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Cronopiando

La pasión electoral dominicana

Fuentes: Rebelión

Años esperando que, finalmente, la violencia machista perdiera su coartada «pasional» en los medios de comunicación y, mira por donde, no sólo ese final no llega sino que la pasión se expande, alcanza otros espacios, y también cubre ahora como pretexto hasta las elecciones congresuales y municipales dominicanas. Lo decía ayer Castaños Guzmán, presidente de […]

Años esperando que, finalmente, la violencia machista perdiera su coartada «pasional» en los medios de comunicación y, mira por donde, no sólo ese final no llega sino que la pasión se expande, alcanza otros espacios, y también cubre ahora como pretexto hasta las elecciones congresuales y municipales dominicanas.

Lo decía ayer Castaños Guzmán, presidente de la Junta Central Electoral, al tiempo de subrayar la normalidad con que han venido trabajando los colegios electorales y de hacer un llamado a la civilidad por causa de «lamentables incidentes fruto de la pasión que generan este tipo de procesos».

En el fondo no hace más que confirmar una teoría que yo he tenido siempre y es que un golpe de Estado o un atraco a un banco también son delitos pasionales, sea la pasión por el poder o por el dinero lo que mueva a los apasionados. Obviamente, como bien dice el presidente de la JCE, elegir entre un delincuente confirmado y con larga experiencia en el oficio o un novel delincuente con ansias de aposentar sus nalgas en un escaño, también es una pasión.

Algunos de los pasionales incidentes de estas elecciones los he recogido de los titulares de la prensa dominicana de ayer y hoy: «Uno muere en tiroteo en Samaná entre oficialistas y opositores», «Una tercera persona asesinada a tiros en líos electorales en San Cristóbal», «Otro muerto en Barahona», «Policía electoral incauta armas de alto poder a candidato a senador del PRD» «Dádivas de la Lotería Nacional benefician a candidatos del PLD», «Entre molotov y muertos, compras de cédulas y denuncias de secuestros cierra proceso electoral», «General detenido por asesinato en Cambita había sido visitado por policía electoral», «En Los Mameyes se vota entre el alcohol y el proselitismo», «El entorno de los colegios se convierte en mercado callejero», «Electores esperan fuera de los colegios las ofertas de compra de votos», «Presidente de mesa electoral prohíbe a periodistas hacer fotos», «Disparan a periodistas que investigaban el uso del dinero del Estado en campaña oficialista», «Votaciones se inician con retraso en Santiago y partidos violan reglas en colegios electorales» «Junta Central Electoral declara que no es que la tinta tarde en secar sino que algunas boletas electorales presentan problemas» «Junta Electoral pide a la gente que votó que se retire a su casa»…

Por si acaso estos apasionados incidentes, apenas unos cuantos que me he tomado el trabajo de reseñar, no terminaran de retratar la normalidad de una jornada que, dicho sea de paso, es cierto que viene a ser la habitual, algunas instituciones y funcionarios ya han avalado con sus declaraciones la normalidad del escrutinio.

La Junta Central Electoral, que todavía no ha ofrecido cifras sobre una abstención que podría superar el 50%, ya ha dejado claro que no se trata de abstención sino de «ausentismo» al tiempo que advertía «no quedarán impunes los crímenes ocurridos el día de las elecciones» como si la impunidad fuera costumbre, y felicitaba a la ciudadanía, se supone que a la que no se ausentó, por su ejemplar comportamiento; el Presidente de la Cámara Administrativa ha señalado, ahora que termina, que «el proceso electoral comenzó con buen pie»; y la OEA ha reiterado su confianza en la Junta Central Electoral.

Ojalá que algún día el pueblo dominicano, ese que se abstuvo y se ausentó, y que viene a ser la mayoría, haga valer su pasión por la razón, la dignidad y la justicia, y refunda la república, aunque sea a patadas, por supuesto, apasionadas.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.