En un artículo anterior informábamos del desarrollo de los movimientos de masas a los que se enfrenta el gobierno Berlusconi en Italia. En las últimas semanas las luchas han cobrado un nuevo impulso en lo que parece un ejemplo de libro de texto de cómo se desarrolla la lucha de clases. Como es habitual, la […]
En un artículo anterior informábamos del desarrollo de los movimientos de masas a los que se enfrenta el gobierno Berlusconi en Italia. En las últimas semanas las luchas han cobrado un nuevo impulso en lo que parece un ejemplo de libro de texto de cómo se desarrolla la lucha de clases. Como es habitual, la juventud, un barómetro sensible de la sociedad es la que primero se mueve. Después se extiende el contagio a aquellos sectores de los trabajadores que están más cerca de ella, como los profesores, investigadores, etc., y muy a menudo a sus propios familiares. Posteriormente, el resto de la clase obrera rápidamente gana confianza, mientras que los dirigentes sindicales más a la izquierda sienten la necesidad de comenzar a actuar de una manera más audaz. Se comienzan a convocar huelgas y en una situación como la que existe en Italia, fácilmente se convierten en huelgas generales. En cuestión de meses todo el país está en una situación de agitación.
La onda aumenta
«La onda» (l’Onda), se ha convertido en el nombre oficial del movimiento estudiantil contra el programa de recortes y privatización presentado por Berlusconi y sus ministros, Tremonti y Gelmini. Comenzó casi simultáneamente en la mayoría de institutos y universidades del país cuando el gobierno anunció el contenido de estas medidas reaccionarias.
El 30 de octubre se convocó una huelga estatal de personal docente y el 14 de noviembre fue el turno del personal universitario. Como era fácil de prever, ambas huelgas fueron un éxito y conectaron con las movilizaciones estudiantiles, convirtiéndose en parte de la Ola y empujando a otras capas de los trabajadores y la juventud a la acción.
El 30 de octubre en Roma se organizó una manifestación nacional de estudiantes de secundaria y universidades en apoyo de la huelga. Los organizadores dijeron que habían participado un millón de personas en la manifestación, otras fuentes dan cifras inferiores, pero siempre en torno a los cientos de miles. Sin embargo, estas enormes cifras sólo hacen referencia a la manifestación en la capital del país. Hubo docenas de movilizaciones locales con profesores, alumnos, becarios, trabajadores no académicos y padres juntos en manifestaciones masivas a nivel local y provincial. Muchas ciudades pequeñas el 30 de octubre vivieron la manifestación más grande en diez, veinte o incluso treinta años. Sobre la base de la experiencia de los últimos años, cuando prácticamente cada otoño se producían estallidos de furia estudiantil intensos pero cortos, algunos temían que esta manifestación representase el punto culminante del movimiento, que después las cosas se calmaran rápidamente y murieran. Esa probablemente era la esperanza de Berlusconi, quien tercamente insistía en su línea de que los estudiantes estaban «desinformados por la propaganda» y los profesores de izquierdas sólo querían defender sus supuestos privilegios. Todo lo contrario, el 30 de octubre representó en muchos casos la oportunidad de cerrar filas y lanzar nuevas formas de organización del movimiento. La huelga nacional de universidad el 14 de noviembre, apoyada por una marcha de 200.000 personas en Roma, fue la oportunidad de celebrar el primer encuentro nacional del movimiento universitario.
La Ola había alcanzado un tamaño donde la cantidad se convierte en calidad: los estudiantes comienzan a organizar grupos de discusión, talleres para analizar los ataques y proponer una reforma alternativa de la educación y la investigación, en algunos casos también se celebrar asambleas generales en la facultad, en la universidad o el instituto para elegir delegados que representen de una manera democrática las reivindicaciones y opiniones de aquellos que participan en la lucha. Esto significa que incluso cuando el movimiento finalmente decaiga no regresará a lo que teníamos antes. Una capa de estudiantes y trabajadores políticamente conscientes continuará organizando, discutiendo y preparándose para el futuro.
¿Cómo pueden ganar los estudiantes?
Las facultades ocupadas de la Universidad La Sapienza de Roma, uno de los epicentros de la protesta, albergó una asamblea de dos días que generó una serie de documentos que demuestran la conciencia política de algunos sectores del movimiento. Algunas de las reivindicaciones son muy avanzadas y tienen un contenido anticapitalista.
Al mismo tiempo, en estos documentos también hay formulaciones confusas y en general todo el proceso mediante el cual se han producido estos manifiestos provisionales fue bastante caótico. Es el resultado de la influencia de tendencias pequeño burguesas o semi-anarquistas dentro de sectores del movimiento, con frecuencia los mismos grupos que jugaron un papel en engañar a una parte del movimiento antiglobalización italiano en 2001-2003. Estos grupos periféricos están haciendo un daño serio si piensan que pueden imponer sus consignas y terminología al movimiento de masas sin una discusión rigurosa y democrática organizada con delegados elegidos desde abajo y revocables en cualquier momento, con reivindicaciones claras y una conexión fuerte con el movimiento obrero. Ellos representan un riesgo de dividir el movimiento o separarle de los trabajadores en aras de tener y utilizar su terminología favorita en los panfletos y documentos. El ala más moderada del movimiento, influenciada por el burgués Partido Democrático, probablemente sólo espera una excusa para provocar una escisión e intentar llevar el movimiento por un camino más «razonable».
Sin embargo, la gran participación en la asamblea de Roma demuestra la necesidad de un comité de acción estatal que pueda actuar legítimamente como órgano coordinador, hacer propuestas, plantear reivindicaciones y finalmente entrar en negociaciones con el gobierno. En un proceso democrático, ideas, tendencias y organizaciones diferentes serán todas sometidas a prueba. Así sucedió en Francia o España, es lo que hizo fuerte a estos movimientos en el pasado, por ejemplo, la lucha de los jóvenes franceses contra el CPE en 2006. En España, estas tradiciones se expresan a través de la posición conseguida por el Sindicato de Estudiantes dirigido por los marxistas en los institutos. Precisamente porque tenemos confianza en el potencial de este movimiento, confiamos en su sabiduría colectiva y su capacidad de seleccionar a los mejores portavoces para crear vínculos con el movimiento obrero y dirigir unas negociaciones serias y sin compromiso con el gobierno, convirtiendo una lucha defensiva en una lucha para obligar al gobierno a conceder más dinero a la educación e investigación públicas, y que de marcha atrás en sus escandalosas «reformas».
¡Paradnos si podéis!
Si se cumplen una serie de condiciones cruciales, es totalmente posible dar marcha atrás a la tendencia de recortes y privatizaciones. Debemos tener en cuenta que esta tendencia tiene un carácter por lo menos continental, sino es mundial. El conocido como «proceso Bolonia» (un acuerdo internacional lanzado en 1999 para armonizar los sistemas educativos europeos de acuerdo con el criterio de privatización y competencia) está provocando protestas en España, Grecia, Francia, Alemania y otros países. Los ataques de los gobiernos nacionales individuales son parte de una ofensiva supranacional de las clases dominantes de Europa. Es completamente posible que durante las siguientes semanas o meses veamos una movilización europea de la juventud. Si comienza una movilización europea de los estudiantes, también aquellos países, como Gran Bretaña o Suecia, que todavía no se han visto afectados por el movimiento rápidamente comiencen a participar.
Las primeras semanas de movilizaciones en Italia han bastado para obligar a la ministra Gelmini a introducir algunas modificaciones en sus cambios propuestos para el sistema universitario. Se han relajado los niveles de renovación del personal universitario, lo que permite contratar más profesores jóvenes e investigadores. En lo que representa un intento claro de dividir el movimiento se han suspendido temporalmente las presuntas «universidades virtuosas», es decir, las que ya gastan menos que las demás o cobran tasas más elevadas a sus estudiantes, normalmente son las que están en las zonas más desarrolladas del país o más relacionadas con patrocinadores privadas. Se ha dado más financiación para apoyar las becas, permitiendo por primera vez que todos los estudiantes italianos que tenían derecho a recibir ayuda económica realmente reciban algo, obviamente son buenas noticias para ellos, aunque en realidad ¡de cualquier manera ya tenían derecho a ello! Sin embargo, a pesar de estas pequeñas concesiones, la mayoría de sus planes reaccionarios aún están ahí y los manifestantes claramente no han sucumbido a este intento torpe de dividir y desviar el movimiento. En realidad, estas primeras y pequeñas concesiones pueden tener el efecto contrario al que desea el gobierno. ¡Envían una señal de que la protesta sirve para algo!
La derecha ha desplegado todo un espectro de maniobras vergonzosas con el objetivo de desviar, confundir y, en última instancia, destruir el movimiento. Grupos de jóvenes católicos combativos y de la derecha han intentado organizar contra-movilizaciones a favor de los recortes. Como en algunos casos se han interrumpido las clases debido a las protestas, han intentado organizar protestas de «buenos estudiantes» en defensa de su «derecho a estudiar» sin ser molestados por los estudiantes en lucha. Aparentemente, ¡para estas personas la destrucción a largo plazo del sistema educativo no impide el derecho a estudiar!
Grupos como Comunión y Liberación (fundamentalistas pro-capitalistas católicos romanos) y la Juventud Forza Italia (la organización juvenil fantasma del partido de Berlusconi) han recogido firmas, repartido panfletos e incluso organizado algunos minúsculas manifestaciones en unos cuantos lugares. En algunos casos, como sienten el apoyo del gobierno nacional tras ellos, han recurrido a acciones gamberriles. El día antes de la gran huelga universitaria, el grupo juvenil del partido ex – fascista, Azione Giovani, llegó a ocupar dos sedes de la principal confederación sindical, la CGIL, para protestar contra las huelgas. Correctamente, fueron denunciados por la dirección del sindicato como una agresión similar a la que hacían los camisas negras. Todas estas iniciativas se han topado con la indiferencia o la hostilidad abierta de la mayoría de los estudiantes y han sido un fracaso absoluto.
Algunos grupos de extrema derecha más violentos y radicales (como el Bloque de Estudiantes organizado por un partido abiertamente fascista) han utilizado tácticas distintas. Han intentado infiltrarse en el movimiento «apoyando» algunas de sus reivindicaciones y aprovechando el sentir «anti-político» que prevalecía en el movimiento durante sus primeras semanas de existencia. El 29 de octubre (una vez más el día antes de la huelga estatal), en Roma, hubo enfrentamientos violentos entre estudiantes de izquierdas y fascistas. Los fascistas habían preparado una provocación (algunos dicen que de acuerdo con la policía) para llegar a la manifestación con un camión cargado de palos y otras armas.
En muchos casos, el Estado ha utilizado la violencia para reprimir a los manifestantes. La policía ha desalojado los institutos ocupados, se ha acusado a estudiantes (también menores), se ha cargado contra manifestaciones pacíficas. El objetivo es debilitar el movimiento separando a las capas más avanzadas y conscientes políticamente, dedicarlas a enfrentamientos estériles con la policía y después utilizar esta situación para hacer propaganda reaccionaria en los medios de comunicación, como sugería el ex -presidente de la república Francesco Cossiga. Podemos decir que estos intentos han fracasado totalmente. La ministra Gelmini ha hecho hipócritamente algunas declaraciones «amables» que no han tenido ningún efecto (en determinado momento, por supuesto demagógicamente, incluso se ha atrevido a decir que ella realmente estaba de acuerdo con lo que decían los estudiantes). Todo el mundo comprende que esto sólo es parte de las mismas viejas maniobras.
También el Partido Democrático, el principal partido de la oposición parlamentaria burguesa a Berlusconi, cada vez está más preocupado por el desarrollo de la conciencia política dentro del movimiento. En un intento de desviar el movimiento y darle un «objetivo práctico» en el futuro, ha estado animado a la normalización y al final de las protestas, los demócratas han propuesto la convocatoria de un referéndum para abolir las medidas propuestas por el gobierno y aprobadas recientemente en el parlamento. La propuesta de convocar un referéndum es una trampa. Además de no ser factible (parte de las medidas están incluidas en un presupuesto de tres años que simplemente no puede ser dividido), también sería una locura política retrasar todo hasta el referéndum que probablemente no se podría celebrar hasta el año 2010. Eso significaría desmovilizar y malgastar las energías de este gran movimiento. Es una desviación táctica por parte de la dirección demócrata para sacar la Ola del foco y sustituirla por una oposición parlamentaria inconsistente e ineficaz.
La clase obrera interviene
El 17 de octubre una coalición de sindicatos de izquierdas pequeños organizó una huelga general. Esta huelga no paralizó el país porque las principales organizaciones no participaron, pero sí demostró que algunas capas avanzadas de los trabajadores están dispuestas a luchar.
La FIOM (sección metalúrgica de la CGIL, pero más a la izquierda) es el mayor sindicato metalúrgico de Italia, con más de 350.000 afiliaos, incluye no sólo a trabajadores de cuello azul, sino también de cuello blanco y de otras industrias que pertenecen al mismo convenio nacional, representa a una capa tradicional clave de la clase. El 31 de octubre, el día antes de la primera movilización conjunta de trabajadores y estudiantes, 5.000 delegados sindicales del FIOM se reunieron en una asamblea nacional que decidió convocar una huelga estatal el 12 de diciembre.
La dirección del FIOM ha explicado el vínculo entre la crisis económica y los ataques a los estudiantes y derechos de los trabajadores. La plataforma elaborada para la huelga sigue las siguientes líneas. Se opone a los recortes y privatizaciones en el sistema educativo, en la sanidad y en las pensiones. Defiende la protección social para los parados. Exige que los trabajadores inmigrantes que pierden sus empleos debido a la crisis económica no sean considerados inmigrantes ilegales como ocurre actualmente. Defiende la revisión de los impuestos, que los especuladores financieros paguen más y que exista un mecanismo fiscal para que ese dinero extra revierta en los trabajadores. Estas propuestas recibieron el apoyo entusiasta de los delegados sindicales que representan la columna vertebral combativa del proletariado italiano.
Con los profesores y los metalúrgicos en estado de agitación, los trabajadores del sector público y los del transporte en guerra contra el gobierno, el movimiento estudiantil demostrando la falta de consenso que existe en la camarilla que rodea a Berlusconi, la situación entre sectores importantes de la juventud y el inicio de la recesión… un poco más de bravuconería por parte del gobierno y unas cuantas provocaciones del gobierno y los empresarios era lo que faltaba para que la CGIL (con 5.600.000 afiliados) se pusiera en movimiento.
La gota que colmó el vaso fue la «reunión informal» que tuvo lugar en noviembre en la residencia de Berlusconi en Roma (un palacio lujoso del siglo XVI). Los invitados de Berlusconi fueron un puñado de ministros, el líder de la asociación empresarial Cofindustria, el dirigente del sindicato cristiano CISL (4.400.000 afiliados) y el líder del sindicato ex – socialista UIL (2.000.000 de afiliados). Guglielmo Epifani, dirigente de la CGIL no fue invitado, una señal clara de que el dirigente del sindicato más grande de izquierdas no es bienvenido en estas reuniones. Berlusconi, en un intento de confundir la situación, dijo en televisión que la reunión se había organizado sin que él lo supiera, que se enteró unos minutos antes, ¡algo difícil de creer teniendo en cuenta que era en su propia casa!
La línea de las relaciones industriales de Berlusconi siempre ha sido la excluir a la confederación CGIL «no fiable» de las presuntas «negociaciones», que en realidad sólo son acuerdos sucios firmados a espaldas de los trabajadores. Ya se han firmado varios de estos acuerdos sobre distintas cuestiones, con los tres principales sindicatos divididos en varias ocasiones entre la «línea dura» (normalmente la CGIL y otros sindicatos más pequeños) y los «negociadores».
No obstante, la situación de Epifani nunca ha sido del todo consistente. Ahora se ve obligado a hacer algo y ha convocado la huelga general el 12 de diciembre. La plataforma reivindicativa no es tan radical como la que ha elaborado el FIOM, pero defiende las ayudas económicas a los trabajadores asalariados y pensionistas frente a las crisis, medidas contra el paro y los despidos, un plan extraordinario de inversiones públicas en el sur de Italia, eliminar todos los recortes en los servicios públicos, educación, etc., La dirección de la CGIL también está enviando al gobierno un aviso de que sencillamente no es posible ignorarles.
¡La lucha de clases es nuestro elemento!
La corriente marxista que publica FalceMartello y su parte de Rifondazione Comunista ha pedido un esfuerzo extra al partido para que convierta es huelga general en una oportunidad real de movilizar desde abajo. Para conseguir este objetivo es necesario conectar la movilización con las luchas cotidianas en cada centro de trabajo donde estén presentes y sean activos los comunistas. Se ha elaborado un plan de actividades del partido dentro de los centros de trabajo y la corriente marxista está jugando un papel destacado en este trabajo.
Esta es la mejor manera de que se haga real el nuevo rumbo de Rifondazione. El nuevo rumbo se supone que es más a la izquierda pero en algunos casos no se está produciendo. Podemos citar los ejemplos de Milán, Bolonia o la región de Abbruzzo donde se repiten una y otra vez alianzas sin sentido con el centro-izquierda (ahora el Partido Democrático), no sólo por parte del ala de derechas del partido, sino también por los presuntos seguidores del «giro a la izquierda».
Se trata de un problema especialmente en un momento cuando el ala de derechas de Rifondazione, la camarilla burocrática que rodea a Nichi Vendola, Fausto Bertinotti y demás, está organizando abiertamente una escisión. Incluso se atreven a pedir un congreso extraordinario del partido porque «el movimiento estudiantil comenzó y Obama ganó las elecciones», algo que según ellos ha «cambiado todo». En su opinión, ya que algunos de los estudiantes en lucha aún son críticos hacia los partidos políticos organizados (la razón básica de ello es la terrible actuación de la izquierda con el gobierno Prodi), la izquierda italiana debería disolverse en un nuevo Partido Socialdemócrata que se inspire en… ¡la política de los demócratas norteamericanos!
Por supuesto no habrá ningún congreso extraordinario del partido, porque el último se celebró hace unos meses y también resulta irónico que lo pidan esos burócratas que siempre retrasaban los congresos durante años cuando controlaban el aparato del partido. Sin embargo, esto demuestra el nivel de provocación y agresividad de esta fracción reformista. Por lo tanto, es aún más importante que el ala de izquierdas de Rifondazione se organice para contrarrestar esta presión derechista por parte de los liquidadores de Vendola y las tendencias burocráticas dentro de la nueva mayoría del partido. Por esa razón, los compañeros que en el último congreso defendieron el cuarto documento (basado en las posiciones de la corriente marxista que coinciden con la línea de marxist.com) han organizado una asamblea estatal de dos días en Roma: Con los estudiantes y los trabajadores. ¡Por un giro a la izquierda! Esta asamblea se celebrará unos días antes de la huelga general. Eso demostrará una vez más la importancia del papel de los marxistas en lo que consideramos nuestro elemento: ¡la lucha de clases!