El ciudadano británico Akmal Shaikh fue condenado a muerte por un tribunal chino en 2008 por tráfico de drogas -en concreto parece que le incautaron cuatro kilos de heroína- y finalmente ha sido ejecutado esta mañana. La pena de muerte es una barbaridad sin paliativos, indigna de ningún país que pretenda autodenominarse «civilizado». Pero sobre […]
El ciudadano británico Akmal Shaikh fue condenado a muerte por un tribunal chino en 2008 por tráfico de drogas -en concreto parece que le incautaron cuatro kilos de heroína- y finalmente ha sido ejecutado esta mañana.
La pena de muerte es una barbaridad sin paliativos, indigna de ningún país que pretenda autodenominarse «civilizado». Pero sobre el particular ya se han escrito un montón de artículos, así que este no será otro condenando la pena de muerte, ni mucho menos uno de tantos condenando sólo algunas penas de muerte: este artículo es para hablar de hipocresía.
Tan horrorizado está Gordon Brown por la ejecución de su compatriota en China que Londres ha llamado a su embajador en el gigante asiático a consultas.
Podríamos hablar de la complicidad del gobierno británico a la agresión belicista contra Irak, de su pasividad cuando en su vástago norteamericano se condena a morir a menores y se ejecuta a retrasados mentales, y de mil cosas más similares que ponen de manifiesto la hipocresía del gobierno de Londres. Pero para el caso me ha parecido más ilustrativo el ejemplo de Jean Charles de Menezes.
Jean Charles de Menezes fue asesinado en 2005 en el metro de Londres por un policía que descargó sobre él ocho balas. No había cometido ningún delito, tampoco había sido procesado ni condenado, obviamente. Eso no fue óbice para que la policía londinense -respaldada por el gobierno- mintiera hasta la saciedad para intentar encubrir el crimen.
Se dijo que llevaba un abrigo abultado, incluso que de él salían cables, se dijo que corrió, que saltó una barrera, e incluso que no se detuvo ante los requerimientos de la policía. Mentira. Según testigos presenciales y la grabación del metro, no corrió en ningún momento, no saltó ninguna barrera, entró pagando tranquilamente, incluso se detuvo para tomar un periódico gratuito. No tuvo oportunidad de detenerse ante los supuestos requerimientos de la policía porque o bien no hubo tales requerimientos, o si los hubo, fue un segundo antes de arrojarle al suelo, volarle la cabeza metiéndole siete balas expansivas en el cráneo y otra de propina en un hombro a quemaropa.
La grabación del metro fue una prueba fundamental para demostrar lo que había ocurrido, pero no fue fácil obtenerla: la cinta había desparecido. La versión oficial de la policía fue que por problemas técnicos con el circuito de televisión del metro, no existía grabación de los hechos. Tras varios días de contradicciones entre la policía y los encargados de las grabaciones del metro, quienes sostenían que las cámaras estaban funcionado a la perfección, la grabación que según la policía no existía porque no se había grabado, se materializó de la nada y apareció misteriosamente. Otras evidencias fueron destruidas y no se volvió a saber de ellas.
Y ante toda esta ponzoña ¿saben lo que ha hecho Gordon Brown, desde aquel entonces hasta convertirse en primer ministro? ¿preocuparse por la víctima o por sus familiares? ¿depurar responsabilidades en la policía? De ninguna manera, lo que hizo Gordon Brown fue cerrar filas y respaldar incondicionalmente al jefe de la misma policía que había ejecutado a un inocente y había tratado de tapar el asunto por todos los medios, incluyendo la destrucción física de evidencias.
Police Chief Sir Ian Blair faces calls to resign, including from the opposition Conservative and Liberal Democrat parties. He is however supported by Prime Minister Gordon Brown.
Cuatro años tuvo que bregar la familia del ejecutado para conseguir que la policía reconociese su error en forma de un acuerdo extrajudicial. No se tiene constancia que en ninguno de esos días el señor Gordon Brown se «horrorizase» en absoluto por aquellos hechos, más bien al contrario.
Fuente original: http://librexpresion.org/la-horrorizacion-selectiva-de-gordon-brown