Mi silencio de los últimos días, inhabitual, como algunos han escrito en Facebook, es debido sencillamente a que desde mi llegada a Atenas el domingo, para la campaña del No, he dormido muy poco y trabajado mucho. Hoy (miércoles 1 de julio) he intervenido en dos concentraciones de trabajadores en su lugar de trabajo (la […]
Mi silencio de los últimos días, inhabitual, como algunos han escrito en Facebook, es debido sencillamente a que desde mi llegada a Atenas el domingo, para la campaña del No, he dormido muy poco y trabajado mucho. Hoy (miércoles 1 de julio) he intervenido en dos concentraciones de trabajadores en su lugar de trabajo (la de la estación central de Atenas y la del edificio central del metro). Una gran experiencia. Mañana debo intervenir en diferentes concentraciones en la zona industrial de Moschato y en un mitin en Petroupoli, en los alrededores del oeste de Atenas.
Los trabajadores sienten la presión de la situación creada por la histeria de los medios y el cierre de los bancos. Son relativamente críticos sobre las concesiones hechas por el gobierno durante estas agotadoras negociaciones pero, en general, tienen confianza en la victoria del No. Esperan de ella que dé un nuevo punto de partida al gobierno de Syriza y facilite el desarrollo de una parte mayor de su programa.
Querría animar a todas las personas que siguen la situación en Grecia, con una mezcla típica de ansiedad y de esperanza, a mantener la cabeza lo más fría posible. Los medios griegos están en un estado de histeria, y los medios occidentales en una situación no muy diferente. Uno de sus temas favoritos, en el colmo de la atmósfera apocalíptica que propagan, es que el referéndum no tendrá lugar, que el gobierno en realidad ha aceptado el plan Juncker, que va a anular el referéndum, etc. Atención a todas esas desinformaciones.
Es cierto que algunas iniciativas del gobierno son, por lo menos, ambiguas y discutibles. Es particularmente cierto esto respecto a la propuesta de ayer (martes 30 ) a favor de un nuevo préstamo del MES y a la carta enviada hoy por Alexis Tsipras al Eurogrupo. Su objetivo era dar pruebas de buena voluntad y dar crédito a la idea de que la semana próxima, tras una potencial victoria del No, podría reiniciarse un nuevo ciclo de «negociaciones». Pero todo el mundo sabe aquí que: a) esto es muy improbable y b) que en cualquier caso, ninguna negociación está actualmente en curso. Merkel ha expresado claramente que ningún diálogo será posible antes del domingo.
Por ambas partes, todo esto tiene mucho de «pose» y de maniobra táctica por parte de Syriza. Pero es también cierto que refleja las contradicciones en el seno del gobierno griego y del propio Syriza. Su ala «realista» (dirigida por el viceprimer ministro Yannis Dragasakis) defiende la idea de que el referéndum no es más que un desagradable (y breve) paréntesis y que las negociaciones podrán recomenzar sobre la base de las profundas concesiones que el gobierno griego había aceptado justo antes de la ruptura de las discusiones. En cambio, la posición oficial es que las negociaciones deberán recomenzar «a partir de cero», lo que significa que todas las precedentes propuestas griegas deben ahora ser consideradas obsoletas.
El discurso de Tsipras, este miércoles, ha sido bien recibido y en gran medida percibido como un desafío, logrando así superar el impacto desmovilizador de las últimas propuestas. Pero, por supuesto, el mejor aliado del campo del No sigue siendo la actitud intransigente y arrogante de los acreedores, que no dejan ningún lugar para el «compromiso», ni para el peor de ellos.
Si se creen los sondeos publicados hoy, el No tiene una ventaja de once a trece puntos, pero la distancia se ha reducido significativamente desde el lunes, debido al cierre de los bancos, a la restricción a la retirada de dinero líquido y a las dificultades de los jubilados para cobrar sus pensiones. Esto ha creado inevitablemente una atmósfera de temor y de inseguridad, que es exactamente lo que los dirigentes del Eurogrupo tenían en la cabeza cuando decidieron cortar todo aprovisionamiento de liquidez. Por esta razón no es sorprendente que el Si solo esté a la cabeza entre los jubilados y las mujeres amas de casa. En todos los demás sectores, incluso entre los pequeños patronos, el No resulta ganador.
Muchas cosas dependerán de la capacidad de movilización de cada campo, en particular del lado del No. La concentración del martes (30 junio) de los partidarios del Sí fue importante y bien organizada, pero reunió, casi exclusivamente, a la media y alta burguesía, y tuvo ,probablemente, el más alto nivel de movilización que podía alcanzar. Si se tiene en cuenta que estaba en gran medida improvisada, la manifestación del lunes, por el No, fue un punto de partida exitoso. La campaña sobre el terreno comienza hoy y estará casi enteramente monopolizada por el campo del No. El estado de ánimo en Grecia es en los centros urbanos, el de una creciente polarización según líneas de clase y, de una forma más difusa, en el campo y las pequeñas ciudades.
Las secciones locales de Syriza están galvanizadas y las relaciones con los camaradas de Antarsya son excelentes. Otras fuerzas, del movimiento social y de diferentes campañas se unen igualmente a la movilización. Una campaña de tipo «frente único» está tomando forma, lo que es una excelente noticia. Pero el mayor revés aquí es la actitud del Partido Comunista que no puede ser calificada más que de «traición» (en general no me gusta este término, pero me parece justificado en este caso). Proporcionarán sus propias papeletas de voto, planteando un «doble no» (a la Troika y al gobierno, las «dos caras de la misma moneda», dicen), una papeleta que será por supuesto nula. Es probable que procedan a su propio recuento de votos y anuncien el resultado como una especie de «victoria» de su línea.
Si el No gana, lo que es probable pero no seguro, y si gana con una mayoría clara, lo que queda por ver, es casi inevitable que la confrontación con la Unión Europea y la clase dominante local se endurezca. Grecia ha rechazado ya pagar al FMI en junio y la suspensión de pagos será formalmente proclamada en treinta días. Las armas de la moneda y la liquidez serán utilizadas cada vez con más fuerza por el BCE y el Fondo Europeo de Apoyo Financiero exigiendo la devolución inmediata de sus préstamos. El momento de las «grandes decisiones» llegará inevitablemente para Syriza.
Una victoria del No galvanizará las fuerzas populares. Pero esta salida no debe en ningún caso ser considerada como algo ya logrado. Es lo fundamental de todo lo que está en juego en la excepcional batalla que se está desarrollando.
Stathis Kouvélakis, es miembro del comité central de Syriza y pertenece a la Plataforma de Izquierda.
Traducción de Faustino Eguberri – Viento Sur
Artículo publicado en inglés el 1 de julio en https://www.jacobinmag.com/