Amplificado por los medios, el encandilamiento socialdemócrata con el triunfo del neoliberalismo encarnado en Emmanuel Macron sobre la candidata de la derecha xenófoba Marine Le Pen, oscurece un fenómeno trascendente: el surgimiento en Francia de una nueva izquierda que llega para tomar las banderas abandonadas por una agotada izquierda tradicional y el espacio dejado vacante […]
Amplificado por los medios, el encandilamiento socialdemócrata con el triunfo del neoliberalismo encarnado en Emmanuel Macron sobre la candidata de la derecha xenófoba Marine Le Pen, oscurece un fenómeno trascendente: el surgimiento en Francia de una nueva izquierda que llega para tomar las banderas abandonadas por una agotada izquierda tradicional y el espacio dejado vacante por la socialdemocracia en disolución. Su perspectiva inmediata es convertirse en la principal fuerza de la oposición parlamentaria.
Jean Luc Mélenchon, quien encarna al movimiento Francia Insumisa, transita en las mismas claves que hace crecer a Podemos en España, a Syriza en Grecia y que permitió al ala izquierda del laborismo británico, conducida por Jeremy Corbyn, instalarse en la dirección de ese Partido. Todos ellos constituyen una nueva izquierda que viene haciendo la experiencia de reemplazo de las fuerzas exhaustas del comunismo tradicional y una socialdemocracia europea que se conformó con ser el ala izquierda del neoliberalismo, cada vez más distantes de los ideales que los condujeron a ser artífices del ya fenecido Estado de Bienestar europeo.
La crisis económica mundial del 2008/2009, con epicentro en el sistema financiero internacional edificado por la globalización neoliberal de la mano de EEUU, conmueve las estructuras políticas europeas construidas al finalizar la 2ª. Guerra y arrastra a una reconfiguración de sus partidos cuestionando a la Unión Europea en sus formas conocidas hasta ahora. Un nuevo movimiento, resistente frente al neoliberalismo y sus políticas de ajuste, antiobreras y antipopulares, sensible incluso a las transformaciones producidas en Latinoamérica en la última década y media, comienza a asomarse y va definiendo sus rasgos. Mélenchon sostiene que Francia debe incorporarse al ALBA. No es casual que la campaña de la derecha española contra Podemos sea su demonización por «chavistas». Las simpatías de Syriza y su líder Tsipras por el kirchnerismo, son inocultables. Son corrientes empáticas y casi subterráneas que afloraron con el viaje reciente de CFKY y explican la resonancia que tuvieron sus alocuciones en Bruselas y Atenas. Y ahora cuando el proceso latinoamericano entra en un retroceso, aunque disputado y sin final anunciado, parte de los pueblos europeos parecieran llegar como fuerzas de refresco apostando a generar una oleada de recomposición de fuerzas antineoliberales en momentos que en Argentina y Brasil los denostados «populismos» demuestran no estar dispuestos a entregarse sin batallar y producen grandes movilizaciones populares al tiempo que sus gobiernos neoliberales entran en serias dificultades.
La mayoría de los medios, con un insuflado entusiasmo exageran las virtudes del triunfo logrado en Francia manipulando sentimientos y temores, instando a las mayorías a «optar por el mal menor», disimulando que Macrón es del riñón de la Banca financiera (Rothschild) y destacando que su triunfo es el del «europeísmo» (como sobreentendiendo su carácter meritorio) y oscureciendo que esa victoria hoy implica: 1) el fortalecimiento del Banco Central Europeo y sus políticas de ajuste, 2) de la OTAN y el reverdecimiento de un militarismo activo y 3) del proyecto de la globalización en su versión estadounidense. Es decir de los tres elementos claves para entender la crisis europea e internacional, las crisis humanitarias que desembocaron en las oleadas migratorias que afectan al continente y el agravamiento de las tensiones militares que hacen peligrar la paz y la estabilidad internacional. No podemos seguir responsabilizando a la derecha fascista de los males que nos aquejan ya que esta no logró desde los fines de la segunda gran guerra y la derrota del nazi fascismo volver a hacerse del poder. Han sido los conservadores y liberales y sus asociados socialdemócratas (paso a paso, en su contribución al desarrollo del capitalismo) los creadores del sistema neoliberal y a través de él quienes contribuyeron a la creación de las condiciones de miseria, de diseminación de la guerra y el terrorismo que conducen al miedo y la expansión de la derecha xenófoba.
Es interesante señalar que en medio de la campaña electoral en Francia se usa en los medios masivos la utilización equívoca del término populista, con una connotación políticamente peyorativa abarcadora por igual de los movimientos progresistas latinoamericanos y los movimientos de la derecha xenófoba europea. La demonización de Hugo Chávez, por militar e inicialmente golpista, fue el comienzo de la campaña anti latinoamericana para devaluar el ciclo de transformaciones progresivas que la región vivió en los últimos quince años. Incluso esta manipulación del lenguaje político se extiende al caso de Trump, igualmente caracterizado de populista.
Una nueva etapa, un tercer tiempo, de la confrontación en las urnas se abre en Francia. A mitad de Junio habrá elecciones legislativas. Macrón contará a su favor con el envión triunfalista de una campaña que comenzó el mismo día de su triunfo en el ballotage. También juegan en esa dirección la disgregación socialista, el franco apoyo de Hollande, cabeza de un gobierno que lo ve como su continuidad y el trasvasamiento oportunista de liberales y conservadores que juegan a ganador. El joven Macrón ofrece renovación pero ya ha anunciado que si para vencer en las legislativas a la derecha de Le Pen necesita derechizar su gobierno, nombrará a un primer ministro de ese color.
Pero al disiparse el chantaje fantasmal del peligro de un gobierno de extrema derecha se afloja la tenaza del «mal menor», una opción más sensata se le ofrece al elector y un realineamiento del voto más programático y de clase se hace posible. Esto es comprendido por una parte de los analistas que afirman que Jean Luc Mélenchon podría llevar a Francia Insumisa al primer lugar en esa elección, dotándola de un número de legisladores desde el cual proyectar una fuerza política consistente para intervenir en una Francia gravitante en una Europa aún atravesada por la crisis.
Lido Iacomini. Miembro de la Comisión de Asuntos Internacionales Carta Abierta
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.