El 15 de octubre, Roma ha sido teatro de una enorme movilización de las y los indignados y de violentos enfrentamientos. Flavia D´Angeli, miembro de Sinistra Critica, nos explica su análisis de la situación y de las perspectivas del movimiento. ¿Cuál es la amplitud de las manifestaciones en Italia y cuál es su eco entre […]
El 15 de octubre, Roma ha sido teatro de una enorme movilización de las y los indignados y de violentos enfrentamientos. Flavia D´Angeli, miembro de Sinistra Critica, nos explica su análisis de la situación y de las perspectivas del movimiento.
¿Cuál es la amplitud de las manifestaciones en Italia y cuál es su eco entre la población?
Más o menos 100.000 personas han participado en la manifestación del sábado, con el conjunto de las organizaciones políticas de la izquierda radical, los sindicatos independientes y la federación de la metalurgia de la GGIL (la FIOM), los colectivos y redes de las luchas ecologistas y locales, así como los comités que han apoyado los referendos contra lo nuclear y la privatización del agua, los comités contra la alta velocidad ferroviaria (TAV) del Val di Susa, las redes estudiantiles, de 2ª enseñanza, de precarios, etc. La manifestación había tenido un eco muy amplio entre la población los días y semanas precedentes y ha sido percibida tanto como un momento de lucha contra la crisis, los bancos y las políticas de austeridad, así como contra el gobierno Berlusconi.
Sin embargo, durante la preparación de la manifestación se podían percibir los límites y las contradicciones del amplio frente que la organizaba, marcado por fuertes divisiones estratégicas sobre la forma de dar un impulso y una continuidad al movimiento, y, sobre todo, sobre el grado de radicalidad de las reivindicaciones sociales a plantear. Particularmente sobre las modalidades de desarrollo de la manifestación: ir hacia el Parlamento, contentarse con el recorrido autorizado lejos del centro de la ciudad… Con base en las plataformas, se conformó un frente más moderado, dispuesto a discutir también con el centro izquierda para construir una alternativa a Berlusconi. Se caracteriza grosso modo por la idea según la cual hay que hacer frente a la crisis, asumir la deuda, pero compartir socialmente los costes de una forma más equitativa. Por otro lado, una posición más radical rechaza la política de austeridad tanto del gobierno de Berlusconi como del BCE, que el centro izquierda italiano apoya. Esta posición ha planteado el rechazo al pago de la deuda y de todas las políticas que derivan de ello.
¿Quién es responsable de los actos violentos y cuáles son sus consecuencias?
No hay que discutir en términos de violencia/no violencia o de simpáticos/malos, sino más bien analizar los destrozos que los enfrentamientos han hecho en la fuerza de masas y la continuidad de la radicalidad presente en una amplia parte del cortejo. Los días precedentes, los estudiantes habían lanzado la consigna de «Yes, we camp» con la idea de que no había que volver a casa la noche del 15 de octubre contentándose con un hermoso desfile, sino que había que lanzar una «acampada» de masas y asediar así al gobierno hasta que se fuera. Los enfrentamientos y la violencia han impedido esta radicalización de masas, «robando» la manifa a la mayoría de sus actores. Por otra parte hay que distinguir un cierto grado de rabia y de exasperación expresada por miles de jóvenes -amplificada también por la actitud de la policía que ha cargado directamente contra la mani en la plaza San Giovanni- y las acciones ultraminoritarias de ataques contra coches o vitrinas de bancos que no han servido más que para hacer aparecer una posición política izquierdista que quiere atraer la rabia de la juventud para construirse. Estos actos organizados han abierto un espacio tanto para la represión de la policía como la explosión de rabia sin estrategia ni utilidad que se ha visto luego durante toda la jornada. Por el momento, pues, la violencia parece poner en dificultades a las posiciones moderadas que sufren la campaña de los medios y del gobierno, pero a largo plazo habrá fastidiado más bien las perspectivas de una radicalidad de masas.
¿Cuáles son las fuerzas y debilidades del movimiento de los indignados en la situación política italiana? ¿Cuáles son su funcionamiento y sus perspectivas?
Por el momento, no se puede hablar de un verdadero movimiento, no hay estructura estable y democrática. La coordinadora de estructuras políticas que ha organizado la manifestación y que, ahora, sufre por las violencias, tiene ya dificultades para expresarse a causa de las diferencias políticas que le caracterizan. Dicho esto, continúa existiendo en Italia un fuerte potencial de movilizaciones y también de explosiones muy radicales, gracias a la convergencia de los efectos dramáticos de la crisis económica y del descrédito y del declive evidente de Berlusconi y del gobierno -que desacreditan con ellos la política institucional, incluso la política como tal.
Las perspectivas son muy inciertas, como en toda situación de crisis. Pero hay ya citas importantes y delicadas, teniendo en cuenta los acontecimientos del sábado y la reacción de los aparatos del Estado: la huelga y la manifestación nacionales de los obreros de Fiat el 21 de octubre (por otra parte, por el momento, no autorizadas por la policía), la manifestación en el Val di Susa del 22 y también el contra G-20 en Francia. Lo que es seguro, es que las fuerzas organizadas, de la izquierda política o sindical, no son capaces de responder a las esperanzas y las potencialidades sociales. Solo la acción directa, duradera y autodeterminada de los actores sociales golpeados por la crisis (estudiantes, jóvenes, trabajadores…) podrá constituir un paso adelante significativo.
20/10/2011
http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article23183
Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR
Fuente: http://www.vientosur.info/articulosweb/noticia/?x=4463