El miércoles, el Parlamento Europeo votó la nueva legislación sobre emisiones de CO2 en los turismos que se pongan a la venta. La Directiva votada rebaja sustancialmente las medidas propuestas inicialmente, retrasan la entrada en vigor de la ley y reducen la eficacia de la norma. Ecologistas en Acción denuncia que el voto es un […]
El miércoles, el Parlamento Europeo votó la nueva legislación sobre emisiones de CO2 en los turismos que se pongan a la venta. La Directiva votada rebaja sustancialmente las medidas propuestas inicialmente, retrasan la entrada en vigor de la ley y reducen la eficacia de la norma. Ecologistas en Acción denuncia que el voto es un claro síntoma de la impotencia de la Unión Europea por asumir compromisos firmes en la reducción de emisiones. También demuestra el sometimiento a los beneficios económicos de las grandes empresas e industrias frente a los intereses ambientales y sociales de sus ciudadanos.
Han pasado 10 años desde que la industria automovilística se comprometiera voluntariamente a reducir las emisiones de los coches comercializados. Este compromiso incluía los siguiente objetivos de límites de emisión: 140g/km para 2008 y 120g/km para 2012.
Sin embargo, las emisiones medias en 2007 fueron de 158 gCO2/km, un valor muy por encima del objetivo fijado, debido a la creciente fabricación por parte del sector automovilístico de coches más grandes y más potentes, dos factores que aumentan directamente el consumo del combustible y las emisiones. En los últimos 10 años el peso medio de los coches ha aumentado en 200 kg.
Debido al incumplimiento de los acuerdos voluntarios por parte de la industria la Comisión Europea propuso a comienzos de 2007 un límite obligatorio para regular las emisiones de CO2 de los nuevos coches que se pongan a la venta. La propuesta inicial de la Comisión ha sufrido importantes rebajas de ambición durante estos dos años por parte del Consejo y del Parlamento Europeo, fruto de las fuertes presiones de la industria automovilística.
Los puntos de contienda en todo el proceso han sido cuatro: el límite medio de emisiones, la entrada en vigor del límite, las sanciones para las industrias que no cumplieran, y el límite a largo plazo (para 2020).
La Comisión de Medio Ambiente del Parlamento europeo , cuyo veredicto prevalecía sobre el de otras comisiones, manifestó en septiembre su posición respecto a estos puntos. Las medidas propuestas, aunque menos ambiciosas que las iniciales, mantenían todavía una serie de requisitos que hacían efectiva la Ley: unas sanciones elevadas, entrada en vigor de la ley para 2012 y el objetivo de reducción a largo plazo, 2020, que incentivaba a la industria a seguir desarrollando modelos menos contaminantes.
Si embargo, industria del automóvil, no contenta con haber conseguido elevar el límite de emisiones hasta 130g/km, realizó una presión sin precedentes a los respectivos Estados miembro, logrando reabrir un nuevo proceso, esta vez en la sombra, para debilitar todos los acuerdos fijados por la Comisión de Medio Ambiente.
Este último proceso logró su objetivo con un acuerdo firmado a puesta cerrada hace dos semanas. El Parlamento Europeo con el voto favorable de hoy no ha hecho sino certificar el acuerdo y darle el carácter oficial.
La legislación acordada hoy es una clara cesión a todas las presiones y chantajes de la industria del automóvil: no sólo ha conseguido retrasar el objetivo cerca de 10 años, sino que, además, se ha logrado un nuevo retraso en su entrada en vigor, ahora prevista para 2015; un claro debilitamiento de las sanciones, limitando la eficacia de la Ley, y un ambiguo objetivo a largo plazo (revisable en el 2013), con lo que se debilita el incentivo para fabricar coches menos contaminantes.
Ecologistas en Acción no entiende como la Unión Europea, ante la inminencia del Cambio Climático y unas emisiones debidas al transporte disparadas, así como y la variabilidad extrema del precio del crudo, cede a los intereses de la industria del automóvil y da la espalda a su ciudadanía y al medio ambiente que se verían favorecidos con coches menos contaminantes y de menor consumo. Éstos vehículos, a pesar de estar disponibles en el mercado, han tenido una baja presencia por el bloqueo constante de la industria del automóvil.