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Grecia

Ilegalizar a Amanecer Dorado no es ninguna solución, lo próximo será perseguir a la izquierda

Fuentes: EUobserver

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Algunos aclamarán el arresto el sábado del líder de Amanecer Dorado Nikolaos Michaloliakos y las medidas del Gobierno griego contra el partido neonazi después del asesinato político del rapero y activista de izquierda Pavlos Fyssas la semana pasada.

Mis noticias de Facebook y Twitter han estado repletas de aleluyas por las acciones del Gobierno contra el partido neonazi.

Hay quienes piensan que con los allanamientos de locales, la confiscación de algunas armas y el arresto de cuadros dirigentes bajo la acusación de formar una banda criminal, los partidos gobernantes, Nueva Democracia en particular, han terminado por darse cuenta tardíamente de que Amanecer Dorado amenaza sus intereses tal como amenaza a la izquierda y a los inmigrantes.

Tal vez sea el caso. Tal vez el Gobierno haya decidido realmente que ya basta, por útiles que los fascistas hayan resultado hasta esta semana, y que ahora hay que poner bozales a los perros de presa. No tengo acceso al cerebro del primer ministro Antonio Samaras o de Nikos Dendias, su ministro antiinmigrantes del orden público y protección ciudadana [sic]. Por lo tanto no lo sé.

Pero soy escéptico.

A pesar de mi asco al partido, temo que tenga que apartarme de esta celebración, en parte porque siento que la evidencia sugiere que la represión es en el mejor caso poco más que un teatrillo político.

Pero también de modo más fundamental porque me preocupo de que en el contexto de los medios dominantes pero deshonestos y el discurso político de «dos extremos» de izquierda y derecha, donde la denominada «extrema izquierda» Syriza, la acción de huelga de los sindicatos y grupos de izquierdas más pequeños se mencionan en el mismo sentido que Amanecer Dorado, las acciones contra los nazis son precursoras de una represión similar pero más exhaustiva de los sectores de izquierdas.

Preferiría que las ideas de Amanecer Dorado se derrotaran en una competición política abierta y que sus militantes salieran corriendo, barridos de las calles por la movilización popular antifascista, a que sean arrestados por los mismos que días antes miraban con aprobación mientras los camisas negras lanzaban sus pogromos.

Que quede claro: Grecia tiene leyes para encarar a los que se involucran en la violencia, como la salvaje agresión de activistas del partido a los inmigrantes, izquierdistas y gays y lesbianas, y ciertamente para encarar el asesinato de un artista de hip-hop. Pero esas leyes no se aplican. Se ha visto repetidamente que la policía mira para otro lado ante la violencia del partido o trabaja activamente junto a sus militantes. Cuando se afirma que existe colusión entre la policía y los fascistas no se trata de ninguna manera de desvaríos conspirativos.

Al contrario, esa colusión es bien conocida, discutida por grupos de derechos humanos, periodistas de la corriente dominante y ahora dirigentes políticos. Esa colusión es un hecho, una certeza, una verdad como la gravedad, como que la representación decimal de pi nunca termina o que es un error tocarse partes delicadas después de manipular pimientos habaneros.

Lo que sigue es una declaración de la Unión de Doctores Hospitalarios de Atenas y Pireus del 19 de septiembre respecto al asesinato de Fyssas:

«Como doctores del hospital general Tzanio, expresamos nuestra profunda preocupación, ya que ayer por la noche, 18 de septiembre de 2013, después de las protestas por el asesinato del joven Pavlos Fyssas a manos de un miembro de Amanecer Dorado, 31 manifestantes llegaron al departamento de cirugía con golpes en la cabeza. Los heridos informaron de golpes con porras, cascos, escudos y patadas de los equipos de Delta y Dias (policía motorizada) y de piedras lanzadas desde el lado de la policía contra los manifestantes, apuntando a la cabeza, por miembros de Amanecer Dorado.

«Uno de los heridos, después de ser operado, fue hospitalizado en el departamento oftalmológico del hospital con un bulbo [sic] roto por un bote. Informó de que le apuntaron directamente a la cabeza y corre peligro de sufrir la pérdida permanente de la visión de un ojo. Instamos a que se detenga la política de intensificación de la represión estatal y paraestatal a fin de no lamentar más víctimas».

Después de los arrestos de los parlamentarios de Amanecer Dorado, dos altos oficiales de policía -los comandantes de la policía del sur y del centro de Grecia- dimitieron mientras otros siete fueron suspendidos. Un oficial fue arrestado, por sospechas de trabajar simultáneamente como miembro de la seguridad del partido. No se trata de gente de poca importancia: cinco importantes individuos fueron trasferidos a otros puestos mientras se realiza una investigación por colusión: los jefes de las fuerzas especiales, de asuntos internos, de la división de crimen organizado, de la división de armas de fuego y de explosivos y de la fuerza de motocicletas Dias de la policía.

El Gobierno dijo que sus acciones simultáneas contra los oficiales tenían el propósito de «asegurar la absoluta objetividad» de la investigación de Amanecer Dorado. El ministro de Defensa, Dimitris Avramopoulos, también ordenó una investigación por afirmaciones de que algunos miembros de las fuerzas especiales de elite del ejército han entrenado a milicias del partido.

Pero la colusión de la policía con el partido no es de ninguna manera una revelación reciente. En un incidente internacionalmente famoso en 2012, la policía se mantuvo al margen mientras miembros del partido lanzaban piedras a un auditorio al aire libre donde se presentaba una obra de contenido gay. El administrador del teatro hizo llamados al jefe de policía, pidiendo protección contra la turba mientras los fascistas golpeaban a los periodistas.

«Fue la Noche de los cristales rotos griega», dijo entonces a Paul Mason de la BBC, Laertis Vassiliou, director de la pieza teatral.

«Hubo gente que volvió a casa con huesos rotos. Ahora me llaman todos los días al teatro diciendo: «vuestros días están contados».

Las incursiones en puestos de mercadillos de inmigrantes de los matones del partido no se castigan, también ante los ojos atentos de la policía. Sus oficinas están protegidas agresivamente contra los manifestantes por la policía antidisturbios. Hace dos semanas, siete miembros del Partido Comunista de Grecia llegaron al hospital después de que unos 50 hombres con palanquetas y bates de madera con clavos y puntas los atacaron mientras colocaban carteles de un festival juvenil en el distrito portuario de Perama, un bastión de los izquierdistas. Pero la policía cercana se mostró indiferente, según los testigos. El Gobierno sabe desde hace tiempo lo que se propone Amanecer Dorado y que la policía lo apoya, pero tanto el partido como sus protectores policiales han operado con total impunidad.

El ministro de orden público Dendias es extremadamente incompetente o ha cerrado los ojos a sabiendas ante lo que es obvio.

Pero pienso más bien que la única conclusión posible es que los dirigentes del país creían que los matones callejeros eran útiles  frente a la agitación popular de izquierdas contra la austeridad europea, o por lo menos distraían la atención del cataclismo económico concentrándose en los inmigrantes, pero ahora con el asesinato de Fyssas hay que meterlos en cintura.

En los últimos meses, algunos comentaristas, como el periodista Babis Papadimitriou de Skai TV han llamado a sacar a Amanecer Dorado del aislamiento y si se puede convertir en un «partido serio» y se aisla a sus peores matones, se sume a la coalición gubernamental. El partido estaba en buena posición antes del asesinato: la mayoría de los sondeos colocaban al partido en tercer lugar con un 12-13%, aunque un sondeo interno del Gobierno en julio dio a los fascistas un inquietante 18%. Ha perdido alrededor de un 2% a escala nacional desde el asesinato, pero en sus bastiones los sondeos sugieren que ha superado fácilmente los efectos del asesinato.

Una serie de destacados parlamentarios han meditado desde hace un cierto tiempo sobre la incorporación del partido al Gobierno. En este año el parlamentario de Nueva Democracia Vyron Polydoras, dijo: «Amanecer Dorado no es una amenaza para la democracia». Otro parlamentario y excandidato a la dirigencia, Panagiotis Psomiadis, dijo antes de las elecciones de 2012: «Deberíamos unir fuerzas con todos los partidos hermanos, como X, Y, Z y Amanecer Dorado».

El asesinato y la represión, irónicamente, ofrecen al partido una oportunidad de parecer que se estuviera rehabilitando si decidiera jugar bien sus cartas ante los tribunales, y hasta ahora, con la entrega voluntaria en las comisarías de muchos de sus miembros dirigentes, está haciendo algunos movimientos apropiados (aunque retóricamente, el partido sigue siendo tan indigesto como siempre).

Mientras tanto el Pasok, de centroizquierda, está a un paso electoral del olvido. Las últimas cifras le daban apenas el 4%, en comparación con su resultado en la victoria electoral de hace cuatro años del 44%. El umbral para entrar en el Parlamento es el 3%. Entre los jóvenes en algunos de los principales distritos electorales, los socialdemócratas obtienen un 0%. Y con el final definitivo del zombi Pasok, Nueva Democracia necesitaría un nuevo aliado.

En la anterior repetición de la crisis del régimen en Atenas, Nueva Democracia y Pasok no parpadearon cuando llegaron a una coalición con la extrema derecha y el partido religioso conservador Laos, un matrimonio públicamente bendecido y por cierto alentado por Bruselas. Un Amanecer Dorado puesto en orden, post juicio exhibicionista, sería preferible en ciertos sectores al Hades de la Eurozona que creen que aparecería con un gobierno dirigido por Syriza, de izquierda.

Por cierto, un día después del asesinato, el parlamentario de Nueva Democracia e importante consejero del primer ministro, Chrysanthos Lazaridis, no recriminó a Amanecer Dorado, sino al opositor Syriza y a sus aliados de izquierdas, atacando al partido por «debilitar la democracia».

Según la constitución griega, no se pueden prohibir los partidos políticos pero ahora el Gobierno por lo menos ha establecido el precedente de explotar leyes hechas para perseguir al crimen organizado.

Si se considera la política de Syriza, es obvio que se trata de un partido de socialdemócrata de izquierda en el mejor de los casos, pero el partido ha sido consecuentemente clasificado por medios asociados al Gobierno en el interior y por parte de la prensa extranjera como el reflejo de izquierda de Amanecer Dorado, los «extremistas» de la izquierda.

Sería una provocación exagerada que el Gobierno actuara contra el partido de oposición, pero hay que estar atento si la coalición ahora actúa de modo similar contra aliados más pequeños de Syriza o activistas de izquierdas independientes y militantes sindicales, a quienes también describirá como «bandas criminales».

Nueva Democracia y Pasok no son defensores de la democracia. Sus políticas económicas, impuestas por la insistencia antidemocrática de Bruselas, Frankfurt y Berlín, así como su colusión con Amanecer Dorado, han llevado en Grecia a este fascismo del siglo XXI de matones de gimnasio con sus camisas negras de golf. Mientras se mantengan en su lugar esas políticas y esos políticos, el fascismo solo crecerá.

La derrota de Amanecer Dorado solo tendrá lugar a través de la derrota de los artífices de la austeridad.

Leigh Phillips es periodista y escritor científico. Fue periodista y vicedirector de EUobserver hasta 2012 cubriendo asuntos económicos, el medioambiente y derechos digitales. También ha escrito para Guardian, Daily Telegraph, Nature, Scientific American, Red Pepper y Jacobin.

Fuente: http://blogs.euobserver.com/phillips/2013/09/30/outlawing-golden-dawn-is-no-solution-next-they-will-come-for-the-left/

rCR