No puede decirse que la ministra Cecile Kyenge esté «acostumbrada» a recibir insultos. Pero en su vida entre los blancos, es decir desde que vive en Italia donde vino de su país natal, el Congo, a estudiar Medicina en la década del ’80, le han dicho muchas cosas horribles. Incluso desde que es ministra de […]
No puede decirse que la ministra Cecile Kyenge esté «acostumbrada» a recibir insultos. Pero en su vida entre los blancos, es decir desde que vive en Italia donde vino de su país natal, el Congo, a estudiar Medicina en la década del ’80, le han dicho muchas cosas horribles. Incluso desde que es ministra de la Integración del gobierno de Enrico Letta, desde hace poco más de tres meses. Pero ayer el insulto fue mucho más grave, no sólo por las palabras que usaron para definirla («un orangután»), sino porque quien las pronunció es un personaje ya tristemente célebre por insultos de esta naturaleza y porque es, además, uno de los vicepresidentes del Senado italiano y exponente de la racista y discriminadora Liga Norte (centroderecha), aliada tradicional de Silvio Berlusconi.
El personaje se llama Roberto Calderoli, curiosamente médico dentista también él, aunque desde hace años se dedica casi exclusivamente a su carrera política con la Liga Norte. En la fiesta que su partido realizaba ayer en Treviglio, norte de Italia, no tuvo una mejor idea que decir refiriéndose a la ministra: «Cuando la veo, no puedo evitar pensar en un orangután». Poco después se desató una tormenta de acusaciones contra Calderoli. Y él, dice la prensa, llamó a la ministra para disculparse porque se trataba, dijo, sólo de una «frase simpática».
«No tomo las palabras de Calderoli como una ofensa personal -comentó por su parte la ministra Kyenge-, pero me entristecen por la imagen que damos de Italia. Creo que todas las fuerzas políticas deberían reflexionar sobre el uso que hacen de la comunicación.» Y más adelante agregó: «Sí, el senador Calderoli me ha llamado al teléfono y acepté sus excusas. Pero el tema institucional perdura: cada uno debe tener siempre presente el cargo que desempeña». ¿El caso se puede dar por terminado entonces? «El caso nunca existió a nivel personal, pero continúa abierto a nivel institucional.» La ministra Kyenge intenta hacer más vivible la sociedad italiana para quienes, como ella y muchos otros, vienen al país en busca de trabajo o escapando de la persecución política, cosa que no gusta a la derecha representada por Calderoli y los suyos. Una de sus batallas es conseguir el Ius Solis, es decir el derecho de ciudadanía para los niños que nacen en Italia. La crisis económica no ayuda en este sentido porque los italianos, como muchos otros europeos, creen que los inmigrantes llegan para sacarles el trabajo, y esa muestra de inseguridad es explotada por partidos políticos como la Liga Norte que exaltan el racismo y la discriminación.
Mientras tanto, el primer ministro Letta está furioso con lo ocurrido y definió las palabras de Calderoli como «inaceptables» y «más allá de todo límite». «¡Adelante Cecile con tu trabajo! ¡Estamos contigo!», escribió en Twitter. El presidente de la República, Giorgio Napolitano, «ha quedado impresionado por este grave episodio y está indignado», dijeron fuentes de la presidencia de la República. El Partido Democrático -el partido de Letta y del propio Napolitano- pide la renuncia de Calderoli como vicepresidente del Senado, pero él afirma: «¡Ni se lo sueñen!»
Algunos exponentes de la Liga Norte, incluso, no vieron las palabras de Calderoli con buenos ojos. «Calderoli no debía decir lo que dijo, pero se disculpó. Ha hecho muy bien en pedir disculpas porque nosotros no atacamos a las personas sino que nos oponemos a las ideas equivocadas», comentó de su lado el secretario general de la Liga Norte, Roberto Maroni.
Pero Calderoli parece no tener remedio y persiste en su xenofobia. Hablando en un programa radial ayer por la tarde, explicó en qué contexto había dicho la frase del orangután: «Había dicho poco antes que ella sería una gran ministra… pero en el Congo, en su casa». El representante liguista es famoso por sus provocaciones. En 2006 se puso una remera con unos dibujos satíricos contra Mahoma y se desencadenó el infierno. A los pocos días, grupos extremistas asaltaron el consulado italiano en Benghazi (Libia) y la Iglesia Católica en la misma ciudad. El resultado por una ofensiva remera fue de 10 muertos. Calderoli, quien fue dos veces ministro con Berlusconi, fue obligado a renunciar a su cargo parlamentario. En 2007, siempre contra los musulmanes, propuso que se instituyera el «Cerdo Day» para protestar contra la construcción de mezquitas en Italia.
La ministra Kyenge fue objeto hace pocos días de insultos por parte de una militante liguista, que en Internet escribió: «¿Quién quiere violar a la ministra Kyenge?».
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-224534-2013-07-15.html