La guerra del oro recorre buena parte de Centro y Suramérica. La Guyana ocupada por Francia no se libra de este fenómeno. El pasado miércoles dos soldados franceses murieron y otros dos gendarmes resultaron heridos en un choque con mineros ilegales. En las Guyanas y en Surinam el límite entre la minería ilegal y la […]
La guerra del oro recorre buena parte de Centro y Suramérica. La Guyana ocupada por Francia no se libra de este fenómeno. El pasado miércoles dos soldados franceses murieron y otros dos gendarmes resultaron heridos en un choque con mineros ilegales.
En las Guyanas y en Surinam el límite entre la minería ilegal y la legal es difuso. Normalmente, hay un alto grado de tolerancia ante los garimpeiros, mineros artesanales sin permiso legal para operar. Pero en Guyana Francesa la olla a presión reventó en enero pasado, cuando horas antes de la visita del entonces presidente francés, Nicolas Sarkozy, a la colonia fueron asesinados 5 civiles en un incidente que las autoridades achacan a un choque entre grupos de mineros.
El pasado miércoles, 27 de junio, un comando francés compuesto por 12 gendarmes militarizados y por 18 soldados trató de aterrizar en helicóptero en un campamento minero sin permiso en la provincia de Dorin y fueron recibidos por fuego intenso, presuntamente por brasileños. Dos soldados murieron, dos gendarmes fueron heridos y el helicóptero pudo buscar un lugar de seguro gracias a la pericia del piloto porque el motor fue alcanzado por las balas.
Los líderes guyaneses de la zona ya denominaban a Dorin como «un banco» en los años 90 y hoy sigue siendo una zona muy deseada por todo tipo de mineros. De hecho, las informaciones sobre el incidente en que murieron los hombres armados franceses son confusas ya que mientras las autoridades aseguran que era un operativo contra la minería legal, otras fuentes hablan de que los soldados y gendarmes estaban protegiendo la entrada de una multinacional a la zona.
¿Protección del ambiente?
El nuevo gobierno de Francia ha asegurado que perseguirá a los culpables y que seguirá con los operativos contra la «minería ilegal para proteger el ambiente». Es cierto que este tipo de minería provoca graves daños por el uso de cianuro y la falta de regulaciones. Pero también es verdad que el Ejecutivo de François Hollande ha empezado con mal pie en los temas que tiene que ver con su colonia en Suramérica y el ambiente.
La nueva ministra de Medio Ambiente, Nicole Bricq, decretó hace un mes una suspensión temporal de todos los permisos de exploración y explotación de petróleo en Guyana ante lo desfasado del código de explotación de recursos naturales francés, que data de la época de Napoleón, y por los «graves riesgos» ambientales. Los ambientalistas franceses y de Guyana celebraron la decisión, pero la presión del lobby petrolero ha sido mayor y la consecuencia es que Hollande destituyó de forma fulminante a Bricq y las compañías Shell y Total celebra con alegría la posibilidad de retomar sus exploraciones.