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La Fiscalía de Múnich ordena la captura de 13 agentes de la CIA por el secuestro de El Masri

Fuentes: El Mundo

Alemania dio ayer un paso en firme para aclarar judicialmente el bochornoso caso de los vuelos de la CIA, el traslado secreto y sin garantías judiciales de centenares de personas, presuntamente terroristas islamistas, a sus cárceles militares en Afganistán y Guantánamo (Cuba) o prisiones en países aliados, utilizando para ello aeropuertos de España, el Reino […]

Alemania dio ayer un paso en firme para aclarar judicialmente el bochornoso caso de los vuelos de la CIA, el traslado secreto y sin garantías judiciales de centenares de personas, presuntamente terroristas islamistas, a sus cárceles militares en Afganistán y Guantánamo (Cuba) o prisiones en países aliados, utilizando para ello aeropuertos de España, el Reino Unido, Alemania, Suecia, Austria, Macedonia, Bosnia y otros países.

La Fiscalía de Múnich, por mediación de un tribunal de la capital bávara, ordenó la detención de 13 agentes del servicio secreto de Estados Unidos, implicados, según su investigación, en el secuestro de un ciudadano alemán, Jaled el Masri. El Masri, de origen libanés, fue arrestado cuando entraba en Macedonia y acusado de tener un pasaporte falso. Según distintas fuentes, se habría producido una confusión entre su nombre y otro incluido en las listas de supuestos terroristas elaboradas por EEUU.

La policía, tras mantenerlo secuestrado y bajo torturas en un hotel en Macedonia, lo entregó a la CIA, que lo trasladó a una prisión estadounidense en Afganistán, donde estuvo cinco meses. La orden de detención contra los agentes norteamericanos «por secuestro y graves lesiones corporales» es papel mojado, según la radio pública alemana NDR, porque aunque los acuerdos bilaterales entre Alemania y Estados Unidos contienen una cláusula que permite la entrega de nacionales a Alemania, no es factible que se produzca en este caso en que Washington puede alegar cuestiones de seguridad.

Todas las fuerzas políticas de la oposición saludaron ayer la iniciativa juidicial. El diputado verde Hans-Christian Ströbele, miembro de la comisión parlamentaria que investiga los vuelos de la CIA emplazó al Gobierno a reclamar a EEUU la extradición de los 13 agentes de la CIA. La NDR, que dispone de los nombres de las personas reclamadas, habría conseguido contactar con al menos tres de ellos, pero según afirmó ayer, estos rehusaron cualquier declaración al respecto. Todos los acusados, que vivirían en el estado de Carolina del Norte, pertenecen a la nómina de la compañía Aero Contractors, sucesora de Air America, tapadera de la CIA hasta la década de los 70.

La colaboración durante estos vuelos de la CIA de los servicios secretos germanos con sus homólogos de Estados Unidos es objeto actualmente de una comisión parlamentaria en Alemania y ha hecho sacar los colores del entonces Gobierno rojiverde, de Gerhard Schröder, quien logró ser reelegido en 2003 gracias a su firme oposición a la invasión de Irak liderada por EEUU. Los abusos del espionaje de Washington y la complicidad de algunos gobiernos de la UE en este escándalo es objeto de estudio en comisión en el Parlamento Europeo que será presentado el próximo 14 de febrero.

Según una nota de ayer de la Fiscalía muniquesa, la identidad de al menos tres de los agentes de la CIA que secuestraron a El Masri ha podido ser conocida gracias a los informes de la Guardia Civil española. En el caso concreto del alemán, tras ser secuestrado en Macedonia, se le encerró en un hotel de la capital, Skopje, durante 23 días en los que fue interrogado para que confesara que había pasado por un campamento de entrenamiento de Al Qaeda en Jalalabad (Afganistán). El avión que recogió a El Masri el día 25 de enero de 2003 en Skopje, un Boeing 737 con matrícula N313P, hizo previamente una escala en el aeropuerto de Palma de Mallorca -una importante base de los vuelos de la CIA, según Bruselas- y sus tripulantes pernoctaron una noche en un hotel de lujo de la ciudad balear. Pese a utilizar identidades falsas, el establecimiento fotocopió sus pasaportes y la Guardia Civil pudo proceder a su identificación.

Según ha explicado el propio El Masri, antes de su recogida en Skopje sus secuestradores le vistieron con un pañal y un chándal azul. En el aparato, antes de ser drogado, pudo distinguir a otras siete personas de la misma guisa y maniatadas. Después de 20 horas de viaje, llegó a Kabul, aunque el lugar donde se encontraba no lo iba a conocer hasta tiempo después. En la prisión afgana fue introducido en una celda muy sucia y desde allí se le trasladaba a otros habitáculos donde fue sometido a múltiples interrogatorios.

Inició una huelga de hambre pero desistió tras ser alimentado a través de un tubo. Una de sus declaraciones está siendo investigada en la comisión parlamentaria que se desarrolla en Alemania, ya que El Masri asegura que al final de su estancia en la prisión de Kabul fue interrogado por un hombre alemán que se identificó como Sam.

En mayo de 2004 fue liberado en un bosque en la frontera entre Serbia, Macedonia y Albania, donde fue detenido por no tener documentación y posteriomente expulsado a Alemania. El escándalo de El Masri se había convertido en una embarazosa patata caliente tanto para la Justicia alemana como para la estadounidense.

El pasado mes de noviembre, la Corte de Apelación Federal de Richmond comenzó a examinar un recurso germano que había sido rechazado previamente en primera instancia en nombre del secreto de Estado.

Steinmeier, un ministro en el ojo del huracán  C. A. R. Corresponsal

BERLIN.- Frank-Walter Steinmeier, ministro socialdemócrata de Exteriores de Alemania, ha cometido al menos en los últimos 15 días dos grandes errores, lo que le ha colocado en el ojo del huracán político desatado por la prensa, la oposición e incluso por un sector cristianodemócrata (CDU) de la gran coalición en el Gobierno.
Primero negó hasta la extenuación que conociera en 2002 una oferta de la CIA estadounidense para entregar al prisionero turco-alemán Murat Kurnaz, encerrado en la cárcel de la base naval de Guantánamo y sin ninguna relación con la red terrorista Al Qaeda.

Segundo, una semana después, y cuando la tormenta ganaba peso, reconoció implícitamente en una entrevista al diario Bild que sí fue informado y que rechazó la propuesta. Para rematarlo, pronunció una frase que regresó a él reconvertida en bofetada al Estado de Derecho: «Hoy volvería a tomar la misma decisión».

Murat, con pasaporte turco pero nacido y criado en Bremen (Alemania), fue detenido en diciembre de 2001 en Pakistán y entregado al Ejército de EEUU en Afganistán. En 2002 fue transferido a la cárcel norteamericana de Guantánamo donde permaneció hasta agosto de 2006 pese a ser inocente.

Finalmente fue excarcelado gracias a la presión del Gobierno de Angela Merkel, y su imagen de larguísimas barbas ha sido habitual en la prensa germana en los últimos meses.

La memoria del 11-S
El problema, admitido por fin por Steinmeier -que en 2002 ocupaba el Ministerio de la Cancillería y era la mano derecha del entonces canciller Gerhard Schröder-, es que ya en 2002 los servicios secretos de Estados Unidos habrían ofrecido a Berlín la posibilidad de entregar a Kurnaz tras comprobar que no tenía lazos islamistas.

El servicio secreto alemán, que dependía en ese momento de Steinmeier, ya en esas fechas elaboró un informe confirmando la inocencia del talibán de Bremen, sosias impuesto por la prensa local, e incluso proponiendo su repatriación para infiltrarlo en ambientes islamistas.

Steinmeier argumenta su decisión de entonces en que el 11-S pesaba en la memoria y era prioritario evitar problemas de seguridad. Todos los documentos que ha ido revelando la prensa habrían sido filtrados desde la comisión parlamentaria que investiga las actividades del espionaje alemán durante los llamados vuelos de la CIA.