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Entrevista a François Sabado (de la dirección del NPA)

Hacia una revuelta de izquierdas

Fuentes: Viento Sur

¿Puedes decirnos cómo caracterizas la situación social y política actual, tras más de un año de la elección de François Hollande, cuando ruge la revuelta social pero la derecha ultra y la extrema derecha ocupan la calle? La situación actual es deplorable. Como trasfondo está la crisis sistémica europea que, en su estela, arrastra al […]

¿Puedes decirnos cómo caracterizas la situación social y política actual, tras más de un año de la elección de François Hollande, cuando ruge la revuelta social pero la derecha ultra y la extrema derecha ocupan la calle?

La situación actual es deplorable. Como trasfondo está la crisis sistémica europea que, en su estela, arrastra al movimiento social. La crisis habría podido suscitar reacciones anticapitalistas pero, sin embargo, tira del movimiento obrero hacia abajo. Hay resistencia, explosiones sociales, pero la traducción política de esas luchas, la construcción de proyectos, de correlación de fuerzas, de organizaciones antagónicas, sigue siendo débil. Hay cosas que dan ánimo, pero muy por debajo de los desafíos del período en términos de precarización del empleo y de desmantelamiento de los servicios públicos y de la Seguridad Social.

Los socialdemócratas no han dado un giro keynesiano en respuesta a la gravedad de la crisis, muy al contrario: sigue anclado en la política neoliberal. La situación en Francia es un tanto particular: desde hace decenios, la burguesía se ha esforzado por no colocar todos los huevos en la misma cesta. El PS se ha convertido en el agente directo del capital, no hay ningún sector de izquierdas significativo en su seno y sus responsables están todos ligados al aparato y a las prebendas del Estado, pero sigue siendo útil como ficción de una alternancia izquierda-derecha. En Italia, esta ficción ha desaparecido; en Alemania, el SPD gobierna con la derecha, lo que no es posible en Francia a causa de la V República.

¿Puedes analizar la crisis del Frente de Izquierdas (FG) y el ascenso de la extrema derecha?

El aplanamiento total del PS plantea un problema al PCF: Hollande ya no puede aparentar un cambio que permita apoyar su gobierno; al mismo tiempo, las municipalidades siguen siendo un punto de anclaje esencial para el PCF (10.000 electos/as, con de 1000 a 1500 alcaldes y tenientes de alcalde), lo que explica su opción por listas comunes con el PS, en particular en París.

Mélenchon (Parti de Gauche) ha optado por otra alternativa. Quiere reconstruir la socialdemocracia de la que salió. Para ello, debe destruir al PS. De ahí su «radicalidad». Pero su concepción global, es la fusión de la Nación, la República y el Estado; se ve como un «bolivariano» europeo. Sin embargo, lo que puede ser progresista en un país dominado de América Latina, no lo es necesariamente en Francia, cuando se apoyan las intervenciones militares en África, su potencia nuclear y su imperialismo. Políticamente, manifiesta estar por construir una oposición de izquierdas y podemos converger, pero tenemos divergencias programáticas y estratégicas. Hoy, su proyecto tiene dificultades y una parte de la gente que había creído en él comienza a dudar…

Mientras la desorientación aumenta frente a la ausencia de alternativa social y política de izquierdas, la derecha ultra y la extrema derecha ocupan el terreno. Se ha formado un movimiento político-social alrededor de oposición al matrimonio homosexual, que reúne al imaginario contrarrevolucionario, anti Dreyfus, colonial, pro Vichy, etc., si bien no se corresponde exclusivamente con los aparatos de los partidos ultras. Paralelamente, la extrema derecha abreva en las tradiciones de las ligas fascistizantes de entreguerras. Vivimos unos «años 30 al ralentí», aún cuando la burguesía francesa defiende la globalización capitalista y la integración mundial. Sin embargo, no está excluido un «accidente» político.

De acuerdo, es difícil. Pero ¿cuál es el camino para reconstruir un protagonismo político de izquierdas, anclado en el movimiento social, frente a la alternancia de la derecha y del PS?

Hay que partir del movimiento real; es lo que se dió en Bretaña (masivas movilizaciones contra un eco-impuesto, que crearon mucha polémica en toda la izquierda social y política porque también estaban apoyadas por la patronal, que hicieron recular al gobierno y contra las que Mélanchon tuvo una actitud despectiva y en la que NPA -junto a empresas en lucha, secciones sindicales, etc.- impulsó un polo obrero». Nde) , como comprendieron nuestros compañeros allí. No se puede generalizar esa experiencia a nivel nacional, pero la idea de un polo obrero independiente, para diferenciarse de los patronos que participaban en el movimiento, era correca. Cuando hay luchas que desbordan el movimiento sindical o se desarrollan paralelas a éste, no hay que dudar en apoyarlas, incluso si resultan ambiguas y complicadas. En el plano político, lo que está en juego es hacer converger a todos los quese oponen a la política del gobierno en la izquierda. Ya se ha hecho de cara a las elecciones municipales en las que el NPA participa en cerca de un centenar de listas, la mayoría de las cuales son unitarias (con diferentes componentes, del FdG, verdes antiausteridad, grupos locales, etc.).

La idea de Besancenot de un fin de semana de movilización de izquierdas va en el mismo sentido: apoyarse en el hartazgo de ver a la derecha ocupar la calle para retomar la iniciativa y dirigirse a todas las personas que están dispuestas a ello para prepararlo en común. El 17 de febrero, Mélenchon aceptó así firmar un llamamiento conjunto con el NPA para una gran manifestación nacional, probablemente el fin de semana de los días 12-13 de abril, al que el PCF se ha sumado, aún cuando privilegiaba una operación electoral de las listas del Partido de Izquierda Europeo en París, con el griego Alexis Tsipras (Syriza). Se trata de una respuesta a la política de austeridad del gobierno y a las jornadas de la cólera de la derecha ultra. Proponemos combinar radicalidad social y perspectiva política unitaria, lo que no quiere decir sumarse al FdG, subordinándose al PCF y al Partido de Izquierdas (PG), y a su actual parálisis mutua.

El NPA tiene dificultades, lo que no es un secreto para nadie, pero estamos presentes y tenemos capacidad de iniciativa política, incluso en los medios, en particular gracias a Besancenot. Esto parece también cierto en el plano electoral, puesto que los sondeos nos dan un 4% en las europeas, contra el 8-9% para el FdG.

Entrevista que aparecerá en el próximo número de la revista de solidatiréS (Suiza)

Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR

Fuente: http://vientosur.info/spip.php?article8784