Según el gobierno de Laura Chinchilla, la economía de Costa Rica ha tenido una recuperación sustantiva ¿Las cosas son realmente así? Más aún ¿qué sostenibilidad y futuro podría tener esa presunta recuperación económica? La evolución de la economía Si nos guiamos por los datos del Banco Central (el «Índice Mensual de Actividad Económica», IMAE), se […]
Según el gobierno de Laura Chinchilla, la economía de Costa Rica ha tenido una recuperación sustantiva ¿Las cosas son realmente así? Más aún ¿qué sostenibilidad y futuro podría tener esa presunta recuperación económica?
La evolución de la economía
Si nos guiamos por los datos del Banco Central (el «Índice Mensual de Actividad Económica», IMAE), se detecta una mejoría en el desempeño económico, la cual empieza a hacerse visible aproximadamente desde agosto de 2011 y alcanza un punto culminante durante el primer trimestre de 2012.
El problema está en que, tras el pico que se alcanza a inicios de año, en los meses sucesivos el ritmo de la economía tiende a debilitarse, y es justo a partir de agosto 2012 cuando se vuelve anémico. De un crecimientos que rondaban el 8% durante el primer trimestre, se cae a alrededor del 2% luego de agosto.
El empleo
El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) ha venido aplicando recientemente dos tipos de encuestas, cuyos resultados -por razones que no han sido aclaradas suficientemente- no son coincidentes, tal como se muestra en este breve resumen:
1) Encuesta Continua de Empleo (ECE), trimestral a) Al segundo trimestre de 2012 registra la creación de 190 mil empleos adicionales respecto del mismo período del año anterior, de los cuales 120 mil (un 63%) son de mala calidad (sin aseguramiento). b) Registra una tasa de desempleo arriba del 10%
2) Encuesta Nacional de Hogares (ENHO), anual (julio de cada año) a) Reporta solamente 23 mil empleos adicionales con respecto de julio 2011 b) Reporta una tasa de desempleo del 7,8%. Al considerar el subempleo, un 20,5% de la fuerza de trabajo aparece desempleada o subempleada.
O sea: la ECE sugiere un gran dinamismo en la creación de empleos, lo cual no es registrado por la ENHO. Ésta más bien nos ofrece un cuadro gris y depresivo. Por otra parte, la primera da datos de desempleo superiores a la segunda.
Y, sin embargo, en su conjunto, las tendencias generales son coincidentes en un punto: el panorama del empleo en Costa Rica es realmente decepcionante. Primero, es claro que hay graves problemas de desempleo y subempleo, los cuales se prolongan ya por cuarto año consecutivo; segundo, resulta igualmente evidente que la calidad del empleo tiende a deteriorarse. De hecho, más del 30% de nuestros trabajadores y trabajadoras están en una precaria situación de informalidad laboral.
Esta decepcionante situación del empleo es de seguro uno de los factores que mayor incidencia tiene sobre los altos índices de pobreza (el 23% de la población es pobre; si se suma a quienes están en situación vulnerable y en riesgo de caer en la pobreza el porcentaje llega al 40%). Ello también agrava la desigualdad social, que ya alcanza niveles realmente agudos.
El sector externo de la economía nacional
La cuestión se resume en lo siguiente: a lo largo de 2012 las exportaciones crecen, pero a un ritmo declinante. A inicios de año lo hacían mucho más velozmente que a finales (la tasa de crecimiento cae de más del 20% a inicios, al 9% avanzado el año). Y en lo que a la inversión extranjera se refiere, esta apenas parece mantenerse en los niveles del año 2011, si bien a fin de año las entradas de capitales financiero-especulativos se han disparado, lo que augura mayores riesgos de inestabilidad si la situación no se pone bajo control. Se nota en todo esto el impacto derivado del comportamiento débil e inestable de la economía mundial, en particular Estados Unidos.
En cambio, los déficits negativos externos -reflejo de que compramos al resto del mundo mucho más de lo que le vendemos- tienden a agudizarse. Las exportaciones corren…pero las importaciones vuelan. O sea: no es que seamos una «pequeña gran potencia exportadora»; es que somos una súper-potencia importadora. Lo cual se ve favorecido por el «colón fuerte», es decir, la persistencia de una situación de sobrevaloración de la moneda nacional respecto del dólar. Ello afecta negativamente la actividad productiva interna: por un lado a las pequeñas y medianas empresas exportadoras y turísticas, como también a aquellas cuya producción compite con productos importados.
La economía mundial
En general, hay consenso en que 2013 será, hasta el mejor de los casos, un año de generalizada atonía económica. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD por sus siglas en inglés), prevé un crecimiento anémico de tan solo 1,4% para el conjunto de sus 34 países miembros (entre los cuales están todas las potencias económicas importantes). Las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) son prácticamente idénticas a las de la OCDE. Tan solo recordemos que ninguno de estas organizaciones son sospechosas de izquierdismo, de forma que sus previsiones pueden resultar defectuosas, pero jamás pecarán de pesimismo.
Ambas organizaciones, como muchas otras que dan seguimiento a la evolución económica mundial, coinciden en reconocer dos grandes motivos inmediatos de preocupación: el llamado «abismo fiscal» en Estados Unidos y la incierta evolución de la crisis europea. Al respecto, en un informe publicado en octubre pasado, dice el FMI: «Los riesgos extremos, como los relativos a la viabilidad de la zona del euro o a que se cometan errores graves en la conducción de la política fiscal de Estados Unidos, continúan preocupando a los inversionistas». No interesa si «preocupan a los inversionistas», pero sí alarma que no le preocupen al gobierno de Laura Chinchilla.
El «abismo fiscal» en Estados Unidos se refiere a grandes recortes en el gasto del gobierno y aumentos generalizados de los impuestos, que se aplicarían automáticamente a partir del 1 de enero próximo en caso de que no haya un acuerdo político que permita implementar una salida alternativa, de alcances más moderados. Hay acuerdo generalizado que ello precipitaría a la economía estadounidense en una nueva recesión. Pero incluso si se alcanza el necesario acuerdo político, de seguro habrá recortes que constituirán un pesado fardo sobre una economía estadounidense frágil, cuya debilidad se ha vuelto crónica.
Y en cuanto a Europa, baste recordar que su economía concluye 2013 sumida en la recesión y en medio de una agitación social y una inestabilidad política que tienden a agudizarse. El venidero 2013 podría ser peor en caso que España (y eventualmente Italia) fuesen arrastradas a una situación límite de insolvencia y quiebra. Hasta en el mejor de los casos, continuará la deriva destructiva por la que se ha venido transitando, según lo demandan los invisibles poderes del capital financiero. Es impensable es que haya ninguna mejoría.
Entretanto, China y las otras potencias emergentes han perdido dinamismo y es de generalizada aceptación que difícilmente retornarán en 2013 a los niveles de desempeño de años previos. Su capacidad para compensar la debilidad estadounidense y europea ha disminuido considerablemente, lo que agrega nuevos elementos de incertidumbre y preocupación.
¿Y la economía tica en 2013?
Al finalizar 2012 se ratifica que las secuelas de la crisis que empezó a golpear en 2008 no han sido superadas. El crecimiento de la economía costarricense sigue siendo débil, frágil y vacilante; los problemas del empleo son graves; persiste un alto déficit fiscal; la pobreza afecta a muchísimas personas y la desigualdad social es cada vez más aguda.
Al sector dinámico y privilegiado de la economía -zonas francas, inversión extranjera, exportaciones, turismo de gran hotel, banca privada- le ha ido muy bien, pero difícilmente le seguirá yendo igual en un 2013 que promete turbulencias mundiales agudizadas.
Por su parte, la política económica del gobierno de Chinchilla no ha hecho otra cosa si no agravar todo: insisten en mantener un colón excesivamente fuerte, han propiciado tasas de interés elevadas y tercamente se aferran a un modelo que nos exponer y hace vulnerables a las tormentas económicas que devastan a los principales centros económicos desarrollados.
¿Qué cabe entonces esperar de la economía costarricense en 2013? En resumen lo siguiente: crecimiento económico anémico; un panorama laboral aún más deteriorado; persistencia de los problemas fiscales; mayor pobreza y desigualdad social. Y, por lo tanto, una agudización del descontento y la agitación social.
Fuente: http://sonarconlospiesenlatierra.blogspot.com/2012/12/la-economia-de-costa-rica-en-2013.html