Deprisa, deprisa, Italia ha vivido en un fin de semana la escena del adiós al régimen berlusconiano que ha marcado los últimos diecisiete años de su historia y el nombramiento del gobierno técnico de Mario Monti. El sábado por la noche, mientras Silvio Berlusconi presentaba su dimisión al Presidente de la República, un grupo de […]
Deprisa, deprisa, Italia ha vivido en un fin de semana la escena del adiós al régimen berlusconiano que ha marcado los últimos diecisiete años de su historia y el nombramiento del gobierno técnico de Mario Monti. El sábado por la noche, mientras Silvio Berlusconi presentaba su dimisión al Presidente de la República, un grupo de cantantes resistentes, cantaba el Aleluya del Mesías de Haendel. La muchedumbre insultó a Berlusconi («bufón», «ladrón»); tiraron monedas contra su coche oficial. Se vivió un momento de catarsis liberatoria. Se puede entender y compartir la alegría masiva, el alborozo popular por la caída del último gobierno de Silvio Berlusconi, puesto que buena parte de la sociedad italiana ha vivido muchos años ofendida, humillada, avergonzada. Es lógico y comprensible que liberaran su subjetividad y sintieran que recuperaban su dignidad. En los festejos del sábado se mentó la «Liberación» y se equiparaba el acontecimiento con el 25 de abril, fecha de la liberación del nazifascismo. En una cosa sí que ambas fechas se parecen: fueron actores extranjeros -las tropas aliadas antaño, los «mercados», la Troika y Merkozy ahora- quienes provocaron el debilitamiento que condujo al derrocamiento del Duce Silvio. Obama se dice contento del cambio positivo en el gobierno; Sarkozy confía en que el nuevo gobierno esté operativo pronto; Christine Lagarde, directora general del Fondo Monetario Internacional, confía en el nuevo gobierno de Mario Monti, a quien conoce «muy bien y es muy competente». Barroso y Van Rompuy dicen también estar satisfechos. El sábado, salvo los «berluscones», todos estaban contentos.
Deprisa, deprisa, llegó el domingo y Mario Monti recién nombrado senador vitalicio por el Presidente de la República, acudió a misa con su mujer. Al salir del hotel, comentó a los periodistas: «Un día espléndido, ¿verdad?». Por la noche recibió del Presidente de la República el encargo de formar gobierno, pero Silvio Berlusconi le robó la escena lanzando un videomensaje en que anuncia que no se rinde y que redoblará su empeño, lo que no es de extrañar habida cuenta de que hoy será una dura jornada para sus empresas en la Bolsa y que aún penden sobre su cabeza tres procesos judiciales: caso Mills (corrupción), caso Mediaset (fraude fiscal) y caso Ruby (abuso de poder y prostitución de menores). Todo hace esperar que esos anónimos «mercados» que atacaron y confabularon contra Berlusconi, hoy lunes apoyarán a Monti, nuevo Presidente del Consejo de Ministros italiano, que formará un gobierno compuesto solamente por técnicos. La Confederación Episcopal italiana hizo saber que había varios nombres de ministrables que le gustan por currículum y fe. El cardenal Bagnasco, secretario de la CEI, avisó de que hay «valores no negociables» porque no puede haber «mediación sobre todas las cosas». (El próximo fin de semana habrá un foro presidido por el cardenal Bagnasco sobre estos valores no negociables en que participarán Alfano (delfín de Berlusconi), Casini (Unión de Democratacristianos), Maroni (Liga Norte) y Bersani (Partido Democrático)). Deprisa, deprisa, se perfila el regreso de un partido transversal democratacristiano en la ética, neoliberal en la política mientras la izquierda se despierta maniatada dentro de la pesadilla de un gobierno de emergencia nacional.
Deprisa, deprisa, ha llegado el lunes. Mario Monti debe apresurarse para formar gobierno «en 48 horas», y se anuncian ya las primeras medidas que tomará: reforma de las pensiones, impuesto sobre la vivienda y patrimonial. Hoy, día 14 vencen 3.000 millones € de bonos del Estado. Antes de fin de año hay que colocar 50.000 millones €. En 2012 la cifra de bonos por colocar alcanzará los 300.000 millones €. Rápidamente el gobierno debe recuperar «credibilidad». La prensa ya festeja la subida en los mercados asiáticos. El electrocardiograma de las Bolsas y el diferencial darán sostén al gobierno Monti. Son las 8:52 ahora: el diferencial con los BTP alemanes está bajando un 1,15% mientras sube el índice FTSE MIB (3,68%). Todo sucederá deprisa, muy deprisa. Tan deprisa que pocos se han preocupado de ver que se pasa del régimen de Berlusconi a un gobierno de la Troika y Goldman Sachs, y que la prisa es mala consejera y que el Aleluya que se cantó el sábado tiene algo de Kirie Eleisón hoy lunes.
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