Casi la mitad de los médicos de los hospitales de Eslovaquia presentaron su renuncia en protesta por las condiciones laborales y los bajos salarios, una medida que en caso de cumplirse haría colapsar el sistema de atención médica del país.
Los profesionales de la salud dieron a las autoridades un plazo de dos meses para cumplir sus demandas en materia salarial y reformar el sistema, de lo contrario harán efectivo su retiro, lo cual dejaría a los hospitales con una capacidad reducida para realizar intervenciones quirúrgicas, tendrían que cerrar varias áreas y prestar solo servicios esenciales.
La decisión se inspiró en acciones similares adoptadas por colegas suyos de la vecina República Checa.
«Desde hace 20 años se discuten los problemas que afectan al sistema de salud. Los gobiernos han cambiado, pero no aparecen las soluciones. Los hospitales fueron olvidados. Las complicaciones se expandieron y tomaron todo», declaró el médico Tibor Sedlak, del sindicato del hospital Ruzinov, en Bratislava.
Tras el derrumbe del bloque comunista, Europa oriental heredó un sistema de salud poco desarrollado en relación con el de Occidente. Los sucesivos gobiernos trataron de mejorar la atención y ofrecer un servicio moderno.
La notoria mejora de indicadores como la esperanza de vida, la mortalidad infantil y la disponibilidad de tratamientos y procedimientos en las últimas dos décadas oculta la permanencia de graves problemas en sectores con escasez de recursos.
En algunos países de la región, la crónica falta de recursos hace que hospitales y clínicas carezcan de equipos y materiales básicos.
En Rumania, donde el presupuesto para la salud ha sido sistemáticamente el más bajo en la Unión Europea (UE), hubo numerosas protestas de médicos y de otros trabajadores de la salud en los últimos 10 años por las condiciones laborales.
La situación llegó al punto en que los médicos se vieron obligados a comprar de su propio bolsillo medicamentos para pacientes.
El presupuesto para la salud de 2010 fue apenas superior a cuatro por ciento del producto interno bruto (PIB), mucho menos que el promedio de los países miembro de la UE, que asciende a ocho por ciento.
En la vecina Bulgaria, el escenario es similar a la de Rumania. En los dos últimos años, la situación fue tan catastrófica que los hospitales tuvieron que cancelar intervenciones quirúrgicas y concentrarse en ofrecer servicios esenciales.
Los médicos eslovacos se quejan de que el gasto en su país también es inferior al promedio en la UE, alrededor de seis por ciento del PIB, al año.
Los bajos salarios y la cantidad de horas de trabajo, lo que llevó a médicos eslovacos a entregar su renuncia, hicieron que los profesionales optaran por tomar medidas de presión en varios países de la región.
Los médicos de República Checa entregaron su renuncia en 2010 y denunciaron que el salario básico de un médico recién recibido era de 650 euros (unos 859 dólares) al mes, mientras que el promedio del país era de 900 (1.189).
Los médicos lograron que su salario superara el promedio nacional y el gobierno prometió reformar el sistema de salud. Pero todavía queda mucho por hacer.
En Rumania, un residente gana 200 euros (264 dólares) al mes, y, en Bulgaria, la situación es un poco mejor. En Hungría, los especialistas comienzan a trabajar con un salario de 350 euros (462 dólares). Y en los estados del Báltico, los cirujanos especializados suelen recibir menos 1.000 euros (1.321 dólares) al mes.
Las malas condiciones laborales, la falta de recursos y los bajos salarios no solo derivaron en fuertes medidas sindicales, sino también en el éxodo de especialistas y médicos recién recibidos a otros países europeos y a Estados Unidos.
Autoridades estatales y hospitalarias y los sindicatos coinciden en que la fuga de cerebros del sector solo empeorará la crisis.
La falta de personal puso en riesgo la vida de pacientes, dijeron algunos profesionales a IPS.
Los médicos eslovacos en huelga reclaman un aumento salarial de por lo menos una vez y media el promedio nacional, que actualmente es poco menos de 800 euros (1.057 dólares) al mes.
También reclaman más recursos para los centros de atención así como detener las controvertidas reformas que apuntan a transformar a los hospitales en compañías estatales.
Los profesionales sostienen que el cambio afectará los estándares de atención y no contribuirá a mejorar las finanzas.
«Hay un problema financiero básico, por ejemplo, por cada jeringa que el hospital compra a un euro (1,3 dólares), recibe 60 centavos (79 centavos de dólar) de la compañía aseguradora», explicó Sedlak, del sindicato del hospital Ruzinov.
«Eso no cambiará por más que los hospitales se transformen en compañías, no hará más que disfrazar que el hospital, en tanto que empresa, estará dando pérdida. Tratarán de resolverlo reduciendo los tratamientos y procedimientos ofrecidos. Habrán menos servicios», añadió.
El ministro de Salud de Eslovaquia, Ivan Uhliarik, declaró que se reunirá con los médicos para discutir sus demandas.
Pero dijo que no se cambiarán los planes para transformar los hospitales en empresas, lo que, según sus partidarios, permitirá implementar firmes prácticas de gestión, recortar el gasto y reducir las deudas, y añadió que no hay presupuesto para salarios.
Sucesivos gobiernos de la región han asegurado que es difícil aumentar el presupuesto para la salud. La crisis financiera también afectó a este sector porque las autoridades se vieron obligadas a realizar ajustes fiscales.
Se tomaron varias medidas para tratar de combatir el déficit en los últimos años, con distintos grados de aceptación, a fin de recabar fondos.
En República Checa se implementó el pago de honorarios para los pacientes que concurren a una consulta médica. En Eslovaquia, una medida similar tuvo que eliminarse ante la oposición pública. En Bulgaria se introdujo una contribución obligatoria, mientras que en Rumania, las últimas reformas incluyeron obligaciones para los pacientes.
Esas medidas no ayudaron mucho al deteriorado sistema de salud, sostienen los médicos.
El sector no superó sus problemas financieros y los trabajadores están desanimados, pese a las reformas de los últimos años, dijo a IPS una médica de Bucarest, capital de Rumania.
«La atención médica siguen siendo muy mala pese a las reformas», dijo a IPS.