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En las crisis de los gobiernos populares

Imperialismo y fascismo en la ofensiva de la derecha

Fuentes: Rebelión

No es casualidad ni extraña coincidencia que el partido judicial de Brasil se complote con la prensa hegemónica imperialista para detener a Lula cuando sale a defender el gobierno del Partido del Trabajo en manos de Dilma Rouseff. Mientras, descaradamente, el partido judicial argentino, que sostiene hace seis años el monopolio argentino de esa misma […]

No es casualidad ni extraña coincidencia que el partido judicial de Brasil se complote con la prensa hegemónica imperialista para detener a Lula cuando sale a defender el gobierno del Partido del Trabajo en manos de Dilma Rouseff. Mientras, descaradamente, el partido judicial argentino, que sostiene hace seis años el monopolio argentino de esa misma prensa imperialista hegemónica contra la más democrática ley de medios del mundo, prepara, con el pase a la «justicia federal», la investigación de la muerte del fiscal Alberto Nisman con la «nueva» declaración del espía norteamericano e israelí Jaime Stiuso. La patota que celebraba en la asamblea parlamentaria los ataques mentirosos, cínicos y fascistas, de Macri, es la misma que ataca los locales de La Cámpora y Nuevo Encuentro, que provoca las manifestaciones de los docentes en la casa de gobierno en Córdoba.

Son los mismos que asesinaron a la dirigente indígena/campesina en Honduras para que su gobierno, surgido del golpe contra Zelaya, le pida «ayuda» ahora a la ONU de Estados Unidos para investigar el asesinato, después del sinnúmero de asesinatos de manifestantes y luchadores campesinos y ciudadanos que trataron de reorganizar el movimiento popular después de la expedición de Manuel Zelaya en calzoncillos desde la base militar norteamericana de Palmerola. Con la bendición de la Iglesia y la sentencia de otra de las supremas cortes corrompidas y controladas por el imperialismo.

Es la misma derecha que protagoniza la ofensiva del imperialismo contra los gobiernos populares de América Latina. La misma y fundacional derecha venezolana que patentó su carácter fascista desde el golpe militar fracasado del 11 de abril del año 2002, que dejó cuarenta y tres muertos y la universidad incendiada luego del triunfo de Nicolás Maduro un mes después de la muerte de Hugo Chávez, ahora, cuando visitaron Caracas para homenajear a Chávez a tres años de su muerte Ortega de Nicaragua, Sánchez Cerén de El Salvador, loa primeros ministros de de San Vicente y Granadinas, Antigua y Barbudas, Gastón Brown, el vicepresidente de Cuba Miguel Díaz Canel, Evo Morales presidente de Bolivia, el presidente de la Asamblea Ramón Allup los tildó de parásitos. «Habrá cárcel para delincuentes como Evo Morales cuando abandone la presidencia», dijo. Mientras, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) rechazó ayer por «injerencia» la decisión del presidente imperialista de EE.UU. Barack Obama de prorrogar la vigencia del decreto mediante el cual declaró a Venezuela como «amenaza inusual y extraordinaria» para la seguridad norteamericana. Es como decimos en el título: Imperialismo y fascismo en la ofensiva de la derecha.

La crisis mundial de la economía capitalista empuja a un sector de los estratos medios a buscar en el extremo derecho de la sociedad, en el fascismo, una solución imposible a la crisis que deteriora su situación social. La dirección política de este sector es el imperialismo, su derecha republicana y fascista ó su ala socialdemócrata vergonzante. El otro sector más bajo, de la juventud, busca también dentro del sistema una solución inencontrable: Sirysa, Podemos, Jeremy Corbin, Bernie Sanders. Como dijimos hace un tiempo la hipótesis de un nuevo capitalismo democrático, no financiero ni imperialista, que Cristina Fernández militó desde el gobierno, desde el G20, desde los organismos regionales de América Latina, con una decisión desconocida en los gobiernos burgueses anteriores, es una utopía irrealizable.

Pero a pesar de sostener la necesidad de la dirección política obrera y revolucionaria para derrotar al imperialismo junto con la liberación social, apoyamos decididamente la lucha planteada por los sectores del kirchnerismo que en el Congreso del PJ rompieron el acuerdo de unidad conciliador con Macri de Luis Gioja. La elevación de la lucha política y social, que es mayor que la importante resistencia al acuerdo de Macri con los buitres para un nuevo endeudamiento infinito que consolide la dependencia del país con el capital financiero imperialista, necesita en lo inmediato una dirección política para movilizar a las masas contra el imperialismo y el fascismo. Se necesita ya un frente antiimperialista, y la corriente kirchnerista, los sectores juveniles, deben dar un paso al frente. Creemos que el intendente de Avellaneda erigido como vocero rechazando el acuerdo de unidad bajo Gioja y reclamando la elección interna encierra la posibilidad de un desarrollo político para frenar el avance de la fascistización, de los despidos, de los intentos en todo el país de golpear a cada sector para escarmentar. Es el gobierno y el imperialismo el que da la línea a los que asaltan y queman locales y provocan las manifestaciones. Sin acciones inmediatas más radicales nos meterán en las cuevas y Macri pasará del paseo con Obama y el acuerdo de Arsat con la Nasa a las bases militares yanquis en todo el país. La desintegración de fabricaciones militares y las nuevas relaciones internacionales preparan un nuevo episodio de entrega nacional más amplio que el de las privatizaciones del menemismo y la entrega del Cóndor II. La declaración firmada por los siete mil científicos (http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-292945-2016-02-21.html) también nos reconforta pero hoy se necesita la acción para frenar este fascismo.

En la segunda mitad de los años cuarenta y hasta el 55 los marxistas rechazábamos la caracterización del peronismo como fascismo en tanto sin una gran burguesía nacional el fascismo en el país colonial no podía completarse. Solamente podía ser una dictadura. Era una discusión un tanto ociosa pero consagró que un régimen fascista necesita de la identificación política de la gran burguesía nacional con el Estado. Ese papel sociológico de una gran burguesía nacional en el país hoy la juegan las empresas imperialistas que facturan el 70 por ciento de toda la facturación en el país. Y esas empresas extranjeras cartelizadas están en el gobierno de Macri. La hipótesis de hacer buena letra, de una oposición democrática, de esperar cuatro años para que el peronismo/kirchnerismo vuelva a ganar las elecciones y el gobierno también es una utopía, en este caso reaccionaria. El peronismo ya está en crisis junto con la tradicional alta burocracia sindical. El que no asuma hoy la necesidad de enfrentar al imperialismo y sus métodos fascistas movilizando la base obrera tradicional con paros huelgas y planes de lucha, desaparecerá. Nosotros llamamos a la acción inmediata de un frente único antiimperialista para frenar al fascismo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.