El pasado sábado 11 de noviembre tuvo lugar en Londres la Marcha Nacional de Apoyo a Palestina que, según algunos medios, ha congregado en la capital del Reino Unido a cerca de 800.000 manifestantes. El gobierno de Rishi Sunack intentó suspender esta convocatoria sin conseguirlo, alegando que se podía atentar contra alguno de los símbolos del Día del Recuerdo (Remembrance Day), que se celebra el mismo día.
El gobierno británico intentó que los convocantes de la marcha se comprometieran a no corear consignas contra el Estado de Israel, tales como la que reza: “Desde el río (Jordán) hasta el mar, Palestina será libre” (en inglés From the river to the sea, Palestina will be free), por considerarla un slogan de “odio” y con una intrínseca carga de antisemitismo. A pesar de la prohibición, esta consigna fue coreada unánimemente por todos los manifestantes.
El objetivo principal de la marcha ha sido denunciar el genocidio que la Luftwaffe israelí está cometiendo en Gaza contra la población palestina, ante la absoluta y cómplice pasividad de la comunidad internacional. También se condenó la violación de derechos humanos que Israel comete contra el pueblo palestino, entre ellos el “apartheid” a que está sometido en la franja de Gaza. Los oradores denunciaron igualmente la inoperancia de la ONU ante el régimen nazi de Netanyahu, limitándose a constatar las masacres del ejército israelí, pero sin llevar a cabo ninguna actuación concreta para evitarlas.
Junto a la participación masiva de los árabes residentes en el Reino Unido, la marcha ha registrado también una alta participación de la población blanca británica, que ha querido demostrar en esta marcha su solidaridad y apoyo a la resistencia contra los crímenes de lesa humanidad a que Palestina es sometida por el Estado de Israel.
Desde este punto de vista, la marcha a favor de Palestina ha sido también una bofetada política propinada por la población británica al primer ministro Rishi Sunack, por el incondicional y descerebrado apoyo que ha demostrado a la política terrorista que practica el Estado de Israel. Este apoyo se selló con la frase que Sunack dijo a Netanyahu en el último encuentro que mantuvo con él, hace apenas tres semanas, cuando el führer israelí ya había amenazado con arrasar la franja de Gaza: “el Reino Unido siempre apoyará el derecho de Israel a defenderse, incluso en sus horas más oscuras”. Este desafortunado comentario que Rishi Sunack pronunció en su viaje a Israel, tendrá un coste político inimaginablemente elevado en la fugaz carrera que protagoniza como primer ministro británico.
La marcha recorrió todo el centro de Londres, evitando la avenida donde se encuentra el simbólico monumento funerario del Cenotaph, junto al 10 de Downing, Street. La manifestación sí pasó frente a la embajada de U.S.A (léase United Svastics of America) donde algunos grupos de manifestantes se detuvieron a gritar consignas antiimperialistas y a denunciar la complicidad que Estados Unidos mantiene con Israel en la infrahumana masacre de Gaza. La policía londinense bloqueó todos los accesos al edificio para impedir que nadie accediera a los alrededores de la embajada. Tras la intervención de los oradores, se pidieron unos minutos de silencio por los miles de niños que han perdido la vida en Gaza a causa de los bombardeos israelíes contra escuelas y hospitales.
Entre los asistentes a la manifestación se encontraba el líder laborista Jeremy Corbyn, que hace años fue traicionado por sus propios compañeros de partido por reunirse con Hamas para iniciar un proceso de paz. A la hora de cerrar esta información los únicos detenidos habían sido 80 miembros de la ultraderechista Liga de Defensa Británica, que intentaron reventar el carácter pacífico de la manifestación provocando altercados entre los manifestantes.
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