Traducido por Germán Leyens
¿Por qué se sigue preparando USA para la guerra contra Irán, a pesar de la creciente oposición interior -inexorable en el ámbito internacional- a otra intervención militar de USA, y a pesar de su fracaso en Iraq?
Para que los movimientos contra la guerra y contra el imperialismo orientemos nuestra oposición a esta amenaza de agresión contra el pueblo iraní, que hay que tomar en serio, debemos comprender las tensiones inter-imperialistas que la están provocando. El «expediente Iraq» es un microscopio para la actual situación geoestratégica en la que se puede ver a las naciones capitalistas altamente desarrolladas que compiten por posiciones mientras la hegemonía USamericana vacila y se acaba el consenso de la guerra fría. Igual como en la guerra contra Iraq, el interés de USA en Irán tiene poco que ver con armas de destrucción masiva, ni siquiera con el acceso inmediato al petróleo, sino más bien con la necesidad a largo plazo de impedir que sus rivales logren un acceso fácil a los recursos naturales del país y que obtengan un punto de apoyo estable en la región.
Escribí en CounterPunch a comienzos de abril de 2006 [http://www.rebelion.org/noticia.php?id=29767] un análisis de las tensiones entre USA y la UE, y la relación UE-Irán, y creo que el análisis sigue siendo válido y que ayuda a aclarar las apuestas en esta situación sin precedentes. La izquierda progresista internacional debe reconocer la debilidad relativa de USA, y las aspiraciones de sus rivales, a fin de actuar efectivamente.
Los desacuerdos (y el ritmo extremadamente lento) en el Consejo de Seguridad durante el pasado año resultan de que USA quiere mantener y reforzar las sanciones contra Irán, mientras el resto del mundo quiere levantar las sanciones existentes, no importa lo que digan insinceramente los países europeos. Lejos de ser genuinos «aliados,» USA y la UE se sonríen rechinando los dientes, y signos de sus tensiones durante el año de negociaciones tras puertas cerradas pueden ser interpretados por un observador atento incluso en la escasa información presentada por la prensa internacional. El famoso «acercamiento», después de la pelea por Iraq en 2002-2003, es sólo cosmético. Proviene del hecho de que el fiasco iraquí obligó a USA a una pose de «diplomacia» en el segundo período de Bush. Europa lo sabe, y sólo está predispuesta a mostrarse acomodaticia, desde una posición realzada de poder. No anula sus divergencias más profundas. Porque ¿por qué tiene que ofrecer Europa siempre las zanahorias mientras USA blande los garrotes? Porque en sus ininterrumpidas negociaciones con Irán desde 2003, Europa (es decir, los E-3, actuando en nombre de Europa: Alemania, Francia y Gran Bretaña) ha trabajado para lograr un acuerdo diplomático que permita una apertura ulterior y sobre todo la garantía de relaciones económicas con Irán. USA, por otra parte, ha trabajado para sabotear este proceso.
Tanto Europa como USA quieren «regímenes amistosos» en los Estados del Golfo, a fin de tener acceso preferencial a sus recursos y si es posible, regímenes que acepten los términos fijados por sus «amigos» occidentales bajo los cuales se abren sus mercados. La insurgencia iraquí ha impedido que USA implante uno de esos regímenes «amigos» en Iraq, y como resultado USA carece, con la excepción de Israel, de un punto de apoyo sólido en la región. Pero incluso si no puede afianzarse en Iraq, mientras mantenga inestable a la región para inversiones y comercio, militar o económicamente, excluye también a sus rivales. Lo último que USA desea junto a su colonia en llamas es una economía iraní estable y creciente cuyos contratos de inversión y energía estén en manos europeas, rusas y chinas.
Las sanciones impuestas a Irán por USA tienen ante todo el propósito de hacer que su economía sea inaccesible a sus rivales, y por lo tanto que la presencia de USA sea necesaria como guardametas para su desarrollo. Si USA no tiene éxito con un «cambio de régimen» y con la instalación de un gobierno amigo en Irán, dispuesto a otorgarle privilegios a largo plazo por sobre otros países, por lo menos quiere dificultar, si no imposibilitar que sus rivales establezcan una relación segura con Irán. Parece dispuesto a hacerlo incluso si significa provocar un incendio en la región, si no se puede salir con la suya mediante sanciones. Cuando USA habla de «aislar» a Irán, su propósito es mantenerlo alejado de Europa, Rusia y China. El camino para aislar a Irán de estos últimos es la imposición de sanciones multilaterales. El término «aislamiento» no es de los que utilizan los europeos en su proceso de negociación; más bien, repiten que hay que dejar las puertas abiertas.
Siguiendo la lógica neoconservadora, aparentemente, sanciones financieras como las utilizadas con Corea del Norte paralizarán suficientemente la economía como para provocar el cambio de régimen deseado desde el interior. Y, aludiendo constantemente a «la otra opción» así como reforzando sus barcos de guerra en el Golfo, USA mantiene la presión necesaria para que el esfuerzo sea verosímil, tanto para Irán como para sus rivales. Como dijera Patrick Clawson, director adjunto de investigación del Instituto para Política de Oriente Próximo de Washington: ¿Qué medio para imponer su voluntad es verosímil si comienzas por decir que: ‘¡oh!, a propósito, no vamos a hacer lo único que más temes?’ (Washington Post, 5 de noviembre de 2006). Aunque esto explica la postura contradictora, no hay que suponer que USA no vaya a atacar, sólo que su objetivo inmediato parecer ser aislar económicamente a Irán, llevando a sus «aliados» a implementar sanciones más allá de las medidas (debilitadas) enumeradas en la resolución de diciembre del Consejo de Seguridad. La estrategia USamericana es volátil, como un matón desesperado que va perdiendo y que amenaza con una violencia irracional, y es precisamente esta volatilidad la que mantiene a raya a sus rivales. Un ataque contra Bushehr o Natanz iría acompañado por ataques contra la infraestructura iraní, dificultando considerablemente las cosas para los intereses europeos, chinos y rusos. Esa estrategia esquizofrénica por lo menos posterga efectivamente sus inversiones, que de otra manera aumentarían constantemente.
La posición europea, por lo tanto, como la parte que redactó la resolución del Consejo de Seguridad del 23 de diciembre que permitió sanciones menores, podría parecer más contradictoria que la de USA, pero es todo menos irracional. Aunque ha propugnado públicamente sanciones, sabía que Rusia nunca permitiría «sanciones con dientes.» Rusia embotó la resolución de sanciones (e incluso se fue con el acuerdo de USA de apoyar su ingreso a la OMC). Por eso USA insiste ahora en sanciones que vayan más allá de la resolución y presiona a sus «aliados» para que también las adopten. El Subsecretario de Estado de USA, R. Nicholas Burns, dejó en claro el propósito de USA: «No queremos colocar todos nuestros huevos en el canasto de la ONU»: el voto «abriría el camino para una acción ulterior fuera del Consejo de Seguridad.» Según el New York Times del 29 de enero: «Estamos diciendo a los europeos que tienen que ir mucho más allá de lo que han hecho para maximizar la presión sobre Irán,» dijo un alto funcionario del gobierno. «La reacción europea en el lado económico ha sido bastante débil.» USA está tomando pasos para que sus leyes de sanciones sean extraterritoriales, o vinculantes para otros países. «Los países europeos se han opuesto a acciones de USA para aplicar el principio de la extraterritorialidad, un término que se refiere a casos en los que el derecho de USA puede afectar actividades que se hallan por entero dentro de otro país. Pero el gobierno de Bush ha incrementado recientemente su uso de varias leyes y directivas para apremiar con este concepto,» escribió el Times el 10 de enero. Lo que USA quiere exactamente es que sus leyes paralizantes de sanciones sean vinculantes para países rivales, a fin de aumentar su impacto. Los ministros de exteriores europeos se reunieron el 12 de febrero en Bruselas y decidieron implementar sólo las sanciones ligeras votadas por el Consejo de Seguridad, a pesar de la presión de USA de ir más lejos. Y en un documento obtenido por AFP el 13 de febrero, se solicitó a los 27 países miembro de la UE «que consideren cómo atraer a Irán para que vuelva a la mesa de negociación, después del colapso de las conversaciones del año pasado por la negativa de la república islámica de suspender el enriquecimiento de uranio. Afirman que la UE debe continuar con su enfoque actual: agitar la zanahoria de incentivos políticos y comerciales en las negociaciones mientras se sigue adelante con las medidas de la ONU.» Representantes europeos e iraníes se reunieron nuevamente para conversaciones el 11 de febrero en Munich.
Para comprender con más profundidad las contradicciones aparentes en la postura de Europa, propugnando sanciones que no desea, es necesario ahondar las profundidades de su insinceridad y considerar su proceso de negociaciones con Irán. En el momento de la invasión de Iraq por USA, y la pérdida de Iraq para los inversionistas franceses y otros, así como su pérdida para Europa como fuente de futuros recursos energéticos, la UE tomó una iniciativa agresiva para llevar a Irán a una cooperación económica, política y posiblemente militar privilegiada. Este esfuerzo diplomático, emprendido en el contexto de ofrecer a Irán «incentivos» para renunciar a su programa nuclear, se proponía dar a Europa un acceso preferencial a su mercado, su fuerza laboral, y especialmente a su petróleo y gas. La oferta final de agosto de 2005, rechazada como «insultante» por Irán (la que según funcionarios europeos fue «muy generosa»), había sido negociada durante los meses de la suspensión voluntaria del enriquecimiento de uranio por Irán. En mi artículo previo en CounterPunch, describí en detalle esta oferta a Irán.
Irán dejó claro a los E-3, cuando rechazó su primera oferta, que cualquier acuerdo depende en última instancia de que se obtengan las «garantías de seguridad» de USA que necesita. En otras palabras, quiere una promesa oficial de que USA no invadirá Irán, que reconocerá y dejará en paz al actual régimen, y que no tratará de meterse con sus fronteras. Si estos temores no fueran justificados, considerando su ubicación entre Iraq y Afganistán, los E-3 podrían haber ido más lejos con su oferta original. Este hecho en sí va lejos para entender por qué USA no puede permitirse el abandono de la opción militar. Necesita justificar esos temores, ya que desea sabotear a cualquier precio el intento europeo de un acercamiento con Irán.
Porque la participación de USA en cualesquiera negociaciones reales era claramente necesaria, los E-3 entraron en un proceso de encauzar a USA a la mesa de negociación, lo que logró a fines de mayo de 2006. Esto permitió que la UE mostrara a Irán que podía obtener resultados, y por ello parecía que los europeos esperaban sinceramente que Irán aceptaría su segunda oferta oficial de «incentivos» llevados en persona por Javier Solana, el jefe de política exterior de la UE, a Teherán el 5 de junio. La «vuelta en U» del 29 de mayo por el que se atribuyó el mérito o la culpa a Condoleeza Rice, que cambió la antigua política de USA de negarse a toda negociación con el país, fue totalmente insincera ya que USA sabía que en este aspecto el régimen de Irán nunca aceptaría su condición previa para las negociaciones: la suspensión del enriquecimiento de uranio. Esto es especialmente verdadero ya que el texto omitió toda promesa por parte de USA de que si Irán lo hacía, recibiría las garantías de seguridad que necesita. Irán rechazó la oferta por las mismas razones que la anterior: involucraba su suspensión casi indefinida del enriquecimiento, y no incluía ninguna promesa de seguridad. El contenido de esta segunda oferta fue mantenido mucho más en secreto que el de la primera, pero una cosa que podemos deducir es que contenía algún tipo de intento de esquivar las sanciones económicas de USA así como la «cooperación económica y política» que había sido ofrecida un año antes.
Aunque USA también saboteó este esfuerzo europeo, su propia debilidad se hace evidente en el hecho de que el documento no contenía ningún «garrote» concreto aplicable si pasaba el plazo para la suspensión del enriquecimiento, y que cuando esto sucedió, como era inevitable, el 31 de agosto, los europeos pudieron seguir negociando con Irán durante otras 5 semanas. Durante ese tiempo, Solana se reunió por lo menos 4 veces y durante más de 20 horas con Ali Larijani, secretario nacional de seguridad de Irán, mientras al mismo tiempo USA estaba impaciente por obtener la aprobación de sanciones en el Consejo de Seguridad. »Larijani y Solana han estado involucrados en este minueto,» dijo un alto funcionario del gobierno de Bush. «El punto de vista de USA es que esas conversaciones valen la pena, pero no son suficientes. Actuaremos a comienzos de la semana para avanzar con una resolución de sanciones» (New York Times, 17 de septiembre). Durante esos días Chirac incluso sugirió que negociaciones podrían comenzar sin que primero se suspendiera el enriquecimiento, en contradicción directa con la postura de USA. Irán propuso que un «consorcio» de países (y, según se informa, específicamente Francia) podría supervisar sus instalaciones nucleares a fin de verificar su naturaleza pacífica, como un camino para romper el impasse debido a la insistencia de USA en la suspensión como condición previa para las conversaciones.
Pero a pesar de un cierto «progreso,» esas conversaciones se rompieron a comienzos de octubre por el mismo problema: USA no aceptaba ese progreso. Larijani explicó esa ruptura en una entrevista el 8 de noviembre, sobre la que informó la BBC: «Pero usted se podrá preguntar lo que pasó después y por qué hubo un cambio de opinión posterior. Bueno, dijimos al comienzo que algunas partes deberían participar en las conversaciones que pudieran tomar la decisión en última instancia sobre este tema. Es porque no deseábamos realizar negociaciones superficiales. Sin embargo, el caballero dijo que él [Solana] era su enviado plenipotenciario. Pero al parecer ellos posteriormente decidieron no aceptar nuestro sistema de acuerdo. Oí que los USamericanos ejercieron mucha presión sobre él por este problema. Él tampoco quedó satisfecho con el resultado final. En todo caso, lo sucedido muestra que no estaban comprometidos con las conversaciones. Es decir, su enviado admitió que habíamos logrado un progreso y que habíamos llegado más cerca de lograr una conclusión, pero prefirieron otra dirección.» Irán aprendió su lección después de la primera vuelta de «incentivos» ofrecidos por los europeos para lograr que Irán renunciara a su programa nuclear: Los europeos no sólo son débiles desde el punto de vista militar e incapaces en sí de proveer las garantías de seguridad necesitadas (y obviamente no están dispuestos a provocar tan fuertemente a USA) sino que la estrategia de la zanahoria y del garrote es totalmente insincera y condescendiente. La UE desea una relación privilegiada con Irán, pero ha estado basándose para el apalancamiento en sus negociaciones en la posibilidad de medidas punitivas que en sí no desean. Larijani siguió diciendo: «Quisiéramos tener una cooperación a largo plazo. Sin embargo, es muy malo cuando dicen que desean conducir algún tipo de negociación cuyo resultado sea conocido desde el comienzo. Un enfoque semejante significa que todo es totalmente superficial desde el comienzo. Sobre la base de sus conversaciones con nosotros, quieren jugar un papel más importante en Oriente Próximo. Dicen que no desean seguir tan pasivos como en el pasado. Además, dicen que quisieran beneficiarse de la influencia espiritual de Irán – sea en Iraq, Afganistán, Líbano o Palestina. Sin embargo, aspiraciones semejantes no serían posibles si nos siguen gritando. Por una parte, dicen que desean cooperar con Irán, pero por otra parte, elevan la voz. Una persona que pide cooperación, debería proferir palabras lógicas.»
El interés europeo en Irán, una vez más, no tiene nada que ver con ayudar al país, sino con mantener fuera a USA, siguiendo la misma lógica imperialista que USA. Europa, y especialmente Alemania, tiene importantes intereses que proteger en Irán contra castigos económicos o militares, y especialmente Europa necesita un acceso amistoso y seguro a recursos energéticos. La UE ha insistido en la «unidad» en el Consejo de Seguridad porque mientras USA permanezca en la mesa de negociaciones, no puede justificar con tanta facilidad un desvío hacia acciones unilaterales.
El «consenso» de la superpotencia para llevar a Irán ante el Consejo de Seguridad puede ser un compromiso internacional que tiene tanto que ver con llevar a USA a actuar según reglas internacional como con Irán. Los neoconservadores tienen plena conciencia de este hecho y están furiosos, porque no se pueden negar a participar después del unilateralismo fracasado en Iraq. El interés de USA en la «unidad» del Consejo de Seguridad, por lo tanto, obliga a Europa, cuando se haya acabado su minueto, hacia medidas punitivas más fuertes contra ese país. Después que éstas fueron «diluidas» en diciembre, los neoconservadores parecen estar decididos ahora a comenzar a actuar también unilateralmente. Esto se verá en las próximas semanas, ya que el próximo plazo para que Irán deje de enriquecer uranio es el 21 de febrero, y ya que pasará, las partes enfrentadas tendrán que volver a reunirse para decidir si irán más lejos con las sanciones o no. Los neoconservadores pueden estar esperando que esto funcione a su favor, porque se sentirán más justificados para insistir en sanciones más fuertes, pero nada dice que Europa, Rusia y China estarán de acuerdo. En última instancia, si Irán no cede, veremos que más y más tensión se hace evidente en la «unidad» superficial y que puede romperse. Europa puede verse enfrentada pronto a una decisión sobre si quiere renunciar a la insinceridad y negarse abiertamente a aumentar las sanciones, pero esto significaría la admisión abierta de lo que todas las partes han estado ocultando: los verdaderos intereses divergentes de las grandes potencias. Chirac ha sido mucho menos discreto al respecto que, por ejemplo, Merkel, con su intento abortado a mediados de enero de enviar a su ministro de exteriores a Irán supuestamente para hablar sobre Líbano, y su «metida de pata» (que muchos europeos dicen que no lo fue) de hace dos semanas cuando dijo que no sería tan terrible si Irán tuviera una capacidad nuclear militar.
Existe un llamado entre «realistas» USamericanos a favor de un «grandioso convenio» con Irán: no sólo conversaciones directas sino una reapertura total de relaciones, que involucraría garantías de seguridad, la normalización de las relaciones económicas y posiblemente el cese del enriquecimiento por Irán. Pero un semejante grandioso convenio no serviría el propósito de USA en Oriente Próximo, que es no sólo el establecimiento de una relación con el país, sino establecer una relación privilegiada excluyendo a sus rivales. En última instancia, USA necesita un cambio de régimen, porque el régimen de los mullahs probablemente no está dispuesto en este momento a privilegiar a USA bajo ninguna circunstancia. Probablemente no privilegiarían a USA al otorgar contratos. Los hidrocarburos seguirían estando cuidadosamente controlados. Si quieren inversiones, las pueden conseguir en otros sitios. La situación en Iraq no mejoraría seriamente mientras dure la ocupación. Por cierto, ¿a dónde llevaría una conversación directa sobre la interferencia de Irán en Iraq? USA: déjense de interferir fuera de sus fronteras. Irán: fíjense en sí mismos. A Irán le encantaría esa oportunidad. Robert Gates admitió en enero que las conversaciones no producirían nada para USA cuando dijo: «Francamente, en este momento preciso no hay nada que los iraníes quieran de nosotros, y por ello en cualquier negociación ahora mismo, nosotros seríamos el suplicante.»
El único «convenio» que USA quiere con Irán (o con cualquiera de sus colonias) es un convenio a precio de remate, en el que pueda dictar la política de inversiones y de economía en general. Y esto no es por simple imperialismo, sino más bien por la lógica misma de la rivalidad entre imperialistas: es la única manera para excluir a sus rivales. Cualquier otro convenio ayudaría a sus rivales a normalizar y mejorar las relaciones. Por ello USA no dará las garantías de seguridad que son el sine qua non para Irán, ya que simplemente no es de su interés darlas. Es mucho más de su interés ser irracionalmente amenazante y mantener insegura a la región. Puede provocar a Irán a un conflicto, permitiendo a USA que «tome represalias» con bombardeos al estilo de Líbano, justificando su acción con la lentitud del Consejo de Seguridad. Una manera de decir al mundo: podremos estar debilitados en Iraq, etc. pero lo gobernaremos por la fuerza; no podéis entrar donde decimos que no lo hagáis.
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Michele Brand es periodista e investigadora independiente basada en París. Para contactos escriba a: michele.brand @yahoo.fr
http://www.counterpunch.org/brand02172007.html
Germán Leyens es miembro de Rebelión y Cubadebate. Esta traducción se puede reproducir libremente con fines no lucrativos, a acondición de respetar su integridad y de mencionar a la autora, al traductor y la fuente.