En el reciente Encuentro Nacional de la Empresa Privada (ENADE) organizado por la ANEP, se aprobó un documento donde se propone crear Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE), que serían «espacios territoriales altamente atractivos para la inversión nacional y extranjera, cuentan con personalidad jurídica propia y están autorizadas para establecer sus propias políticas económicas, […]
En el reciente Encuentro Nacional de la Empresa Privada (ENADE) organizado por la ANEP, se aprobó un documento donde se propone crear Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE), que serían «espacios territoriales altamente atractivos para la inversión nacional y extranjera, cuentan con personalidad jurídica propia y están autorizadas para establecer sus propias políticas económicas, tributarias, comerciales y laborales orientadas al libre mercado y provistas (…) de un alto grado de autonomía, dado que cuentan con un sistema político propio, tanto a nivel administrativo y económico; como también a nivel judicial, a través del padrinazgo de países con instituciones más desarrolladas.»
Lo que se dice en el párrafo anterior es que una ZEDE sería un mini Estado gobernado por empresas nacionales y extranjeras, que imponen un sistema político y deciden sobre todos los asuntos económicos, laborales, judiciales y políticos en general. La ANEP asegura que hay ZEDE en Ecuador, en Cuba y en otros países, pero cuando leemos lo que dice el documento de ENADE vemos que lo que hay en esas naciones es algo distinto. En Ecuador, las ZEDE son destinos aduaneros donde operan empresas privadas con incentivos fiscales, pero el Estado no abandona su soberanía, o sea, no permite que las empresas organicen un sistema político, apliquen políticas económicas y decidan sobre asuntos judiciales.
En el caso de Cuba, la ANEP pone como ejemplo de ZEDE la zona del Puerto de Mariel, donde «el Gobierno cubano ha establecido un régimen especial tributario que exonera de impuestos por el uso de trabajadores cubanos y del pago sobre utilidades por 10 años, se liberará del pago impositivo aduanero para inversiones en la zona, del impuesto sobre ventas y servicios durante el primer año de operaciones, las transferencias de utilidades al exterior no pagarán ningún impuesto o gravámenes; diferentes regímenes de contratación laboral, aunque siempre las contrataciones se realizarán a través de una entidad empleadora del Gobierno de Cuba, entre otros».
Como se ve en el párrafo anterior, lo que habría en Cuba es una zona con incentivos fiscales para empresas privadas. En ningún caso se dice que esas empresas impondrán un gobierno, un sistema judicial y una política tributaria, comercial y laboral. Además, la ANEP debería saber que en el proyecto del Mariel se mantienen la organización sindical, las normas ambientales y los impuestos a las mercancías importadas, y los empleos los proporcionan las entidades estatales, que captan el 20% de los salarios, los cuales son varias veces mayores a los que se pagan en el gobierno.
¿De dónde sacó la ANEP que los gobiernos de Cuba y Ecuador permitirán que una empresa imponga un gobierno paralelo en un espacio territorial? Ni en Honduras existen las ZEDE descritas en el documento de ENADE.
En todos los países, incluyendo los que tienen gobiernos revolucionarios, hay empresas capitalistas que se benefician de exenciones fiscales. Hasta en el gobierno presidido por Lenin en Rusia hubo incentivos para la inversión extranjera, como lo puede constatar quien lea la Nueva Política Económica que reemplazó el Comunismo de Guerra a partir de 1921.
Sobre el otorgamiento de incentivos a las empresas se puede discrepar o no, pero afirmar, como lo hace la ANEP, que en Cuba y Ecuador hay miniestados gobernados por empresarios nacionales y extranjeros, es falsear la realidad.
Sin embargo, el objetivo de la ANEP no es que se aprueben las ZEDE descritas en el documento de ENADE, sino pasar a la ofensiva contra el gobierno cuando éste rechace su «propuesta», al menos en los términos antinacionales en que está planteada. De manera que la «propuesta» de crear ZEDE no tiene un propósito empresarial, de instalar empresas altamente rentables, sino un propósito político.
Fuente: http://nuevaweb.