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Paraguay

Huber Duré, el «ABC» del encubrimiento y la tragedia

Fuentes: http://www.medioymedio.com.ar

Según el amarillista diario paraguayo ABC, la mortandad de animales luego de la fumigación de los sojales se debe a la enfermedad llamada «Tristeza bovina». Asimismo en julio publicó que las niñas muertas y las decenas de personas internadas por la misma intoxicación por agrotóxicos en realidad era por causa viral o neumonía. Se burla […]

Según el amarillista diario paraguayo ABC, la mortandad de animales luego de la fumigación de los sojales se debe a la enfermedad llamada «Tristeza bovina». Asimismo en julio publicó que las niñas muertas y las decenas de personas internadas por la misma intoxicación por agrotóxicos en realidad era por causa viral o neumonía. Se burla del intelecto de los lectores acusando a la Federación Nacional Campesina de ser una «organización que mantiene una campaña contra la soja» y hace público todo disparate oficial. Tal es el caso del bochornoso relato del sojero y presidente del Senave, Regis Mereles, quien manifestó en ABC que «el caso es muy extraño, porque no es época de soja ni de maíz y no es zona de trigo, por lo que hablar de posible exposición a plaguicidas resulta poco probable» a sabiendas que la preparación del barbecho se hace fumigando.

Deben ser muchos los guaraníes en juego para que semejante absurdo sea publicado, pero no es ninguna novedad. Es de público conocimiento que algunos pseudoperiodistas del pasquín en cuestión, se mueven como un pez en la Embajada de USA, fotos de por medio, y cursillos estériles, viajes solventados por el mundo en vuelos pagados por el Banco Mundial, según denuncian sus propios colegas, pero nunca los ves junto a las víctimas. Cómo creer entonces en tanta carroña mediática cuando el país se desangra de Coprocracia, pero el pasquín informa que todo está de maravillas. Como si esto fuera poco la reunión secreta del presidente Cartes con un selecto grupo de periodistas la semana pasada, dejó en claro que el gobierno pretende más acercamiento de los comunicadores al gobierno y no a la inversa.

Si los animales hubieran perecido por Carbunclo o Manchape, habrían rastros de esos animales con sangramiento por las cavidades naturales (nariz, boca y ano) e hinchazón rápida del cadáver, ninguna de las fotos presenta esos signos. En ningún reglón del disparate publicado los funcionarios manifiestan que «es recomendable no efectuar la necropsia para evitar la diseminación de esporas, ni que se han quemado y enterrado los cadáveres» Al contrario, las fotos publicadas junto a los animales y sin guantes, parecen de un «paseo de granja». Aun así el Senacsa pretendía «tener a la vista» los 300 cadáveres que no vieron, para poner en duda la veracidad de las denuncias. Tampoco se habló de la posterior vacunación a los animales vivos.

Es tan burda e inadmisible la nota que tanto el articulista como los funcionarios parecen haber sufrido en carne propia la «Anaplasma bovis« el patógeno que ataca a vacas transmitido por garrapatas, pero en Paraguay atacó a chanchos y cabras e incluso mató a 319 gallinas, que no son mamíferos. Por lo cual la única evidencia a estas horas es que el vector transmisible se llama «ocultamiento» de la verdad, por un puñado de guaraníes.

Otro dato llamativo es que se hablan de «piroplasmosis», cuando en realidad la enfermedad se llama Babesiosis, y no todas las garrapatas están infectadas con babesias, ya que según el INTA de Argentina, solamente alrededor del 1,5% de las garrapatas son portadoras de babesias. Por tanto todos los disparates que afirma el artículo publicado este sábado son de una incongruencia tal que avergonzarían a un estudiante de semiología clínica.

Lo único claro en Paraguay es que el Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (SENAVE) y el Servicio Pecuario Oficial del Paraguay (SENACSA) son digitados por la Unión de Gremios de la Producción (UGP), la Unión Industrial Paraguaya (UIP) y la Asociación Rural del Paraguay (ARP). El Ministerio de Agricultura es solo una oficina anexa, una sola decisión rige para el conjunto, no se discute, se acata. Todos son funcionales al modelo, pero individualmente ninguno funciona para lo que fue creado.

Es el Senave quien debería explicarle a la población la acumulación de denuncias archivadas que jamás resolvió. Desde el año 2005 al 2010 no hizo nada, y desde el 2010 a la fecha la Dirección de Capacitación y Participación Ciudadana del Senave tiene archivos de todo tipo de denuncias, ninguna tuvo respuestas o el resultado de todas las visitas al lugar denunciado concluyen sospechosamente con la frase: «no se encuentran infracciones a la ley».

Algunas de ellas, por ejemplo:

Dan cuenta que el Senave encontró restos de agrotóxicos en el agua de consumo humano, en el año 2010, en la Colonia Yeruti (Curuguaty) sistemáticamente envenenada por fumigaciones aéreas y terrestres. Varios pobladores fueron trasladados hasta el Hospital de Curuguaty con síntomas de intoxicación y una persona falleció. Ni el SENAVE ni la SEAM instruyeron sumario alguno. La comunidad Ava Guarani, de la Colonia Aguae, (Canindeyú) denunciaron el mismo problema. Su pozo de abastecimiento de agua se encuentra entre los sojales. El mayor productor de soja en esa zona es CARGILL. Otra de las afectadas es la localidad de Lima, departamento San Pedro, en donde el pozo de abastecimiento de agua para consumo humano también se encuentra entre sojales. Ningún informe de los organismos da cuenta del agua que consumen estas comunidades, pero ante el menor síntoma de afecciones en los pobladores la «negación es oficial».

Un listado de denuncias del año 2011 realizados ante la Dirección de Capacitación y Participación Ciudadana llegó a mis manos. Viendo un pantallazo del archivo, es de tal obscenidad tanta desidia, Incumplimiento de Deberes de Funcionario Público y la Comisión por Omisión recurrente del Senave que da náuseas:

-Denuncias de fumigaciones en arrozales en Arazape, sin respetar la franja de protección; Personas con afecciones en la salud de todo tipo; contaminación del arroyo San Roque y del Río Tebicuary; fumigaciones en la Comunidad Indígena Makutinga en terrenos que pertenecen al Instituto Nacional del Indígena (INDI) que son usufructuados por productores; denuncias comprobadas «in situ» por fiscalizadores de la regional de Guairá en Comunidades Indígenas Mbya Guaraní de Isla Hü y Ovenia, asentadas en el distrito de Paso Jovái; solicitudes de acompañamiento al Equipo de Médicos del Hospital Regional de Curuguaty, para ingresar a la comunidad Yeruti, (Canindeyu). El Memorando N° 194/2011 «Solicita se extraiga agua de la Comunidad Yeruti, y lo transporte con los cuidados pertinentes a la Dirección de Laboratorio para que se hagan los análisis adecuados». El pedido obedecía a denuncias de la comunidad mencionada por animales y personas afectadas por una probable contaminación de causes hídricos y pozos de agua de consumo humano y animal. No hubo ninguna respuesta.

Letras y más letras muertas, ninguna solución. Un monumento a la omisión, a la connivencia, al envenenamiento, al exterminio de las Comunidades originarias. Un Estado inexistente, el poder en manos de la caca y un pueblo sin norte. El agronegocio retrasó al país más de 100 años, no en vano en octubre de 2013 el Índice Mundial de Esclavitud estimaba la existencia de más de 20 mil esclavos paraguayos, entre ellos dedicados al trabajo infantil, cifra muy lejana a la real.

La Coprocracia paraguaya usa floreros con soja, porque las flores no son commodity. Es tan escatológico el horizonte del vecino país que hasta el urutaú ya no llora, se ha dejado morir.

Fuente: Asociación Argentina de Periodistas Ambientales (AAPA), Bs As -Argentina

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