El ataque contra una base militar británica en el norte de Irlanda ha desatado una avalancha de comentarios y análisis sobre la marcha del proceso de paz o sobre los obstáculos que éste afrontará tras esa acción de los disidentes republicanos. Los avisos de los responsables de la seguridad en la zona llevaban desde hace […]
El ataque contra una base militar británica en el norte de Irlanda ha desatado una avalancha de comentarios y análisis sobre la marcha del proceso de paz o sobre los obstáculos que éste afrontará tras esa acción de los disidentes republicanos.
Los avisos de los responsables de la seguridad en la zona llevaban desde hace varias semanas indicando la posibilidad de que este tipo de acciones tuvieran lugar, aunque la mayoría de los informes apuntaban a que el objetivo sería un policía, con grandes posibilidades además que éste fuera católico.
Desde hace ya tiempo que los «micro grupos» disidentes tienen como objetivos a las fuerzas de seguridad y al movimiento republicano encabezado por el Sinn Féin y que apuesta claramente por el proceso de paz. En este contexto podemos ver cómo desde hace tiempo los ataques y la estrategia de los disidentes pasa por entorpecer la labor del Sinn Féin.
Más allá de la coyuntura del actual ataque, es evidente que sus autores persiguen varias cosas. Por un lado estarían buscando la fotografía de algún dirigente del movimiento republicano en el funeral de un policía o soldado, y por otro lado pretenden que desde Londres se vuelva a impulsar la presencia militar en las calles, dando más argumentos a los que reclaman que ésta todavía no ha concluido.
Si bien es cierto que la presencia británica no ha finalizado, también es verdad que la estrategia republicana en trono al proceso de paz ha logrado que ésta sea la más pequeña en muchos años (De cerca de 30.000 se ha pasado a menos de 5.000).
El intento de crear mayores contradicciones dentro de las bases del republicanismo, mayoritariamente situadas en el SF, es uno de los motores de las acciones disidentes. Por eso hay que ubicar la respuesta del partido republicano en ese contexto. La respuesta de los dirigentes del Sinn Féin, ha sido interpretada como «una declaración calculada políticamente».
Tras presentar el ataque como una acción contra el proceso de paz, el SF se reafirma en su objetivo de acabar con la «ley británica» en Irlanda por medios pacíficos y democráticos. En el comunicado, los republicanos también resaltan otros aspecto clave, que pasa desapercibido intencionadamente para algunos medios, y es la existencia 2de elementos dentro del unionismo y del propio sistema británico» que no desean que el proceso de paz cumpla sus objetivos, en una clara alusión a los llamados «segurócratas».
En los últimos meses han aparecido por doquier nuevos grupos disidentes que se han escindido del RIRA, CIRA o INLA, lo que ha hecho que algunos portavoces políticos cercanos a éstos grupos, como 32CSM, denuncien que algunos de estos nuevos grupos estarían actuando «bajo las ordenes de la inteligencia británica». Algunas fuentes señalan asimismo ese abanico de nuevos grupos (Óglaigh na hÉireann- OHN, Irish Republican Liberation Army-IRLA, Saor Uladh- Ulster Libre o Irish Republican Brotherhood-IRB) como foco de reunión de individuos relacionados con el tráfico de drogas y con bandas de ladrones. De ahí que muchas de sus acciones estén ligadas al dinero del narcotráfico, a robos o a extorsiones, y que intenten barnizar las mismas bajo el manto de los principios republicanos, algo que han rechazado de plano los portavoces de las comunidades afectadas.
La presencia de estos «micro grupos» es una constante en la escena política del norte de Irlanda, aunque la mayoría de ellos apenas cuentan con apoyo entre la comunidad, y tienen serias deficiencias de militantes, y armamento. Pero a pesar de todo ello han demostrado que pueden realizar ataques de distinto tipo. Sólo desde el pasado mes de noviembre, se han contabilizado más de quince ataques (disparos, bombas, palizas…).
Otros aspectos del ataque contra la base de Massereene también deben tenerse en cuenta. Por un lado la elección del lugar, en el condado de Antrim, considerado como el corazón de la comunidad protestante, y por otro lado la repercusión mediática y junto a ello la anulación del viaje a EEUU de Robinson y McGuiness, donde se escenificaría una cierta unión de cara al mundo. Además, atentando contra la base se lanza un serio aviso a todos aquellos que colaboran de una u otra forma con las fuerzas británicas (estaciones de servicio, alimentación o construcción).
La marcha del proceso de paz no parece peligrar de momento, pero es evidente que su cumplimiento es una condición para que el mismo no acabe atascado y cree desilusión entre la sociedad. Aspectos como la investigación sobre la colaboración de las fuerzas británicas y los grupos armados lealistas, la transferencia de poderes en materia judicial y policial, el desarme lealista, y la profundización de las relaciones norte-sur de la isla, tendrán su peso en la buena marcha o no del proceso de paz irlandés. Sin olvidar tampoco que el próximo mes de junio, las elecciones europeas se convertirán en un espacio de batalla entre las diferentes sensibilidades de la isla, tanto en el norte como en el sur.
TXENTE REKONDO.- Gabinete Vasco de Análisis Internacional (GAIN)