Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti
La propaganda económica no se da descanso: un día crece el PIB, al día siguiente aumenta el consumo, al siguiente la confianza de los mercados, y otro más se publica el porcentaje de préstamos pendientes de pago en 2007, antes de la crisis, como si fueran actuales. Los embustes económicos son absolutamente bipartidistas, tanto en los periódicos de De Benedetti [La Repubblica, N.d.T.] como en los de la esfera de Berlusconi y la Patronal, con cobertura diaria de artillería pesada desde las televisiones de Raiset [suma de RAI más Mediaset, N.d.T.]. El ciudadano se siente culpable: es él quien está en el paro, no es la economía la que cae en picado.
La política del Gobierno se puede traducir en una sola palabra: «recortes». Se les llama reformas, como en el caso de la escuela, pero se trata solo de reducciones del gasto. En la guerra, las derrotas se convierten en refugios estratégicos, en la economía de la incapacidad de pagar los bonos emitidos para apuntalar la deuda nacional se define como «reestructuración». La reestructuración implica que el valor de € de € 100 se convierte en 40/30/20. El mecanismo es el mismo que la pérdida de valor de las acciones en una empresa que puede perder el 90% y nadie puede quejarse. Es parte de las reglas del «mercado». Si la nación está en peligro, también lo están sus títulos, y quien los compre tan solo podrá darse las gracias a sí mismo si pierde todo. Bueno, también puede agradecer a la propaganda del gobierno y la información controlada por el gobierno a través de la financiación de 329 millones de euros para 2011.
Ayer, entre la fanfarria italiana a cuenta del aumento del PIB del 0,1% en comparación con las previsiones, JP Morgan ha publicado una nueva tabla sobre los cerditos (PIGS): Italia se destaca negativamente. Las cifras se refieren a los títulos que expiran en 2011. Posiciones: Italia: 154.700 millones €; España 45.100 millones €; Portugal, 9.500 millones €; e Irlanda, 4400 millones €. La suma de los reembolsos de todos los cerditos (PIGS) no alcanza a la mitad de la de nuestro país.
En 2011 la emisión total de los títulos italianos será, salvo sorpresas, de 240.000 millones (el título de Sole 24 Ore: «En 2011, las emisiones serán más ligeras(sic)». Cuando uno contrae deudas ha de producir más para pagarlas, pero Italia es la penúltima del mundo en crecimiento durante la última década, es la 179ª, un puesto por delante de Haití. Y la deuda aumenta: en 2011 llegará a 2.000 millones. Los intereses de la deuda ya han aumentado. Tremorti (N.d.T: «Tres muertos», juego de palabras con Tremonti, nombre del ministro de Economía) se ve obligado a reconocer mayores tasas de interés. Se calcula que en 2011 se habrán de pagar unos 80.000 millones, lo que equivale a cuatro leyes de presupuestos generales. La consigna es la de siempre: «¡Va todo bien!», la misma que empleó Tremorti, respaldado por la prensa, antes de la maniobra correctiva de 25.000 millones en la primavera de 2010 . Nadie quiere las elecciones, ya que ello supondría abrir la caja de Pandora de la bancarrota. Con tal de no ir a las urnas harán de todo.
Hemos llegado a la bancarrota nacional por una razón sencilla y banal: la posibilidad de los políticos de gastar dinero del que carecen y de vender la deuda en forma de bonos del Estado que les permiten seguir con su paraíso. No debería permitirse ningún gasto a nivel municipal, regional o estatal sin cobertura segura. Los alcaldes, presidentes de Región, o ministros que utilizan fondos de los que no disponen deben pagar de su propio bolsillo o ir a la cárcel. Ellos nunca se rendirán (¿les interesa?); tampoco nosotros lo haremos.
Fuente: http://beppegrillo.it/2010/12/la_propaganda_s/index.html