Recomiendo:
0

La oposición sigue en la calle pese a la dimisión del Gobierno ucraniano

Fuentes: Gara

La dimisión del primer ministro ucraniano, Mykola Azarov y de todo su Ejecutivo, así como la derogación de las leyes que perseguían la protesta no frenaron las manifestaciones en Ucrania. La oposición insiste en la marcha del presidente, Viktor Yanukovich, cuya formación, el Partido de las Regiones, concentró a miles de personas en Kiev en […]

La dimisión del primer ministro ucraniano, Mykola Azarov y de todo su Ejecutivo, así como la derogación de las leyes que perseguían la protesta no frenaron las manifestaciones en Ucrania. La oposición insiste en la marcha del presidente, Viktor Yanukovich, cuya formación, el Partido de las Regiones, concentró a miles de personas en Kiev en defensa de su líder.

«Las protestas seguirán adelante. No vamos a parar». Así respondía Mariya, una joven opositora, desde el cuartel general del campamento de «Euromaidan», ubicado en el edificio de los sindicatos. El anuncio de la dimisión del primer ministro, Mykola Azarov, y de todo su Gobierno, no modificó, al menos en un primer momento, la agenda del triunvirato opositor formado por Arseni Yatseniuk, líder de Batkivschina (partido de la antigua primer ministra actualmente encarcelada por corrupción, Yulia Timoshenko); el exboxeador Vitali Klichkó, de UDAR, y Oleg Tiagnibok, del ultraderechista Svoboda. Ni la nueva cesión del presidente Viktor Yanukovich, que el fin de semana ofreció puestos en el Ejecutivo rechazados por el bloque opositor, ni la derogación de las principales leyes que castigaban las protestas ni la nieve que volvía a caer en un Kiev congelado movieron a los manifestantes de Euromaidan. Para hoy estaban previstas nuevas movilizaciones.

Como ha quedado en evidencia en las últimas semanas, la cuestión europea ha quedado desplazada por un pulso al Ejecutivo. La oposición insiste: no dará marcha atrás hasta que sea Yanukovich quien deje el puesto. Este, por su parte, mantiene sus apoyos. Ayer, por primera vez desde hace días, una gran concentración del Partido de las Regiones celebrada junto a la Rada, el Parlamento ucraniano, recordaba que el presidente mantiene sus aliados.

Renuncia como victoria

«No me importa lo que haga el presidente. Tampoco la oposición. Solo me puedo fiar de mí mismo». Mazerak Andrei Zionzbezur, un hombretón con el rostro ennegrecido por el humo de una hoguera convertida en calefacción en primera línea de la barricada expresaba su desconfianza. Acababa de enterarse de la renuncia de Azarov después de tres días manteniendo la posición tras el autobús calcinado, donde se coloca una especie de catapulta artesanal de madera. Negaba ser miembro de ningún partido (como todos en esta zona) e insistía en seguir su propio calendario, al margen de los tres grandes partidos opositores. También es cierto que, cada vez más, los que marcan la agenda son los movimientos de ultraderecha de nueva creación.

Aunque mantienen las protestas, los líderes de la revuelta contra Yanukovich no ocultaban ayer su satisfacción. «Esta no es la victoria, pero sí que es un paso hacia ella», afirmaba Klitschko, citado por la agencia France Press. Cabe recordar que, apenas 24 horas antes, la formación de Yanukovich descartaba por completo una remodelación en el Ejecutivo. Así que el cambio de estrategia fue interpretado por sus contrarios como signo de debilidad. Además de la renuncia, el Parlamento derogó algunas de las leyes que castigaban la protesta y que incendiaron las calles de Kiev a mediados de enero.

El exboxeador, sin embargo, fue más allá y abogó por una «amnistía para toda Ucrania». La cuestión de los detenidos y su posible liberación será debatida hoy durante otra sesión extraordinaria.

«Es una mala noticia, pero era necesario tomar compromisos. Por la paz se deben hacer sacrificios», aseguraba Mopoz Leovid, un hombre barbudo llegado del este de Ucrania que se había concentrado junto a la Rada para apoyar a Yanukovich. Le «perdonaba» no expresarse con soltura en ucraniano (porque, en realidad, nació en Rusia)pero destacaba su saber hacer. En la práctica, él era uno de los grandes detractores del pacto con Europa y, especialmente, de las condiciones económicas que impondría el FMI. Aunque, nuevamente, el tema de conversación era el liderazgo del país.

«Compromiso» del Gobierno

«La mayor parte está con el presidente», insistía Leovid. El problema es que esa mayoría (no hace falta más que ver los porcentajes en las elecciones de 2010) se concentra en el este y el sur. Así que desde allí llegó buena parte de los concentrados en Kiev. Como Vladimir Selivanov, que cargaba con 16 horas de autobús (llegó desde Sebastopol) para tomar parte en el acto. El joven, uno de los pocos dispuestos a explayarse, insistía en la idea de «compromiso» que Azarov ya apuntó para «evitar el derramamiento de sangre». La palabra «guerra» se pronuncia en voz baja. Nadie quiere ni planteárselo.

«La dimisión demuestra la buena voluntad del Gobierno, que el presidente está dispuesto a realizar sacrificios para mantener las garantías de la Constitución y la Ley. Es evidente que está dispuesto a dar pasos para salvar la paz en el país», reivindicaba Olexander Zinchenko, comandante del acto en favor de Yanukovich, que insistía en que su líder no podía dimitir. A su alrededor, carteles con lemas instando a poner fin a la protesta en Maidan. «El diálogo, la negociación y el compromiso son, a día de hoy, los únicas vías de solución», reivindicaba, negándose a poner fecha para un arreglo que, ante el «no» de la oposición, parece lejano. En esta «otra Ucrania» el ambiente era más retraído. Más encerrado en sí mismo. Nadie ocultaba que la renuncia suponía un golpe, pero mantenían las líneas rojas: mantener a un presidente que fue votado hace cuatro años y que, en cualquier caso, debería volver a medirse en las urnas en poco más de doce meses.

Por ahora, el foco se había puesto en Yanukovich y su margen de maniobra. Con la dimisión del Gobierno y la retirada de las leyes represivas como nueva mano tendida, la mirada gira también hacia unos opositores que no parecen dispuestos a ceder un milímetro.

Desconfianza moral y económica hacia Europa

«Son europeos, ¿qué interés tiene Bruselas en Europa?» Una de las grandes interrogantes en la concentración de apoyo a Viktor Yanukovich estaba en ubicar los intereses de sus vecinos occidentales. Así lo planteaba, por ejemplo, un religioso presente en una de las tiendas de campaña del Partido de las Regiones. Aunque su interés, además de cuestiones como la deuda o los beneficios económicos que podrían acarrear a Europa, estaba también en la cuestión «moral». Y preguntaba acerca de «homosexualidad, drogas e incesto». Así, todo seguido. Es cierto que, en esta concentración, todo el mundo habla de evitar una escalada. Pero también miran de reojo hacia las consecuencias que podría traer esa frustrada alianza con Bruselas que reivindicaban, al menos en un primer momento, los opositores. Y no lo tienen claro. En primer lugar, porque en este sector existe la sensación de una intervención directa que ha alentado las protestas. «¿Quién ha dado el apoyo económico? ¿Quién mantiene intereses aquí?», insistía Olexander Zinchenko, el jefe de la tienda de campaña de apoyo a Viktor Yanukovich. Las preguntas sobre qué beneficios podrían llegar de aliarse con Europa también llegan desde quienes, supuestamente, reivindican su bonanza. Como señalaba Tania, «sé lo que es Rusia, quiero conocer qué es Europa». Porque, aunque relacionado, el conflicto va por otro lado.

Fuente: http://www.naiz.info/es/hemeroteca/gara/editions/gara_2014-01-29-06-00/hemeroteca_articles/la-oposicion-sigue-en-la-calle-pese-a-la-dimision-del-gobierno-ucraniano