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La «alternancia democrática» en América Latina

Fuentes: Rebelión

Estamos ante un gran desafío de cómo develar lo más claro posible esto que se denomina la alternancia democrática en esta región del planeta y me viene la reflexión ante un panorama poco alentador en este proceso de cambios de gobierno después de lo sucedido en Chile con Piñera. Y en la década pasada de […]

Estamos ante un gran desafío de cómo develar lo más claro posible esto que se denomina la alternancia democrática en esta región del planeta y me viene la reflexión ante un panorama poco alentador en este proceso de cambios de gobierno después de lo sucedido en Chile con Piñera.

Y en la década pasada de una mayoría de gobiernos digamos progresistas se pudo mejorar la situación de los trabajadores, campesinos y dar cierta asistencia a los excluidos del sistema haciendo frente a la cruel herencia dejada por neoliberalismo una pesada carga desde el punto de vista cultural asumida como una totalidad en la vida de muchos.

Constitucionalistas, filósofos e historiadores hablan de que una sana democracia y que llegando a una etapa de madurez necesita del recambio institucional o la «alternancia democrática» no importa su signo ideológico ni del pasado de los supuestos «nuevos dirigentes» ni de los compromisos que tienen con sectores del poder económico y financiero, la oligarquía nativa y sobre con las directrices que marcan los EE.UU.

Un párrafo merece el golpe y el derrocamiento del presidente Manuel Zelaya en Honduras y como es sabido en este ensayo ideado por los sectores más reaccionarios locales junto con el pentágono estadounidense con la finalidad para detener de cualquier forma el avance del depuesto mandatario sin duda este golpe de estado institucional fue más bien un recambio o una «alternancia democrática forzada».

Es un grave error de ciertos sectores intelectuales autodenominados democráticos y progresistas de subestimar el estado de conspiración permanente de la derecha para voltear gobiernos de carácter popular aquí confluyen los propietarios de medios de comunicación, la banca, las multinacionales, los terratenientes y sus escribas quienes trabajan como un estado mayor bajo la supervisión de las embajadas norteamericanas buscando las fórmulas para desgastar y derrocar en forma elegante o acelerar la caída de un gobierno contrario a sus intereses.

No es acaso la crisis económica de Venezuela, la violencia racial contra los indígenas en Bolivia, el paro de los dueños del campo en Argentina, la militarización en Colombia, la amenaza incesante contra Lugo en Paraguay como formas desestabilizadoras o de presión sobre los gobiernos progresistas y sus avances. Hay una realidad insoslayable y enfrentarla requiere de una claridad ideológica de una convicción indestructible el enemigo está muy fortalecido en este aspecto y no le tiembla el pulso para sostenerse en el poder o llegar a él.

Los golpes de estado venideros tendrán un ropaje institucional con el beneplácito de las Cortes o Tribunales Supremos más la adhesión de parlamentos corruptos previo a una manipulación infernal de los medios de comunicación sobre las poblaciones en general. He aquí un detalle muy importante a tener en cuenta: el grave déficit de la izquierda en el manejo de las mass media ya no basta con la simple prensa de papel ni el mitin en la esquina de la plaza o el ágora, sino estamos ante la era digital ahora las campañas políticas se reducen al empleo de la web, los celulares, la imagen televisiva, la invención de «nuevos dirigentes» como productos del marketing político y la derecha es maestra en la utilización de estos recursos.

Es todavía muy fuerte la apuesta que hacen los sectores progresistas a la socialdemocracia europea o a la tercera vía mientras el mercado es el que manda, ordena y decide el futuro de millones de pobres y la peor herencia del neoliberalismo fue la corruptela en los estados y sus instituciones públicas, necesitamos también mucho coraje para combatir estos flagelos que socavan nuestras democracias no al titubeo ni debilidad sino decisión y valentía.

Honduras es el ejemplo de cómo la derecha y los mercados no titubean al defender sus intereses entonces volverán las viejas oligarquías a gobernar con mano dura este país es una ensayo de «alternancias democráticas forzadas» bajo la supervisión Washington, de nuevo este país será un centro de la contrainsurgencia, la preparación de escuadrones de la muerte y de monitoreo de inteligencia sobre toda Centroamérica.

La alternancia democrática en América Latina y como viene será una paso atrás para trabajadores, campesinos, excluidos y es urgente reformular un nuevo concepto de la alternancia democrática para nuestros pueblos.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.