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Guyana y Surinam están en el sur

Fuentes: Revista Debate

La Unasur tiene el desafío de incorporar a estos dos países a fin de que las diferencias no se conviertan en un obstáculo para la integración regional. La colonización de América Latina y el Caribe tuvo a España como punta de lanza de la expansión europea. En ese proceso la principal potencia colonial se enfrentó […]

La Unasur tiene el desafío de incorporar a estos dos países a fin de que las diferencias no se conviertan en un obstáculo para la integración regional.

La colonización de América Latina y el Caribe tuvo a España como punta de lanza de la expansión europea. En ese proceso la principal potencia colonial se enfrentó a los británicos, franceses y portugueses que también pugnaban por conquistar un espacio en la región. Es así que encontramos un conjunto de países donde se habla inglés, francés, en menor medida el neerlandés y el portugués. El proceso de descolonización formal no concluyó, tal cual puede apreciarse en el Caribe, donde algunas islas todavía están ligadas a sus metrópolis europeas, sin mencionar el caso especial de Puerto Rico. En América del Sur existe un caso paradigmático; sobre el Atlántico, enclavadas entre Venezuela y Brasil, están las «tres guayanas», territorios conquistados por Inglaterra, Francia y los Países Bajos. La antigua colonia británica se independizó en 1966 y ahora es Guyana, la ex colonia holandesa se convirtió en Surinam en 1975, mientras que el territorio más pequeño de las tres guayanas todavía es parte de Francia.

El hecho de que los tres territorios no fueran conquistados por España o Portugal les confiere a las guayanas una identidad particular (y tres diferentes) del resto de América del Sur. Si bien geográficamente pertenecen a la región, histórica y culturalmente han estado muy alejadas y sus centros de referencia siguen siendo Londres, París y Amsterdam, con los que tienen estrechos vínculos materiales y culturales. Como simple prueba basta consignar que la línea aérea de Surinam tiene más vuelos semanales a Amsterdam cruzando el Atlántico que a la ciudad brasileña de Belém o a su vecina Guyana.

La creación de la Unasur produjo un cambio en la relación entre Surinam y Guyana y los otros diez países de la región. Por primera vez se plantea sumarlos a un proyecto regional que los incluya a sabiendas de las diferencias históricas y lingüísticas, estas últimas un escollo no menor. Esto no es sencillo pues tampoco el resto de América del Sur los tiene incorporados en su inconsciente colectivo, como si fueran ajenos al continente. Claro que vale la pena preguntarse qué hace que un país adhiera a tal o cual bloque regional o si alcanza con la ubicación geográfica para una definición política. Desde ya que fue -y es- el proyecto político y económico de las clases dominantes lo que determina una pertenencia, ya que si fuera por la población originaria nunca se habría establecido ningún vínculo con Europa. Sin embargo, no es menos cierto que la población originaria en ambos países -como en tantos otros- además de reducirse no suele tener acceso a las esferas del poder y son los herederos de los colonizadores los que aún mantienen los estrechos vínculos con las antiguas metrópolis.

El desafío, en este caso, es que la Unasur los incorpore brindándoles un marco de referencia que exceda lo geográfico y que las diferencias no se conviertan en un obstáculo para la integración regional.

Fuente: http://www.revistadebate.com.ar/?p=3846