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Intervención del secretario del Partico Comunista de España Francisco Frutos en el acto de cierre de campaña de 'Rifundazione Comunista' de Italia en Nápoles

«La Europa actual necesita una transformación social, cultural y política revolucionaria»

Fuentes: Rebelión

Compañeros y compañeras : El pasado domingo se celebró el 60 Aniversario del desembarco de Normandía. El PCE valora esta acción de lucha contra el fascismo y rinde homenaje a los miles de jóvenes soldados que perdieron la vida en este combate por la democracia. De la misma manera que rinde homenaje a los soldados […]

Compañeros y compañeras :

El pasado domingo se celebró el 60 Aniversario del desembarco de Normandía.

El PCE valora esta acción de lucha contra el fascismo y rinde homenaje a los miles de jóvenes soldados que perdieron la vida en este combate por la democracia. De la misma manera que rinde homenaje a los soldados que murieron en otras acciones bélicas en Italia y en otros puntos de Europa y que contribuyeron a la derrota del fascismo y del nazismo.

Asimismo, recuerda, valora y rinde homenaje a los miles y miles de miembros de la resistencia que contribuyeron con su lucha, esfuerzo y sacrificio, desde el primer momento hasta el final de la guerra, a que la tragedia de los pueblos de Europa no se eternizara. Entre estos luchadores y de forma destacada hubo muchos españoles, exiliados de la guerra civil. En las primeras columnas que liberaron Paris del nazismo figuraban destacados luchadores comunistas y republicanos españoles, lo mismo que en Italia la resistencia contra el fascismo se sustentó en la aportación de muchos militantes comunistas, socialistas y demócratas.

Hasta aquí el homenaje a este 60 Aniversario de Normandía, pero faltaríamos a la verdad si no añadiéramos que el principio del fin del fascismo y del nazismo tuvo un momento fundamental: la batalla de Stalingrado, entre el otoño de 1942 y febrero de 1943. Allí empezó la derrota de la Alemania nazi. Allí murieron miles de ciudadanos y ciudadanas de la URSS que forman parte de los 20 millones de soviéticos que dieron su vida en la II Guerra. La historia no se puede tergiversar ni reescribir en contra de sus verdaderos protagonistas.

Resulta una burla que Bush, uno de los presidentes más belicistas, peligroso, corrupto y falto de luces de los EE.UU., sea ahora el gran homenajeado en nombre de una juventud norteamericana que murió en Normandía y que representaba un sentido contrario a todo lo que él es y hace.

Los fracasos que ha habido a partir de los procesos revolucionarios no liquidan lo mejor de la historia de Europa: ni el impulso de la Revolución Francesa, ni el de la Comuna de París, ni de la Revolución de Octubre, ni de la resistencia del pueblo español contra el fascismo, ni el de la guerra patriótica y antifascista del pueblo soviético, ni el de la resistencia francesa, ni el de los partisanos italianos.

Europa no es un escenario idílico, sino un escenario de la lucha de clases, que se libra en cada uno de sus países y en el mundo entero.

Frente a la Europa del neoliberalismo y del pensamiento único, existe la Europa de la lucha social por una vida digna para los europeos y para todos los pueblos del mundo, existe la Europa de una democracia que quiere ser participativa, reconstruye la Europa del socialismo, aunque éste no esté ahora en el horizonte inmediato.

La Europa por la que luchamos no es la que quiere continuar imponiendo un proyecto de constitución escasamente democrático, no social, no pacifista y sumiso a los EE.UU.

La Europa por la que luchamos no puede ser la que no se atreve a llamar tortura a la tortura que se practica en Iraq y en Guantánamo. La que no levanta su potente voz contra el estado terrorista de Israel y sí la levanta contra Cuba. La Europa actual necesita una transformación social, cultural y política revolucionaria, uniendo lo mejor y más dinámico de su pensamiento y de su práctica.

Europa debe ser la Europa de la paz, entendiendo que paz no es sólo la ausencia de guerra, sino también el desarrollo equilibrado y sostenible de todos sus pueblos y de los pueblos del mundo, el diálogo y la política para solucionar los problemas y no la guerra preventiva.

La Europa del trabajo estable y con derechos, del mestizaje entre gentes diferentes, la Europa que respeta el protocolo de Kyoto y vaya mas allá, la Europa de los servicios públicos y no de las privatizaciones y deslocalizaciones, la Europa de los valores solidarios e inteligentes, entendiendo que no hay paz ni seguridad si no hay una vida digna para todos los seres humanos.

Otra Europa es posible y otra Constitución europea es necesaria.

Si hoy no hay la suficiente fuerza para que sea así, mañana la habrá si trabajamos unidas todas las fuerzas sociales, intelectuales y políticas transformadoras.

Hoy hay ya bases sólidas para avanzar, aunque son todavía insuficientes: las luchas del movimiento obrero que no se rinden ante las dificultades (como las últimas de los trabajadores de FIAT), las movilizaciones populares contra la guerra y por la paz, el Foro Social Europeo, hermanado con el Foro de Porto Alegre, el Partido de la Izquierda Europea recién constituido en Roma.

Hay ya una gran experiencia reciente, además de la memoria histórica. Sin el acto constituyente de Florencia de noviembre del 2002 no se habría producido en el mundo la más grande movilización contra la guerra y por la paz del 15 de febrero del 2003.

Las fuerzas del neoliberalismo son fuertes pero no invencibles. El 15 F y en otras muchas ocasiones en Seattle, en Génova, en Florencia, en Berlín, en Paris, en Londres, en los EE.UU, en Asía ….demostramos que el mundo se mueve (aunque todavía no cambie de base, como dice «la Internacional») cuando se impulsan los movimientos sociales y políticos con la inteligencia política, el coraje, la solidaridad y la decencia.

Tenemos un camino trazado y una acción en marcha. Continuemos.

Estas elecciones son un momento para fortalecer la izquierda transformadora, para conseguir que en el Parlamento europeo haya mas fuerza para cambiar. Es el momento de fortalecer a Refundazione Comunista, votando su candidatura, convirtiéndola poco a poco en una organización clave para Italia y para Europa.

Es la hora de la Izquierda transformadora europea.