Recomiendo:
0

Kohl ist tot

Fuentes: Rebelión

Ésta es la última foto de Kohl. De su muerte, el 16 de junio, yo me enteré por la radio, igual que su hijo mayor Walter de 53 años, también él se enteró por la radio de la muerte de su padre Helmut Kohl. Helmut Josef Michael Kohl nació el 3 de abril de 1930 […]

Ésta es la última foto de Kohl. De su muerte, el 16 de junio, yo me enteré por la radio, igual que su hijo mayor Walter de 53 años, también él se enteró por la radio de la muerte de su padre Helmut Kohl. Helmut Josef Michael Kohl nació el 3 de abril de 1930 en Ludwigshafen. Murió con 87 años y fue en el 2011 la última vez que el hijo habló con el padre. Y lo hizo por teléfono. Hacía ya tiempo que las relaciones hijos-nietos con su padre y abuelo estaban rotas. El suicidio de su primera mujer Hannelore Kohl, en el 2001, dejó entrever graves grietas familiares, aparecieron viejas acusaciones. El viejo canciller, aquel hombrachón de 1´93 y 130 kilos, durante 16 años canciller, 8 años de la Alemania Federal y luego otros 8 de toda Alemania, canciller de la unificación y promotor destacado de la Unión Europea, mito y monumento histórico durante años de los alemanes, vivió de puertas adentro un gran drama familiar.

Su primera mujer, Hannelore Kohl, terminó entregando la cuchara ante una gravísima alergia a la luz, provocada y fruto traumático, al parecer, de una violación múltiple de soldados rusos en su huida con su madre de Leipzig a Berlín cuando tan sólo tenía 12 años. Como ella relataría, como postre fue arrojada por la ventana como si fuera «un saco de cemento». La huella heredada: el trauma psíquico y una grave cicatriz de columna que le acompañaron hasta la tumba. Su hijo Walter, comentando el suicidio de su madre, tiene palabras muy amargas hacia Angela Merkel, a quien tanto ayudó su madre en los primeros años como ministra en Bonn. Cuando, sin culpa, se vio involucrada ella y su familia por culpa de su marido y padre en el tema de las donaciones ilegales de 2 millones de € al partido de la CDU, la entonces secretaria general de la Unión Democrática Cristiana (CDU) no tuvo una palabra de consuelo para su otrora confidente y amiga del alma. Walter acusa a Merkel de contribuir al suicidio de su madre por su grave y sentida traición. Reconoce en ambos, en su padre y en Merkel, dotados de una misma makiavelische Gabung, una misma capacidad maquiavélica para trepar y mantenerse en el poder.

Una cualidad a destacar en Helmut Kohl es sin duda su capacidad de examinar a fondo los intereses y móviles de la gente y sacar provecho de ellos, que fue lo que le ayudó a imponer la unidad alemana contra viento y marea ante los prejuicios, dimes y diretes del Reino Unido y Francia, y también la idea de someter al propio partido mediante ayuda de donativos personales y financieros. Y no deja de ser algo paradójico en la historia de la CDU, que de ambas cosas se aprovechara Angela Merkel. Sin la unidad de Alemania ella nunca hubiera sido una política, y sin las donaciones ilegales jamás hubiera llegado a ser la presidenta del partido y la canciller alemana o, dicho en alemán, Kohls Märdchen bewirkten del Aufstieg von Kohls Mädchen, los cuentos de Kohl obraron el ascenso de la «chiquilla de Kohl». Confesará Merkel a su muerte, que aunque crecida en la DDR Kohl cobra en su vida personal gran importancia. «Helmut Kohl cambió decisivamente mi curso vital. Gracias a él pude vivir en libertad y dejar atrás una vida bajo dictadura. Estoy muy agradecida de que haya vivido.»

El asunto de las donaciones ilegales comienza en noviembre de 1999 con una orden de detención del tribunal de Ausburgo contra el tesorero de la CDU, Walther Leisler Kiep, hecho que produjo un verdadero schock en la República alemana, algo inaudito: el excanciller habría recibido durante años millones de dinero negro. Las bases del partido quedaron tocadas y con la duda en el cuerpo: ¿es posible? ¿Es posible que el canciller de la unidad, para el que poco antes se había pedido el Nóbel, fuera ahora acusado de haber contravenido la ley, hecha por él para los demás, para mantenerse en el poder?

En el otoño de 1999 afloraron tramas y pruebas, el tesorero Walther Keisler Kiep y el asesor fiscal Horst Weyrauch han recibido en una plaza de St. Margarethen, en Suiza, más de 1 millón de € del comerciante de armas Karlheinz Schreiber. Siguieron nuevos detalles, se descubrieron nuevas cuentas de financiación de campañas como la «Norfolk». La nación asistía pasmada y avergonzada ante semejantes noticias.

Bajo presión del partido Kohl renunció a la presidencia de honor del mismo. Evitó un juicio por deslealtad abonando de su cuenta 300.000 €. Pero el affäre no afectó sólo a Kohl, también a las arcas de la CDU de Hessen, al exministro del Interior Manfred Kanther, que siempre se había mostrado sumamente intransigente en el gobierno contra el crimen, a Roland Koch, otrora Presidente del gobierno del land de Hessen.

Kohl reconoció haber recibido más de 2 millones de € de donaciones ilegales, pero nunca reveló los nombres como les juró en su día a los donantes. El partido tuvo que pagar por ello más de 6 millones de €, estuvo a punto de desaparecer. Kohl removió Roma con Santiago, se movió, peregrinó y reunió de amigos y forofos 8 millones de €. Fue el intento de un desagravio material. Pero moralmente el tema de las donaciones ilegales fue una catástrofe, una estocada profunda, el hombre que en tiempos abogó y animó al mundo de los alemanes en pro de un cambio anímico-moral se veía ahora encharcado, desacreditado, rota su vida. Kohl ist tot.

Y este escándalo se llevó por delante también a otros del partido, sobre todo a Wolfgang Schäuble, ese ministro de Merkel en silla de ruedas, que fue tan duro en las negociaciones de la deuda con Grecia, considerado su sucesor, y que al final se vio envuelto en la pedrea del traficante de armas Schreiber y debió dejar la presidencia de la CDU. Y de ser el nuevo futuro canciller tuvo que enfrentarse a las duras acusaciones de la comisión investigadora.

Fue cuando Angela Merkel dio un paso adelante al ver la jugada. La secretaria general del partido, limpia de polvo y paja, reaccionó de inmediato distanciándose de Kohl y asegurándose la supervivencia. Dos días antes de la navidad de 1999 la «chiquilla de Kohl» publicó un artículo en FAZ (Frankfurter Allgemeine Zeitung) siendo la primera en distanciarse de su padre político Kohl acusándole de haber dañado al partido con las donaciones ilegales.

Fue más astuta, más rápida y más osada que sus rivales políticos machos del partido. Sin las donaciones ilegales de Kohl Angela Merkel posiblemente nunca hubiera sido canciller.

¿Qué decir del tema?

Estos días cuatro ministros de Aznar: Ángel Acebes, Javier Arenas, Rodrigo Rato y Jaime Mayor Oreja han declarado también como testigos en la Audiencia Nacional española en el juicio del «caso Gürtel». Todos ellos han negado que hubieran recibido pagos en B.

Las pruebas son múltiples, variadas, diversas… Aznar tiene una larga historia mendaz, mintió deliberadamente con el atentado en Madrid endosándole a ETA cuando sabía que no había sido, fue un vil lacayo llevando la guerra a Irak apoyándose en una mentira cruel y consciente… ¿Y qué decir de sus ministros enunciados? Hombres con años y cargos, tan chulos, despectivos y crecidos otras veces con los adversarios ante la pica de fiscales y abogados en un interrogatorio muestran su polvo y su nada: no sé, no recuerdo, no me consta. También en las fechorías y horas bajas se muestra la reciedumbre humana. Y Kohl no es Aznar y su gente.

Los arriba enunciados dan vergüenza y producen sonrojo. ¿Es posible que no haya habido nadie, ni una Merkel, en el partido con prestigio, nombre y dignidad, mujer u hombre, que no haya clamado en alto por dignidad, hombría o mera supervivencia, que no se hayan apartado de la charca y lodazal, que no les haya denunciado, que no se haya rebelado contra ellos…?

El caso Kohl produjo en Alemania asombro y consternación, hubo comisión parlamentaria dura con todos los partidos del parlamento presentes, hubo reacción dura del propio partido, se le echó a Kohl y el partido pagó el dinero robado con intereses y multa, 2 millones de € se saldaron con 6 millones de €. Y, por supuesto, se perdió el gobierno y la reputación.

Tampoco en horas bajas Alemania y su gente es el estado español.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.