El pasado 16 de septiembre la Comisión Europea publicó la estrategia de cooperación de la UE con respecto al Indo-Pacífico. La UE ya había declarado anteriormente esta zona como parte de sus intereses prioritarios desde el 19 de abril y afirmó que la comunidad europea estaba interesada en reforzar su participación allí, por lo cual desarrollaría enfoques y principios adaptados a las circunstancias de la región.
Las razones de fondo
Según el documento publicado, tanto la UE como la región Indo-Pacífico están fuertemente unidas debido a la interdependencia de sus respectivas economías y los desafíos globales que enfrentan. Esta región incluye a siete de los miembros del G20 – Australia, China, India, Indonesia, Japón, la República de Corea y Sudáfrica – así como a la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), siendo esta ultima un socio cada vez más importante para la UE. La región alberga tres quintas partes de la población mundial, produce el 60% del PIB mundial, representa dos tercios del crecimiento económico mundial anterior a la pandemia y se encuentra a la vanguardia de la economía digital. Las regiones ultraperiféricas de la UE, junto con los países y territorios de ultramar de los Estados miembros, hacen parte de la estrategia general europea para la región Indo-Pacífica.
La burocracia de Bruselas también ha incluido en este documento políticas ambientalistas que podemos hallar casi al principio: “El Indo-Pacífico es tanto una fuente importante de desafíos medioambientales globales como de beneficios potenciales que pueden remediar muchos problemas. Las emisiones mundiales de dióxido de carbono en la región han crecido del 37% al 57% desde el año 2000 y la región representará más del 70% del crecimiento de la demanda mundial de energía para el 2030. Se espera que el cambio climático aumente la presión sobre la biodiversidad marina, los recursos naturales y las poblaciones de peces, provocando cambios en la dinámica de los ecosistemas. La región del Indo-Pacífico tiene varios lugares que son muy importantes para la biodiversidad marina, como el Triángulo de Coral, que alberga el 76% de las especies de coral del mundo y sostiene a 120 millones de personas. Sólo el Mar de China Meridional representa alrededor del 12% de la pesca del mundo y alberga más de la mitad de los buques pesqueros. Por lo tanto, la región es vital para mitigar el cambio climático y proteger el delicado equilibrio ecológico de nuestro planeta”.
Para después pasar a un ataque directo contra China:
“La dinámica geopolítica de la región Indo-Pacífico ha dado lugar a una intensa competencia en los últimos años y eso incluye varias tensiones en torno a territorios y zonas marítimas en disputa. Se ha producido una importante competencia militar, especialmente por parte de China, y la proporción del gasto militar mundial ha aumentado del 20% en 2009 al 28% en 2019. El despliegue de fuerzas militares y el aumento de las tensiones en los puntos conflictivos de la región, como el Mar de la China Meridional y Oriental y el Estrecho de Taiwán pueden tener un impacto directo en la seguridad y la prosperidad de Europa. También hay un aumento de las amenazas híbridas, incluso en materia de ciberseguridad. Los principios democráticos y los derechos humanos también están amenazados por los regímenes autoritarios de la región, poniendo en riesgo la estabilidad de toda la zona. Del mismo modo, los esfuerzos por restablecer una competencia comercial en igualdad de condiciones y que sea transparente se ven cada vez más socavados por las prácticas comerciales desleales y la coerción económica. Estos acontecimientos aumentan las tensiones en el comercio, el suministro y las cadenas de valor. La pandemia de COVID 19 ha puesto a prueba la resistencia de estas economías y la interdependencia que existe entre los socios de la UE y del Indo-Pacífico, lo cual hace manifiesto que ambas zonas solo pueden ganar si se mantiene un acceso abierto, diversificado y sin prebendas a los mercados mundiales. Por último, la actual crisis en Afganistán también demuestra el impacto directo que los acontecimientos de esta región tienen en la seguridad de Europa”.
Un liberalismo occidentalocentrista
La UE afirma la necesidad de reforzar la cooperación con los países de esta zona a través de la “promoción de un orden internacional basado en reglas”. Lo que deja claro que los burócratas de la UE siguen los pasos de Washington, ya que con ello se refieren no a un orden internacional basado en leyes y acuerdos, sino en las reglas que ha impuesto el Occidente colectivo al resto del mundo.
Ahora bien, la UE basará su estrategia a largo plazo para la región Indo-Pacífica en los siguientes principios:
- Fortalecer y defender un orden internacional basado en reglas, promoviendo una cooperación multilateral inclusiva y eficaz basada en valores y principios compartidos, incluido el compromiso de respetar la democracia, los derechos humanos y el Estado de Derecho;
- Promover la igualdad de condiciones y un entorno abierto y equitativo para el comercio y la inversión;
- Contribuir a la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente en lo referente al cambio climático y la degradación del medio ambiente, la tierra y los océanos,
- Apoyar políticas dirigidas a la cooperación y la integración que tengan en cuenta las opiniones de la sociedad civil, el sector privado, los interlocutores sociales y otras partes interesadas en estas transformaciones.
Aplicación de estas propuestas
Si nos basamos en la aplicación práctica de otros acuerdos multilaterales que ha hecho la UE, es probable que todo esto haga hincapié en la regulación arancelaria de los bienes y servicios, incluido el Sistema de Preferencias Generalizadas, que ya ha entrado en vigor en varios países. Pakistán, Sri Lanka y Filipinas ya cooperan con la UE en el marco del acuerdo SPG+ (que se centra en el desarrollo sostenible y la gobernanza). La UE no ha ocultado su intención de firmar acuerdos comerciales con Australia y Nueva Zelanda que, según el esquema de las civilizaciones de Samuel Huntington, pertenecen a la civilización occidental. Otro actor con el que colabora la UE es la India y se están llevando a cabo varias negociaciones desde principios de este año. El documento Vecindad, Desarrollo y Cooperación Internacional (NDICI)-Europa Global, que fue lanzada por el Parlamento Europeo y el Consejo de Europa el 9 de junio de 2021, tiene una clara agenda medioambiental y calza perfectamente con la región Indo-Pacífica.
Además, la UE tiene la intención de firmar acuerdos de asociaciones digitales con actores importantes como Japón, Corea del Sur y Singapur, siendo estos países el modelo que se espera aplicar al resto.
El programa Erasmus+ también se aplicará a la educación. En materia de seguridad, la acción de la EU NAVFOR se extenderá desde el Océano Índico hasta el Pacífico. La UE intentará consolidar su presencia en el Pacífico Sur bajo el pretexto de combatir la piratería, el contrabando y el tráfico de drogas. La UE también tiene un proyecto denominado Mejora de la cooperación en materia de seguridad con Asia (ESIWA), en el que India, Indonesia, Japón, Corea, Singapur y Vietnam son socios. Varios asesores militares de la UE han sido desplegados en Indonesia y Vietnam.
La lista de acciones previstas por la UE incluye la necesidad de finalizar las negociaciones comerciales con Australia, Indonesia y Nueva Zelanda, negociar varias inversiones con la India, concluir las negociaciones pendientes con los países de África Oriental, reanudar posiblemente las negociaciones comerciales con Malasia, Filipinas y Tailandia, y negociar finalmente un acuerdo comercial con la ASEAN. También se han anunciado posibles acuerdos con Malasia, Tailandia y las Maldivas, así como la celebración de alianzas y acuerdos ecológicos con Australia, Nueva Zelanda, Singapur, Corea del Sur y Japón. Todos estos son países tienen intenciones de conectarse al programa Horizon Europe. Japón e India son considerados como los socios más importantes de la región. Por último, se menciona la necesidad de «explorar formas de garantizar un mayor despliegue de fuerzas navales por parte de los Estados miembros de la UE para ayudar a proteger las líneas marítimas de comunicación y la libertad de navegación en la región Indo-Pacífica, además de mejorar las capacidades de seguridad marítima de los socios en la región Indo-Pacífica”.
Dado que apenas se habla de China (excepto cuando se menciona la necesidad de reducir las emisiones de dióxido de carbono y ser el gestor de un posible conflicto), podemos concluir que la presencia de la UE en esta región tiene como objetivo contener a la RPCh, sobre todo cuando defiende el “orden internacional basado en reglas” y el deseo de desplegar fuerzas navales que garanticen la libertad de navegación. Estados Unidos ha realizado maniobras similares y estas no han hecho sino aumentar las tensiones y los riesgos de un conflicto en el Mar de China Meridional, especialmente con respecto a Taiwán. Está claro que la UE quiere seguir este ejemplo.
Por último, la nueva estrategia de la UE exuda un claro espíritu neocolonialista, aunque ahora lo disfrace bajo una fraseología que pone el énfasis en la cooperación y la igualdad.
Fuente: https://www.geopolitica.ru/article/es-rvetsya-v-indo-tihookeanskiy-region