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Ken «el rojo» Livingstone vuelve a los brazos de Tony blair

Fuentes: Socialist Worker

Me cuesta mucho encontrar las palabras para expresar mi desprecio por el llamado del alcalde de Londres, Ken Livingstone, a que los trabajadores del tren subterráneo carnerearan la huelga del sindicato RMT de la semana pasada. Después de todo, hace unas pocas semanas, Livingstone, aterrado porque el candidato conservador Stephen Norris lo estaba alcanzando en […]

Me cuesta mucho encontrar las palabras para expresar mi desprecio por el llamado del alcalde de Londres, Ken Livingstone, a que los trabajadores del tren subterráneo carnerearan la huelga del sindicato RMT de la semana pasada.

Después de todo, hace unas pocas semanas, Livingstone, aterrado porque el candidato conservador Stephen Norris lo estaba alcanzando en la elección para alcalde, se puso desesperadamente a buscar los votos de la izquierda.

Livingstone se metió en este enredo por su decisión de volver al Partido Laborista.

Asociarse con el mentiroso y guerrerista Tony Blair le cortó a Livingstone el apoyo entre los votantes desilusionados con el New Labour.

A pesar de todo, la izquierda en su conjunto se ubicó junto a él. Lindsey German, la candidata para alcalde de Respect, publicó una carta en el diario The Guardian llamando a sus partidarios a darles sus votos como segunda preferencia a Livingstone.

Lo que hace que la acción de Livingstone sea especialmente despreciable es que la dirección del sindicato ferroviario RMT siempre estuvo muy cerca de él desde que fue eligido como alcalde, una vez más con el apoyo de la izquierda, en el año 2000.

Todo lo que obtuvimos nosotros, y el RMT en particular, a cambio de nuestro apoyo, es una patada en los dientes.

Pero más allá de todo eso, Livingstone ha estado cerca de la izquierda durante mucho tiempo. Me acuerdo de él, cuando era líder del Concejo del Gran Londres, hablando en una gran conferencia de solidaridad con los mineros durante la Gran Huelga de 1984-5.

Uno de los problemas centrales de esa huelga era el imperativo de respetar los piquetes de huelga. El hecho de que los carneros de Nottingham no los respetaran, no sólamente contribuyó a derrotar la huelga. Condenó a la ruina a todas las comunidades mineras, incluyendo la propia, de la devastación económica y social de los últimos 20 años.

Respetar los piquetes de huelga no es sólo un problema de sentimientos. La solidaridad que despliegan son la piedra más fundamental del poder de la clase obrera.

¿Y entonces qué vamos a hacer con la burla de Livingstone hacia este principio? ¿Simplemente demuestra todo lo que la prensa ha estado diciendo sobre él durante casi 25 años -Ken el demagogo, el oportunista inmoral?

La verdad es menos personal que esto. Livingstone es un político reformista que viene de la izquierda pero que quiere jugar el juego de la política británica convencional.

A través del cultivo hábil de su propia imagen mediática y el apoyo de una izquierda en creciente rebelión contra el New Labour, Livingstone ganó la elección para alcalde del año 2000 a pesar de los esfuerzos de la máquina oficial para destruirlo.

Cuando fue re-electo el mes pasado, hubo muchos comentarios en los medios de comunicación que anunciaban, con aires de haber hecho un gran descubrimiento, que gobernó Londres de una forma completamente al estilo del New Labour.

¿Pero por qué esto sería sorprendente?

Ser un político reformista en una era donde los estados-nación han capitulado ante el capital global significa combinar políticas pro-patronales con un poco de retórica más radical y algunas migajas para los pobres.

En el caso de Livingstone esta combinación aparece como una sucesión de zig-zags.

Entre estas idas y venidas tenemos una visión neo-liberal para el futuro de Londres, la oferta Olímpica, las denuncias contra el RMT y la oposición a la guerra en Irak, comentarios sobre la familia real saudita colgando de los lámparas del alumbrado público, y políticas políticamente ultra-correctas en asuntos como raza, género y discapacidad.

La razón de estas oscilaciones es simple. Livingstone necesita endulzar a la City y al Ministerio de Finanzas, pero también necesita cultivar una base de apoyo de izquierda.

Mantener esa base le otorga poder de negociación contra Tony Blair y Gordon Brown -y podría ayudarlo a retar a la dirección laborista en las circunstancias correctas.

El problema con esta estrategia es que no hace falta ser un gran genio para llevarla adelante. Incidentes como la llamada a romper los piquetes de huelga simplemente aumentarán la reputación de Livingstone como alguien poco confiable.

Dentro del movimiento sindical, los que parecen ser más fácilmente engañables por Livingstone son aquellos supuestamente más intransigentes, los líderes sindicales. Está muy bien que Dave Prentis del sindicato Unison denuncie a Livingstone. Pero él y otros secretarios generales de los grandes sindicatos han trabajado estrechamente junto a él, por ejemplo apoyando su regreso al Partido Laborista.

La moraleja de todo esto es bastante evidente. El ejemplo de Livingstone muestra cuán importante es que no pongamos nuestra fe en los políticos reformistas que dicen estar representándonos. Por el contrario, necesitamos construir un movimiento político independiente del laborismo, uno que le permita al pueblo trabajador luchar por su propia liberación.

Traducción de Guillermo Crux, especial para Panorama Internacional