Traducido del francés para Rebelión por Caty R.
Es la hora de las confesiones. Pero no la hora de las dulces confesiones que se hacen los amantes. Ni de las confesiones arrancadas por la fuerza y el sufrimiento, no. Simplemente confesiones, obligadas por la evidencia, de personas que se se engañaron y engañaron a la gente. Confesiones vergonzosas de políticos acorralados cuyos montajes se están hundiendo.
Confesiones europeas
Algunas de esas confesiones conciernen a Europa. Así que empezaremos por la más bonita, la del alemán Martin Schulz, presidente (socialdemócrata del SPD) del Parlamento Europeo, en una conferencia sobre Europa celebrada en Roma (1). ¿Qué dijo Schulz? Que Europa «era la promesa del aumento del empleo, de los servicios, del crecimiento», pero que desembocó en «un sentimiento de injusticia, esta no es la Europa que queríamos». Reconoció que los sacrificios exigidos a los europeos fueron para rescatar a los bancos. Que conste, señor Schulz. Añadimos que no le necesitábamos para saberlo.
En Grecia del importe total del rescate solo 9.700 millones de euros fueron al Gobierno griego, es decir, exactamente el 4,9 %. Sin embargo el dogma europeo, y también el francés, sostienen que se ayudó ampliamente a Grecia. La realidad es que los contribuyentes de los diversos países han rescatado a los inversores privados (3) y a los bancos, esencialmente alemanes y franceses. Cuando se es socialista se debe luchar contra este tipo de cosas. Sin embargo la verdad es que los socialistas franceses, belgas, españoles (y más) han sido cómplices de esa política. No vale lamentar el desastre provocado. Recuerden que el emperador alemán Guillermo II ante la carnicería de la Primera Guerra Mundial pronunció su célebre «yo no quería esto»… pero lo que caracteriza al político (o política) no es lamentarse sino actuar. Y en este caso deben actuar para reparar el desastre perpetrado.
Y Donald Tusk, el presidente (polaco) del Consejo Europeo, no le fue a la zaga. En la misma conferencia declaró que «el sueño de un solo Estado europeo, de una única nación europea, es una ilusión. Debemos aceptar que vivimos en una Europa con diferentes monedas, con diferentes fuerzas políticas. Y lo peor es pretender ignorarlo». Reconoce que la estrategia del «pseudofederalismo» adoptada por la Unión Europea es hoy un fracaso. Un fracaso porque el objetivo era una ilusión, y es el presidente del Consejo Europeo quien lo dice, pero además porque la voluntad de alcanzar esa ilusión, y ahí está el papel político del euro, destruyó el proyecto europeo. Entonces se puede plantear una cuestión, si Tusk fuese honrado debería convocar una reunión al más alto nivel para que los países de la Unión Económica y Monetaria (nombre técnico de la eurozona) se pusieran de acuerdo en las condiciones de la disolución de dicha eurozona y si no él debería dimitir.
Confesión francesa
Y esas confesiones no son las únicas. En Francia el presidente y el Gobierno reconocieron, muy tardíamente, que el TTIP no se puede ratificar. ¡Como si no lo supiéramos! Ahora quieren rentabilizar varios años de debates que mostraron toda la maldad del futuro tratado. Y ahí también hay mucha hipocresía. Porque lo que el Gobierno y el presidente reprochan al TTIP es simplemente que el tratado no establece la igualdad en el acceso a los mercados públicos. Eso es importante, por supuesto, pero es una insignificancia al lado de las consecuencias potenciales del tratado en materia de normas alimentarias o medioambientales, incluso en materia de desprotección de los Estados y en consecuencia de los ciudadanos en los conflictos sobre la inversión. Sí, hay mucha hipocresía aquí también.
Una hipocresía que no es exclusiva de los «socialistas». Natacha Polony puede, con razón (4), denunciar la respuesta inapropiada, y sobre todo miserable, que Alain Juppé hizo al general Soubelet y que le costó un artículo vengativo del general Desportes (5). Porque el caso del general Soubelet es ejemplar. Fue retirado de oficio por el Gobierno por señalar en una audición parlamentaria el estado deplorable de la gendarmería y por cuestionar el funcionamiento de la justicia. Se puede no compartir todos los argumentos del general Soubelet, pero ante los parlamentarios debía decir lo que pensaba, dejando que dichos parlamentarios pregunten a otros responsables y no tengan en cuenta esas opiniones. La sanción impuesta es inaceptable y constituye una falta inexcusable del Gobierno. Pero que Juppé una su voz a la de los lobos es una confesión que tiene mucho sentido. El exministro de Asuntos Exteriores prefiere el silencio cómplice a la verdad molesta. He ahí lo que dirá a todos cuando venga, quizás, a mendigar nuestros votos.
Son confesiones diferentes, pero tienen un punto común. La verdad sobre la situación o la naturaleza humana no puede ocultarse indefinidamente. Cuando las ilusiones se rompen la clase política se enfrenta a la realidad. Ese es el momento de las confesiones y cuando nos enteramos ¡Y mucho! de lo que valen esos políticos.
Notas :
(3) http://www.macropolis.gr/?i=portal.en.the-agora.2080
(4) http://www.lefigaro.fr/vox/societe/2016/05/06/31003-20160506ARTFIG00185-natacha-polony-le-cri-des-muets-exasperes.php
Jacques Sapir dirige el grupo de investigación Irses en la FMSH y organiza, junto con el Instituto de Previsión de la Economía Nacional (IPEN-ASR), el seminario franco-ruso que estudia los problemas financieros y monetarios del desarrollo de Rusia. Sus artículos pueden leerse en el blog RussEurope.
Fuente: http://russeurope.hypotheses.org/4935
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.