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Refundación Comunista cierra un ciclo de su historia: el partido ha optado por integrarse a una coalición política que apoya los intereses de la patronal proeuropea italiana

La izquierda italiana en un momento de cambio

Fuentes: Corriente(a)lterna

A medida que la campaña electoral avanza, la violencia con la que Berlusconi y su formación afrontan la competición se hace cada vez más preocupante. Una tras otra, las empresas de la «Casa de las libertades» /1 nos recuerdan la urgencia de su derrota electoral y de un cambio rápido en la política italiana. Porque, […]

A medida que la campaña electoral avanza, la violencia con la que Berlusconi y su formación afrontan la competición se hace cada vez más preocupante. Una tras otra, las empresas de la «Casa de las libertades» /1 nos recuerdan la urgencia de su derrota electoral y de un cambio rápido en la política italiana. Porque, aunque tenue, hay un hilo que liga la camiseta de Calderoni /2 al «manifiesto de la raza» de Pera /3, hasta la alianza con los neonazis, y es el hilo de una derecha obsesionada por el anticomunismo que alienta el enfrentamiento social, que azuza los más bajos instintos de una sociedad occidental precarizada y en crisis de identidad y que está muy dispuesto a sacrificar en el altar del choque de civilizaciones las reglas y los principios de la entente social que dice sin embargo querer defender.
Si el programa realizado por Berlusconi no bastaba -el firmado en la asamblea de Parma de Confindustria /4 en 2001 y el suscrito con la Casa Blanca- lo que ha llegado en el curso de las últimas semanas basta para motivar una batalla resuelta para expulsar a las fuerzas de la derecha los próximos días 9 y 10 de abril. Pero como un lugar ya común de la izquierda lo repite, derrotar a la derecha no es suficiente si no se va más allá de sus políticas y de su horizonte, más allá del berlusconismo que reina en el país.
Este horizonte no concierne únicamente a la política económica. Se trata igualmente de la política exterior y del clima de la oposición cultural entre el «occidente» y el «mundo islámico» que se refuerza cada vez más. Como el caso Calderoli ha demostrado, se trata de una urgencia absoluta para toda hipótesis de cambio. Derrotar la política del choque de civilizaciones es una prioridad insoslayable. Para un eventual gobierno de centro izquierda, esto significa saber proponer opciones y decisiones profundamente diferentes a las que dominan la escena mundial, no solo desde 2001 sino también desde la primera guerra del Golfo de 1991.
En suma, si la retirada de las tropas de Iraq es un paso obligado, es evidente que este acto no arreglará todo y que será necesario saber al mismo tiempo enfrentarse a la crisis iraní -el «Financial Times» acaba de desvelar la existencia de un proyecto estadounidense para derrocar al régimen de Teherán- y resolver el problema palestino. Esto no será fácil, como testimonia la ofensiva entrevista del embajador israelí en Roma a propósito de nuestro Ali Rashid /5. No hay que olvidar tampoco, en la «frontera» del mundo musulmán, que Italia está también comprometida en Afganistán bajo la cobertura de una guerra a la que nos habríamos opuesto y que no ha resuleto ninguno de los problemas que pretendía resolver. En definitiva, el giro frente a Berlusconi pasa por una nueva política internacional que recupere un papel de mediación de la paz para Italia capaz de valorar su función de «bisagra del Mediterráneo» y por tanto de puente hacia el mundo arabo-musulmán. Así, la manifestación del 18 de marzo /6 es importante pues será la ocasión de sacar recursos a la vez en el plano programático y concentrando las energías humanas.
El problema es el siguiente: el programa y la coalición del centro-izquierda /7, de la que forma parte el Partido de la Refundación Comunista (PRC), ¿lograrán cambiar la política y abrir una nueva fase y una nueva perspectiva para los trabajadores italianos?. La respueste es evidente y, desgraciadamente, es no.
El PRC ha apoyado un acuerdo político gubernamental con el centro izquierda,dando vida a la coalición de la Unión. Es una decisión que, como corriente Sinistra Crítica /8, hemos combatido proponiéndole simplemente un acuerdo técnico-electoral para derrotar a la derecha y a Berlusconi. La línea elegida por la mayoría del partido ha desembocado en un acuerdo programático -un texto de 280 páginas- que sirve de base para el acuerdo gubernamental. La decepción que provoca este texto supera nuestros peores temores /9. Se trata, en efecto, de una orientación liberal, que ha sido «atemperada» por la aportación del PRC sin que a pesar de ello conduzca a un cambio significativo en lo que concierne la gestión del estado capitalista (y, debido a la naturaleza de la alianza y al papel de Prodi, no podía ser de otra forma).
El programa sostiene el Pacto de Estabilidad y el Consenso de Lisboa y posee una visión euroliberal de la Unión Europea (UE) en continuidad con la gestión de Prodi de la Comisión Europea. En el terreno de la política exterior, el texto propone, en efecto, la retirada de las tropas de ocupación en Irak -incluso si es después de consulta con el gobierno irakí- pero sostiene la política de alianza atlántica con los Estados Unidos y la perspeciva de un ejército europeo para contrapesar la fuerza de Washington. El texto habla expresamente de las privatizaciones y liberalizaciones de la economía -salvo el agua que debe seguir siendo pública- y, en contra de las expectativas de los movimientos sociales, no se compromete a derogar las peores leyes del gobierno Berlusconi (la ley sobre la precaridad del trabajo, la ley sobre la escuela, etc.). Es por tanto una orientación liberal que la dirección del PRC presenta como una conquista y una victoria en la confrontación con los partidos social-liberales de la Unión (Demócratas de izquierda y Margarita), cuando, al contrario, estos últimos dan el tono de la alianza.
El pacto de los productores
Este papel es visible en la ofensiva que las fuerzas neoliberales están llevando a cabo en la campaña electoral, en la que el PRC es el más fiel defensor del programa común….
El primer nivel de esta ofensiva es más claramente económico. Prodi ha dado ya un paso explícito en este terreno, anunciando una reducción de las cargas fiscales sobre el empleo /10 que está en continuidad con las políticas anteriores, vista la ventaja cuasi exclusiva que comporta para las empresass. Pero la trampa es más compleja y se oculta en los pliegues del presupuesto público. El montante de la relación entre el déficit y el PNB, que el gobierno Berlusconi lega a su sucesor y que la Unión Europea ha puesto ya en observacion, sigue desconocido. En 2005 ha sido del 4,3% cuando Italia se ha comprometido con la UE a llevar esta cifra a menos del 3% en 2007. Para 2006, el gobierno ha previsto el 3,5%, pero no hay ninguna certeza de que esta maniobra financiera alcance ese resultado. Esto puede significar una pesada herencia para el próximo gobierno, porque todo punto de porcentaje del PNB vale alrededor de 13 millardos de euros… Es pues fácil hacer las cuentas. Esta situación parece preocupante, si miramos como Prodi lo explica a la prensa internacional: «Si ganamos las elecciones -ha dicho al periódico francés «Les Echos»- nuestro compromiso fundamental es justamente dar una señal de saneamiento de las finanzas públicas. Nuestro objetivo es volver progresivamente a un déficit satisfactorio y tener un comportamiento mejor que los criterios de Maastricht de aquí a cinco años» /11.
El segundo nivel corresponde a una reestructuración del sistema industrial italiano, para hecer frente a la competencia internacional. Confindustria no quiere ceder en cuanto a las reglas que introducen la precariedad, continúa exigiendo subvenciones y ayudas diversas y tiene necesidad de un sistema de negociación que permita a Italia hacer lo que Alemania ha podido realizar y que, a ojos de los empresarios, explica su recuperación. Esto, cuando el capital italiano ha emprendido una profunda reorganización financiera, como lo demuestra el enfrentamiento en el sistema bancario. Por ello, la mayoría de los grupos bancarios, al menos los más importantes, como Intesa y Unicredit, se han situado al lado de la Unión. Esta ofensiva se alimenta de dos cantinelas ideológicas: la primera es que para recuperar la competitividad hay que reducir los costes de empresa -lo que parece evidente pero es desmentido por todo lo que ha ocurrido en el curso de los últimos veinte años- y la segunda es que para ayudar a las empresas a mejor evolucionar en el mercado mundial hay que liberalizar los servicios (es la cantinela que está detrás de Bolkestein).
En suma, es la cuestión del «declive» que, para muchos, incluso para el centro-izquierda, significa la pérdida de productividad, mientras que para otros, la minoría, incluso nosotros, se trata ante todo del declive de los salarios. Para no ser ambiguo, Prodi ha respondido positivamente al llamamiento, lanzado por el presidente de la patronal italiana, Luca Cordero di Motezemolo, que ha pedido más ayuda a las empresas, más reducción del coste del trabajo, más libertad de acción en las fábricas, más flexibilidad del trabajo, más competitividad. Al mismo tiempo, Prodi se ha presentado en el congreso de la CGIL, el principal sindicato italiano, para ganar su apoyo y para presentar, bajo los más cálidos aplausos, la msma receta social. El objetivo es evidente: la estrategia de Prodi y de la Unión es la renovación de una línea de «concertación» entre los sindicatos y la patronal, una especie de «pacto de los productores» moderno, que se explica también con el proyecto de aumentar los impuestos sobre los ingresos salariales a la vez que se disminuye el coste del trabajo cuando su productividad se supone que crece.
El tercer nivel de la ofensiva es político y democrático, y afecta en general al papel de los movimientos, de la ciudadanía activa y del conflicto social. Es insoportable constatar como portavoces influyentes de la Unión y los principales periódicos italianos favorables a ésta tratan a los habitantes del Val de Susa /12. Esta actitud -frente a toda una población en lucha- es un índice de la relación establecida en general con toda forma de fermento social que no entre en los cánones de contabilidad establecidos por los dirigentes de la Margarita o por los principales portavoces de la DS. No es un azar que Rifondazione sea el objetivo, dados sus lazos con el movimeinto No Tav (contra el tren de gran velocidad) y su compromiso en el seno del movimiento pacifista y de movimiento altermundialista. Hay ahí una articulación delicada que, por ejemplo, ha hecho imposible, que el programa de la Unión sea verdaderamente «participativo» y que sea discutido a un nivel de masas. Hay un derecho a la desaprobación, que parece ser concedido desde arriba y que pone la camisa de fuerza a todo lo que escapa a los compromisos posibles y a los equilibrios internos de la coalición, especialmente cuando se trata de política internacional.
En fin, hay un cuarto nivel, el de la cultura democrática y los derechos cívicos. La Unión ha logrado que le den la espalda todas las asociaciones de homosexuales y también una parte del movimiento de mujeres. Su opción en cuanto a las uniones civiles ha dejado no solo amargura sino también decepción y rabia. El rechazo de Arcilesbica /13 a comprometerse a favor del voto por la Unión es sintomático de un estado de espíritu más difuso y el precio pagado a la jerarquía católica podría ser muy elevado.
El PRC cierra un ciclo
Todo esto no demuestra solo la imposibilidad de un acuerdo gubernamental con la izquierda liberal que satisfaga las aspiraciones de los trabajadores, sino también la amplitud del giro dado por el PRC italiano. Rifondazione cierra así un ciclo de su historia: el partido a optado por integrarse a una coalición política que apoya los intereses de la patronal proeuropea italiana y no es una casualidad si esta opción corresponde a otros dos datos importantes: el proceso, ya en curso, que debe llevar a la formación de un nuevo sujeto político que se llamará «Sección italiana de la Izquierda europea» y que representa una disolución «de facto» del PRC; y la opción de la «no violencia» como elemento identificador del nuevo proyecto político. Además, la decisión de apartar la candidatura de Marco Ferrando -representante de la otra componente trotskista del PRC- a causa de sus declaraciones públicas sobre la resistencia irakí, es sintomática de un partido más dispuesto a satisfacer a sus aliados de la Unión (que han pedido la eliminación de Ferrando) que de defender la integridad del propio partido.
La situación de la izquierda italiana va pues a cambiar rápidamente lo que producirá un cambio en nuestra actitud y nuestro proyecto político. No es casualidad que como Izquierda Crítica estemos discutiendo un «Manifiesto programático» para elaborar las coordenadas de una Izquierda Anticapitalista nueva y moderna. Este debate es llevado a cabo en el partido y tiene por objetivo extenderse a todos/as los militantes. Pero, al mismo tiempo, es un instrumento para prepararnos de cara a un escenario incierto y que evolucionará rápidamente.
Avanzamos esta iniciativa en el marco de la campaña electoral. Luego, se planteará, a través de las propuestas y las decisiones, en el futuro parlamento, al que accederemos como representantes de la Izquierda Crítica. Se tratará de una batalla muy dura e importante porque el PRC está dispuesto a apoyar un gobierno burgués y ello no dejará de tener un impacto en nosotros mismos. Es en esta persepctiva, muy difícil, que estamos discutiendo la evolución de la Izquierda Crítica, de su autonomía, de su papel para mantener una perspectiva anticapitalista y revolucionaria en la política italiana.

Roma, 15 de marzo de 2006

* Salvatore Cannavò, director adjunto del periódico del Partido de la Refundación Comunista (PRC, también llamado Rifondazione), Liberazione, y animador de la revista ERRE (Resistenze, Ricerche, Rivoluzioni), es miembro de la Dirección nacional del PRC representando a la componente Izquierda Crítica (Sinistra Crítica). Es miembro del Comité Ejecutivo de la IV Internacional. Publicado en www.vientosur.infoTraducción

Notas

1. Casa delle libertá (Casa de las libertades) es el nombre de la coalición electoral alrededor de Silvio Berlusconi, que reagrupa principalmente a Forza Italia (el partido creado por Berlusconi), la Alianza nacional (partido de extrema derecha post-fascista domesticado), la Liga Norte (partido xenófobo que había reclamado la independencia de la Italia del Norte), la Unión demócrata cristiana (los segmentos más conservadores de la histórica Democracia Cristiana, que estalló como consecuencia de los procesos contra la corrupción -Mani pulite, Manos limpias -de 1992), el Nuevo partido socialista italiano (tradición conservadora del PSI hundido en la corrupción), y el Partido republicano italiano. El 17 de febrero de 2006 Silvio Berlusconi ha firmado un acuerdo electoral con Allessandra Mussolini, nieta del dictador, integrando así a la organización neofascista Alternativa social que ella dirige en la Casa de las libertades.

2. Roberto Calderoli, ministro de las reformas en el gobierno Berlusconi, de la Liga Norte xenófoba, dió un escándalo mostrando el 14 de febrero una camiseta con las caricaturas danesas del profeta. Ha debido dimitir el 18 de febrero a demanda de Berlusconi. La Liga del Norte aspira a un «choque de civilizaciones» y reclama del papa que se ponga a la cabeza de una «cruzada» contra le Islám…

3. El «Manifiesto por Occidente» del presidente del senado Marcello Pera -por Occidente… pero contra los valores laicos!. Señalemos que Liberazione ha publicado un contramanifiesto el 5 de marzo de 2006.

4. Confindustria es la organización patronal italiana.

5. Ali Rashid, un intelectual y representante político palestino que ha adquirido recientemente la nacionalidad italiana, es candidato en las elecciones legistaltivas por el Partido de Refundación Comunista (PRC). En una entrevista concedida a «Il Giornale» (propiedad de la familia Berlusconi) del 28 de febrero, el embajador israelí en Roma, Ehud Gol, le ha insultado.

6. El 18 de marzo, tercer aniversairo de la guerra de Irak, es una jornada internacional de movilización contra la guerra. Tras una semana de movilizaciones en toda Italia, una manifestación nacional está prevista en Roma este 18 de marzo de 2006.

7. La Coalición de centro-izquierda lleva el nombre de «l´Unione» (la Unión). Está compuesta de la Federación del Olivo, que constituye su columna vertebral, de varias pequeñas organizaciones -la Union de demócratas europeos (demócrata cristianos), del Partido de los comunistas italianos (PdCI, una escisión por la derecha del PRC), de la Federación de los Verdes, de Italia dei Valori, la Rosa en el puño (una alianza de los socialdemócratas italianos y de los radicales)- satelizados por el Olivo y del Partido de la Refundación Comunista (PRC). La Federación del Olivo por su parte alía a los Demócratas de izquierda (DS, ex PDS, ex PCI), la Margarita (de origen democrata cristiano, dirigida por Francesco Rutelli) y los republicanos europeos (igualmente demócrata cristianos). La Unione está dirigida por Romano Prodi, que fue Presidente del Consejo de ministros italiano (mayo 1996-octubre 1998) y Presidente de la Comisión europea (1999-2004), de nuevo candidato para dirigir el gobierno.

8. Sinistra critica (Izquierda crítica) ha aparecido como corriente alrededor de la revista ERRE (Resistenze, Richerche, Rivoluzioni) y ha presentado una moción alternativa a la de la mayoría en el VI congreso del PRC en marzo de 2005, obteniendo entonces el 6,5% de los mandatos. Los militantes que han formado esta corriente se habían unido en octubre de 1998 a la mayoría del PRC de Fausto Bertinotti, en acuerdo con él para que el PRC dejara de apoyar la política neoliberal del precedente gobierno Prodi. Retomaron su autonomía cuando Bertinotti llevó a cabo un giro hacia la coalición de centro-izquierda en 2004.

9. Se leerá con interés sobre este tema el documento de Sinistra Critica presentado en la reunión de la Dirección nacional del partido en la que se aprobó el programa de la Unión, que reproducimos en la pg.

10. Preguntado sobre su promesa emblemática de reducir el coste del trabajo un 5%, Prodi ha hablado a los «Echos» de la «disminución del nivel impositivo sobre la hora trabajada que, en Italia, es entre las más elevadas de Europa» (Les Échos del 22 de febrero de 2006). Se ve así que, en cualquier país, los neoliberales encuentran siempre que «las cargas» (la parte social del salario) son más elevadas que en otras partes…

11. Les Échos del 22 de febrero de 2006.

12. Un enlace ferroviario a gran velocidad entre Lyon y Turin está en proyecto. Debería conducir a la construcción de un túnel de 53 km que desembocaría en el Valle de Susa (Val de Susa), cuya población está masivamente movilizada contra este proyecto… El pasado noviembre una huelga general paralizó el valle.

13. Varias ARCI (Asociaciones recreativas y culturales italianas), antes ligadas al Partido Comunista Italiano, son asociaciones progresistas importantes. Arcilesbica, www.arcilesbica.it, es la de las lesbianas en Italia.

Traducción de Alberto Nadal