Traducido por Gorka Larrabeiti
También Francia tiene ya sus «indignados». En el país de Stéphane Hessel, autor de «¡Indignaos!»!, el panfleto que ha recorrido todo el mundo, los jóvenes han decidido seguir el ejemplo español. Desde hace días, cientos de personas se reúnen en el lugar emblemático de la Bastilla, se organizan en comités para sacar a la calle debates que afectan a la sociedad, pero que interesan poco a los políticos concentrados todos en la carrera al Elíseo de 2012. El tema del trabajo juvenil ocupa el centro de sus preocupaciones. No hay portavoces, no hay partidos, ni sindicatos. «El mercado que oprime a la gente no conoce fronteras, nuestra rabia tampoco», «Democracia real ya», dicen dos banderas. La sensación es de «basta ya» generalizado ante un mundo político demasiado alejado de la realidad, encerrado en sí mismo. El desempleo, sobre todo el juvenil, afecta a todos los países. Licenciados jóvenes, después de años de estudio, no pueden encontrar trabajo y, como mucho, consiguen prácticas remuneradas poco o nada. Su horizonte de vida sigue siendo precario. Por el momento, los Indignés de la Bastille tratan de organizarse, para dar una imagen que desmienta la condescendencia con la que la sociedad mira a los jóvenes (no hay desorden en las escaleras de la Ópera Bastille, en principio, ni se bebe ni se fuma). Iniciativas similares se están realizando en las principales plazas de Toulouse, Lyon, Perpiñán, Montpellier, Lille.
Fuente: http://blog.ilmanifesto.it/franciaeuropa/2011/05/27/gli-indignati-dopo-la-spagna-la-francia/
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