólo un ARDID, porque no llegan a reconocer la condición del limbo en que realmente se ha convertido la base norteamericana ubicada ilegalmente en territorio cubano.