Recomiendo:
0

Los jóvenes, la franja etaria más castigada

La odisea de buscar trabajo en Uruguay

Fuentes: El País, Montevideo

Las dificultades para conseguir empleo se han acrecentado. Los índices revelan un preocupante estancamiento que los analistas prevén se llevará todo este 2016. Buscar empleo se vuelve una pesadilla. Pasa el dedo por el vidrio y lee. Tirita un poco, la temperatura es baja y hay una neblina persistente, aunque ya es casi media tarde. […]

Las dificultades para conseguir empleo se han acrecentado. Los índices revelan un preocupante estancamiento que los analistas prevén se llevará todo este 2016. Buscar empleo se vuelve una pesadilla.

Pasa el dedo por el vidrio y lee. Tirita un poco, la temperatura es baja y hay una neblina persistente, aunque ya es casi media tarde. Lleva una liviana campera deportiva de color amarillo y se recorta del gris montevideano, una silueta solitaria sobre el mural de avisos de El País en la Plaza de Cagancha. Se llama Diego, tiene 28 años y viene desde Puntas de Macadán, en las afueras de Montevideo. Él no lo sabe, pero hace apenas unas horas el Instituto Nacional de Estadísticas acaba de publicar las cifras de empleo y desempleo. Dicen que el índice de desempleo es comparable al existente hace ocho años, pero Diego solo sabe que hace seis meses que no consigue un trabajo.

«Estoy buscando de auxiliar de ventas, porque trabajé antes de eso», explica. Diego hizo el liceo y estudió el curso de electricista en UTU. Dice que hasta principios de este año trabajaba en el Radisson Victoria Hotel «pero cambiaron de firma, vinieron unos argentinos y empezaron a sacar gente, yo marché en la reducción de personal», explica. Dice que allí trabajaba como «stewart», un puesto relacionado con tareas generales de limpieza en la cocina del restaurante.

«Ahora trabajo en las quintas allá en Puntas de Macadán, que es donde estoy viviendo, pero un día como hoy no puedo trabajar por el mal tiempo. Si no trabajo no cobro, así que necesito un sueldo fijo», resume Diego. El tiempo comienza a apremiarlo, aunque es soltero y no dependen terceros de sus ingresos.

Diego se ubica en uno de los segmentos etarios más castigados. Unos pocos años menos, en la franja de personas de 14 a 24 años, el desempleo trepa hasta el 23,6%. Los analistas sostienen que la obtención del primer empleo cuesta cada vez más en Uruguay.

Pero si bien las dificultades golpean con mayor crudeza entre los más jóvenes, en el otro extremo las noticias son por demás desalentadoras.

«En el otro extremo ocurre un fenómeno terrible con los mayores de 45 años que directamente son expulsados del mercado laboral. Está pasando mucho a nivel de mandos medios, cuando una empresa recorta sus operaciones en Uruguay y prescinde de algunos puestos de trabajo. Esas personas difícilmente vuelvan a ingresar al mercado», explica a Qué Pasa la analista Carla Salvadori, jefa de la sección Trabajo del Gallito Luis.

Estas tendencias que venían insinuándose desde fines del año pasado, este año se consolidaron. Aunque nadie se atreve a utilizar la temible palabra «crisis», muchos de sus rasgos comienzan a dibujarse. Muchas empresas uruguayas comenzaron a recortar sus operaciones y como consecuencia de ello a reducir personal.

Problemas

Si bien el sector juvenil resulta el más castigado, los problemas comienzan a verse en todas las franjas para la población activa.

El índice de ocupación sigue siendo relativamente fuerte, un 63%, pero los analistas coinciden en que el mercado está deteriorándose en forma constante.

«El primer empleo en general cuesta mucho. Esto se debe a que, desde el punto de vista de las empresas, hay que formar al empleado, crearle los hábitos», señala el analista Federico Muttoni, gerente de la consultora Advice.

A juicio del analista, los empleadores siguen privilegiando la experiencia laboral por encima de la formación, por las razones que antes exponía. «La experiencia es de las cosas que más se valoran en Uruguay», dice Muttoni.

Pero el freno también opera en la franja de los seniors, donde la experiencia debería contar como principal moneda de cambio. Sin embargo no es así.

«Estoy buscando empleo desde hace un año, al principio todavía con trabajo, ahora estoy viviendo de mis ahorros desde hace al menos seis meses», cuenta Analía (39), licenciada en Ciencias de la Comunicación y especializada en el área de marketing. Por su formación Analía ocupó cargos de gerencia en varias compañías, tanto en Montevideo como en Buenos Aires y Santiago de Chile.

«Todas las consultoras han recibido mi currículum, muchos me dicen que estoy sobrecalificada, por eso me han recomendado que hiciera un currículum más básico, pero yo me resisto un poco a hacerlo. Todo lo que he conseguido en formación, cursos, puestos de confianza, lo he hecho con mi esfuerzo», se queja Analía.

En todo este tiempo no ha tenido una sola entrevista laboral que le haya despertado esperanzas. Incluso se ha encontrado con que ni siquiera su especialidad es cabalmente comprendida por algunas consultoras de empleo.

«Está difícil el mercado, parece como un castigo haber tenido varios trabajos, formación, cursos, trabajos en el extranjero; yo espero que en algún momento me lo reconozcan», dice Analía.

Pero al cabo de un semestre sus planes han comenzado a cambiar drásticamente. «Estoy viviendo de mis ahorros, literalmente me los estoy comiendo», explica.

Por esa razón se marcó un límite bien preciso: si para diciembre no consiguió un empleo razonablemente remunerado se irá del país.

«Hasta diciembre voy a esperar, no quiero, pero si no tengo más remedio me iré. Yo sé que mi currículum es muy valorado en Argentina, por ejemplo, así que sé que no tendré mucho problema en conseguir trabajo allá», concluye.

El pan nuestro

En los últimos años la crisis en Venezuela dio lugar a una fuerte corriente migratoria que expulsó a miles de venezolanos a países vecinos y a Estados Unidos. Un pequeño porcentaje de estos nuevos exiliados económicos recaló en Uruguay durante los años de bonanza (2004-2015). Pero el ciclo comienza a cerrarse y algunos residentes comienzan a quedar entrampados en la, a juicio de los economistas, peor de las trampas: la «estanflación» -estancamiento más inflación- que amenaza con dejarlos en un limbo por tiempo indeterminado.

Ricardo (30) es venezolano y llegó hace poco más de dos años a Montevideo. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y tienen especializaciones en periodismo, marketing y diseño gráfico. «En parte porque quería conocerlo debido a su literatura y su periodismo que siempre me atrajeron. Cuando llegué la oferta laboral era mayor y tuve la fortuna de encontrar varios empleos», explica.

«Ya en septiembre del año pasado empecé a ver dificultades y poco tiempo después ya me quedé sin trabajo. Entonces empezó la temporada de verano y me fui para Punta del Este, donde trabajé en restaurantes y en hostelerías. Pero se terminó la temporada y volví a quedarme sin trabajo», comenta con desaliento.

Ricardo ha llevado sus cartas de presentación a docenas de llamados. «Estoy apuntando desde la limpieza, a call centers, hostelería, revelado de fotos. No tengo problemas en trabajar de lo que sea. Ya he hecho cuatro o cinco entrevistas, te dicen que te van a llamar pero hasta ahora nunca me han llamado», explica.

Lejos de pretender un empleo dentro de su órbita profesional, Ricardo se siente con ganas de hacer lo que venga para sobrevivir. De hecho, un poco de eso ocurre actualmente mientras busca trabajo y se dedica a fabricar pan casero que vende en la feria. «Con el pan me va bastante bien, ayer vendí todo el pan que fabriqué, hago pan de orégano, pan de ajo. También hago arepas, que al público cada vez le gusta más, pero producirlas es mucho más costoso que el pan común», dice.

No estaba especialmente preparado para la tarea. Primero sintió curiosidad y quiso poner en práctica sus artes culinarias básicas y comenzó a investigar a través de Internet. Allí encontró decenas de recetas y consejos antes de lanzarse a preparar pan para su consumo. El resultado le pareció tan bueno que luego se decidió a venderlo y a eso se dedica ahora.

Al igual que Analía, Ricardo siguió el consejo de presentar un currículum básico, una presentación más reducida que va dirigida a puestos menos remunerados. Y si bien aún no consiguió un puesto efectivo, notó una mejor recepción por parte de los empleadores.

«Apliqué en diez opciones mi currículum básico y en las diez pude comprobar que lo habían leído y gestionado. En cambio es muy distinto a lo que pasa con mi currículum completo, de diez que apliqué sólo tres lo abrieron», asegura.

Ricardo no pierde las esperanzas, le gusta el país, se adaptó bien y cree que tarde o temprano encontrará algo. «No volvería en ningún momento a mi país, no al menos hasta que cambie el régimen (chavista)», dice.

Preocupación

Luego de conocerse la cifra oficial el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Ernesto Murro, no ocultó su preocupación por este panorama.

«En el mes anterior se había dado un descenso y habíamos dicho que hay que ver las cosas a más largo plazo, cuando el desempleo baja y cuando sube», dijo el ministro.

También destacó que «en el caso del seguro de paro que paga el (Banco de Previsión Social) BPS, hubo una disminución en el mismo mes, pero sin duda estamos preocupados y ocupados en el gobierno (…) Esta cifra sin duda es fuerte y hay que verla en la complejidad que esto tiene», indicó Murro.

Los sectores más vulnerables, en los dos extremos del espectro como se vio, comienzan a acusar los resultados negativos. Algunos expertos ya lo están evaluando como un nuevo signo de alerta.

«Recibimos información sobre una tendencia preocupante de cierto aumento de dificultad de mantener ciertos puestos de trabajo bien remunerados en edades cercanas a los 50 años, esto claramente es diferencial según área laboral/profesional», dice la profesora Lilián Daset, de la Universidad Católica, una psicóloga especializada en relaciones laborales.

«Sin lugar a dudas los problemas de reinserción laboral luego de haber tenido una carrera en una empresa o dos por mas de 15 años, son siempre más sensibles y pueden acarrear algunos desajustes psicosomáticos -entre otros- en esas personas», sostiene Daset.

La pérdida de empleo a cierta edad puede acarrear problemas bastante más profundos. «No es solo un corte en lo laboral, sino un redimensionamiento del proyecto vital personal, familiar y hasta social, y a medida que avanzamos en nuestra vida adulta cada vez los cambios cuestan más, conllevan más energía general y psíquica en particular, y más adaptaciones y ajustes, aunque sean para bien», opinó la especialista.

El dato también ha sido apreciado con preocupación por la Cámara Nacional de Comercio y Servicios, que reúne a la mayor cantidad de empleadores del país. Algunos economistas como Ignacio Munyo, son empero optimistas en cuanto a una futura recuperación, y creen que en 2017 comenzarán a verse signos positivos en el mercado. En tanto, la odisea de hallar empleo sigue vigente para miles de uruguayos. El período para encontrar un trabajo en Uruguay se ha extendido hasta los ocho meses.

Mejoran las perspectivas para el 2017 según experto

El economista Ignacio Munyo, director del Centro de Economía, Sociedad y Empresa de la Escuela de Negocios de la Universidad de Montevideo, dijo al programa Inicio de Jornada de radio Carve, que a nivel económico el 2016 es «un año perdido» en el que «tocamos fondo», pero que el año que viene «tiene mejores perspectivas».

«Nuestras proyecciones dan un aumento del 1,2% (del Producto Interno Bruto), incluso por encima de la proyección del gobierno, que habla de 1%», destacó Munyo.

El economista dijo que las mejores perspectivas a futuro se explican por «un contexto externo que empieza a sonreír de nuevo», aunque se trata de «una sonrisa tenue».

«Claramente el viento de frente se paró. Tal vez no haya viento o tal vez sea un poquito de viento de cola, un brisa que nos empuja y que se ve claramente en condiciones financieras internacionales mejores a las que se pensaban a principios de año», señaló. Esto significa que las tasas se mantendrán bajas por más tiempo del esperado, el nuevo ingreso de capitales fuertes y las buenas perspectivas.

«(El PIB de) Brasil este año cae un 3%, pero el año que viene crece 1,5%. Argentina este año cae más de 1%, pero más de 60 analistas en Argentina hablan de un 3% de crecimiento y algunos dicen que llega a 5».

El estado sigue siendo el gran empleador

A solo dos días del lanzamiento de una nueva edición del programa «Yo estudio y trabajo», unos 3.000 jóvenes se anotaron para trabajar en empresas del Estado, informó a El País el director de Empleo, Eduardo Pereyra, y agregó que se espera que las inscripciones lleguen a captar 20.000 jóvenes el pasado 5 de septiembre.

El detalle no es menor. Según el último dato a julio, el desempleo fue de 8,2% en todo el país, pero entre las personas de 14 a 24 años es sustantivamente superior con un 23,6%, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística que serán actualizados a julio mañana. De todas formas no todos correrán con la misma suerte, ya que hay 600 cupos previstos para hacer las prácticas laborales en todo el país.

La elección es por sorteo el 21 de septiembre, pero las inscripciones son hasta el 16. El programa abarca jóvenes de entre 16 y 20 años que estén estudiando o inscriptos en cursos con una carga horaria mínima de 240 horas en total y sin experiencia laboral formal de más de 90 días.

http://www.elpais.com.uy/