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Francisco Louça, Nacho Álvarez y Ozlem Onaram debaten sobre alternativas al sistema monetario en las jornadas del plan B

¿Hay márgenes de maniobra en la eurozona?

Fuentes: Rebelión

Parlamentos como el de Portugal, país gobernado actualmente por una «alianza de izquierdas» (Partido Socialista, Partido Comunista y Bloco d’Esquerda) cuenta con algún margen para discutir medidas «progresistas» sin romper con la eurozona. La cuestión es si caben, a medio y largo plazo, iniciativas que promuevan el crecimiento económico y el empleo sin romper con […]

Parlamentos como el de Portugal, país gobernado actualmente por una «alianza de izquierdas» (Partido Socialista, Partido Comunista y Bloco d’Esquerda) cuenta con algún margen para discutir medidas «progresistas» sin romper con la eurozona. La cuestión es si caben, a medio y largo plazo, iniciativas que promuevan el crecimiento económico y el empleo sin romper con el corsé del euro. Lo niega categóricamente el economista y miembro del Bloco d’Esquerda, Francisco Louça. «No es posible», zanja. Y se basa en uno de los principios fundacionales de la moneda única europea: la libertad para la circulación de capitales.

En muchas ocasiones los economistas se enzarzan en ásperas discusiones de carácter técnico sobre la moneda: como reserva de valor, como unidad de cuenta… En las jornadas por un Plan B contra la austeridad y por una Europa democrática, celebradas en Madrid entre el 19 y el 21 de febrero, Louça ha destacado el poder simbólico y político de las monedas, entre economías (a escala internacional) y dentro de cada país. Los economistas de izquierda polemizan sobre la libre circulación de capitales en un marco concreto, el de la desregulación financiera, pero optar por la libertad de circulación es también una forma de regulación, sostiene el miembro del Bloco d’Esquerda en un taller sobre alternativas al sistema bancario y monetario. «No es posible tener democracia con libre circulación de capitales», asevera.

Instituciones como el FMI o el Banco Mundial son poderes que garantizan esta regulación, es más, el euro es la forma monetaria de organizar la libre circulación de capitales. Francisco Louça señala la primera condición para poder llevar a término políticas progresistas, que generen empleo y permitan una distribución de la renta: que el estado pueda controlar los capitales. Ciertamente, hay algún margen para aplicar políticas fiscales redistributivas, pero éstas se verían amenazadas y no surtirían efecto debido a la actuación de los agentes que controlan la transferencia de dinero. «Es el problema más importante hoy», afirma. De hecho, este libre tránsito ha generado la independencia del poder económico respecto del político.

Se plantean dentro del campo progresista medidas como la «reestructuración» de la deuda o la creación de una banca pública. Pero «si la gestión y supervisión de los bancos nacionales está en manos del BCE, estos se hallan maniatados». No obstante, señala el economista del Bloco d’Esquerda, «no hay posibilidades de política distributiva sin una banca pública, por el hecho de que ésta es un mecanismo de control de capitales». También ha defendido la soberanía monetaria: «Un país sin moneda propia no es una democracia». «El estado ha de tener moneda», agrega. Sin embargo, una disolución del euro puede resultar hoy «peligrosa», dado que un tercio de las reservas mundiales de divisas están referenciadas en la moneda europea.

Como en otras reuniones del Plan B celebradas en el Centro Cultural Matadero de Madrid, las imposiciones de la Troika a Grecia y las renuncias de Syriza han motivado reflexiones. A juicio de Francisco Louça, «el gran problema fue que Tsipras no contaba con un plan alternativo para presionar a los acreedores, ni una vía de salida por si la negociación no daba resultados». Mientras, en Portugal continúan las imposiciones de la Troika. Louça pone el ejemplo de Banif (séptimo banco de Portugal), que tras un «rescate» estatal y una inyección de capital público de 3.000 millones de euros, fue vendido al Banco Santander por 150 millones de euros. En pocos días la entidad presidida por Ana Patricia Botín se anotó por la operación unos beneficios del 190%, explica el economista.

¿Crecimiento o decrecimiento? En el estado español, con 4,7 millones de desempleados (20,9% de la población activa), «necesitamos crecer», asegura el responsable del área económica de Podemos, Nacho Álvarez, en el taller «El sistema bancario y monetario, ¿hay alternativas?» La cuestión esencial es la forma que adquiere el crecimiento económico. «Cuando en Podemos planteamos una expansión fiscal no es a partir de otra burbuja inmobiliaria, sino mediante el desarrollo de los servicios sociales, la reversión de los recortes en sanidad y educación, y un cambio en el modelo energético que implique la reducción en las emisiones de CO2; el proceso de descarbonización energética nunca lo impulsará el sector privado», explica el profesor del departamento de Economía Aplicada en la Universidad de Valladolid. Preguntado por las medidas que algunos economistas denominan de «represión financiera», por ejemplo, forzar a la banca privada a que compre la deuda pública de un país, opina que puede considerarse, pero también se corre el riesgo de una mayor presión por parte de los mercados internacionales.

En una tribuna publicada el 23 de febrero en el diario El País («Las cuentas sí cuadran»), el secretario de Economía de Podemos cuantifica el impulso fiscal propuesto por esta formación en 24.000 millones de euros anuales (96.000 millones de euros al final de la legislatura), lo que implica un ritmo en el incremento de gasto parecido al de la economía española en el periodo 2000-2008. Álvarez detalla que «bandas» mayores y ritmos más lentos en la reducción del déficit público, en concreto, retrasar el ritmo un 2,5% del PIB durante la próxima legislatura, permitiría un margen de maniobra de 25.000 millones de euros. Los recursos para la expansión fiscal podrían obtenerse asimismo de una mayor recaudación en el impuesto de sociedades, cuyo tipo efectivo actualmente es inferior al 10%.

«El euro es una camisa de fuerza», afirma Nacho Álvarez. Pone el ejemplo de dos países, castigados por la crisis económica, con elevado endeudamiento y desempleo. Ambos, sin soberanía monetaria. Aclara el ponente que no se trata de modelos «ideales», pero uno de los países podría ser Grecia, que maniatado al euro y sin margen alguno de política monetaria, se mantiene actualmente enfangado en altas tasas de desempleo y pobreza. Y el segundo país, Argentina, que aun considerando el precio de la soja en los mercados internacionales, puede volver al crecimiento, reducir el paro y establecer una quita de la deuda tras romper con la «dolarización». Fuera de la UE y la eurozona, Islandia tuvo la oportunidad de devaluar su moneda durante la crisis financiera de 2008-2009, también de que un banco central pudiera adquirir deuda pública y la posibilidad de establecer un control de capitales. Se trata de medidas que permiten acelerar la salida de la crisis.

La importancia de contar con una autoridad monetaria propia puede comprobarse a partir de las actuaciones del BCE. La institución que preside Draghi invierte hasta 60.000 millones de euros mensuales en adquisición de deuda hasta septiembre de 2016, pero a juicio de Nacho Álvarez, «es algo que pudo haber hecho desde el inicio de la crisis, lo que ocurre es que prefirió administrar el dolor». Ahora bien, romper con la moneda única para recuperar cotas de soberanía puede también tener un «coste tremendo», apunta el economista de Podemos. De ahí que, por ejemplo Syriza, no incluyera esta iniciativa en su programa electoral.

Pero el profesor de la Universidad de Valladolid sí se ha mostrado partidario de poner fin a la austeridad fiscal, por ejemplo, planteando un conflicto con las instituciones de Bruselas para que los ritmos en la rebaja del déficit público sean compatibles con la recuperación económica. «Portugal es un buen ejemplo de ampliación de los márgenes presupuestario en el contexto del enfrentamiento con la Troika». También señala Álvarez la senda del presidente del gobierno italiano, Matteo Renzi, quien se enfrentó a Bruselas por las cuentas públicas de su país. «Esto es algo que el PSOE ni se plantea». En el caso de Grecia, «la experiencia fue terrible, porque prácticamente se trataba de permanecer o no en la zona euro», explica el economista en las jornadas por un Plan B para Europa. Francia también ha planteado una renegociación de los límites del déficit por razones de «seguridad». En el caso español, concluye, «se requiere esta voluntad de conflicto con las instituciones europeas».

Asumida la moneda única como una «camisa de fuerza», el debate se sitúa en los márgenes de maniobra que restan frente a la omnipotente austeridad. La profesora de Economía en la Universidad de Greenwich y miembro del Comité de la Verdad sobre la deuda pública griega, Ozlem Onaram, coincide con el economista Francisco Louça en señalar como prioridad un plan para el control de capitales. «Es lo que nos enseña la crisis griega». Cuando el 29 de junio de 2015 se impuso lo que los medios se denominó «corralito» ya era demasiado tarde, opina la economista. Ante las amenazas externas como las sufridas por el país heleno, considera capital recuperar la soberanía alimentaria y energética, pues actuarían como «cortafuegos». Cuando se plantea la ruptura de la eurozona y la vuelta a las monedas nacionales, Ozlem Onaram apunta que Gran Bretaña no está en la zona euro pero tiene otros muchos problemas que resolver. ¿Por qué hay deudas acumuladas y déficit en las cuentas públicas? «Gigantes tecnológicos como Google apenas pagan impuestos en España», concluye.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.