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La revolución alemana: cómo una insurrección obrera puso fin a la Primera Guerra Mundial

Fuentes: Socialist Worker

Traducido para Rebelión por Àngel Ferrero

Es un lugar común afirmar que la revolución de noviembre de 1918 en Alemania fracasó. Pero tuvo éxito en poner fin a la Primera Guerra Mundial, el mayor y más sangriento conflicto de la historia de la humanidad hasta aquel entonces. También consiguió algunas reformas importantes que el movimiento de la clase obrera no logró conseguir en más de medio siglo de lucha. Éstas reformas incluyeron: el sufragio universal, la jornada laboral y una legislación para la negociación colectiva.

El levantamiento de noviembre de 1918 empezó con un motín de soldados de los navíos de guerra de Kiel y Wilhelmshafen, al norte de Alemania. Se había ordenado el traslado de unos 80.000 marineros a Skageragg para una «maniobra», pero éstos creyeron que en realidad se les enviaba a una batalla en el momento mismo que el nuevo gobierno había aceptado iniciar las negociaciones de paz.

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial en agosto de 1914, la inmensa mayoría de la gente común se creyó las mentiras de sus respectivos gobiernos, a saber: que la guerra se libraba en su interés y que la victoria traería una vida mejor para todos. Pero en este momento la rabia contra la guerra había conducido al desencanto hacia la política institucional. El Partido Socialdemócrata Alemán, el SPD, apoyó la guerra, haciendo que la resistencia quedase confinada a un pequeño número de socialistas revolucionarios reunidos alrededor de las figuras de Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht, único miembro del Reichstag que se declaró en contra de la guerra.

La antigua creencia en los beneficios de la guerra se tornó en desesperación. Para los soldados, esta desesperación se convirtió en odio hacia sus oficiales a medida que millones de soldados alemanes morían y eran mutilados en los campos de batalla.

En agosto de 1917 el primer motín en la marina fue aplastado y sus líderes, arrestados. Dos de ellos fueron ejecutados. Pero sólo un año después los soldados demostraron que habían aprendido la lección de aquella derrota. Tras el levantamiento de los soldados, los oficiales se apresaron a arrestar a 300 insurgentes. En respuesta, los socialistas de izquierda que había entre los soldados abandonaron sus puestos para reunirse con los obreros del puerto. Escogieron a sus delegados y anunciaron una manifestación unitaria en noviembre.

Esta manifestación se convirtió en una demostración de fuerza de las masas: cerca de 10.000 soldados armados y obreros desfilaron por las calles de Kiel reclamando la liberación de sus camaradas. Un grupo de oficiales disparó contra ellos, asesinando a las mujeres y niños que encabezaban la marcha. Los soldados devolvieron los disparos, acabando con la vida del oficial que había ordenado fuego. Y aquí se cruzó el punto a partir del cual no hay retorno. La manifestación se convirtió en un levantamiento. Las prisiones fueron asaltadas y se liberaron a los 300 soldados.

Al día siguiente los soldados eligieron a sus delegados en asambleas masivas y formaron un consejo de soldados para tomar y coordinar las decisiones con las que dirigir las naves de acuerdo con sus intereses. Esa misma tarde el consejo de soldados reunió y puso bajo su mando a cerca de 40.000 marineros armados.

El 5 de noviembre una huelga general sacudió los muelles y las fábricas de Kiel. Se izó la bandera roja en los barcos y en el puerto. Sólo el navío «König» (el «Rey») se mantuvo al mando de sus oficiales. Pero en una breve escaramuza su primer oficial recibió un disparo y la situación se giró a favor de los insurrectos. En dos días el levantamiento en Kiel fue seguido por motines con éxito en todos los grandes puertos, incluyendo Hamburgo, Wilhelmshafen, Cuxhafen y Rostock. La insurrección se fue extendiendo por todo el país, y para el 9 de noviembre ya había alcanzado la capital, Berlín. Los marineros estaban a su cabeza y en todos los sitios los obreros respaldaron su lucha. Fue un levantamiento espontáneo, pero las ideas que había detrás suyo habían sido avanzadas por Karl Liebknecht y el grupo en torno a su persona.

El 1 de mayo de 1916 él y la Liga Espartaco habían organizado la primera manifestación de masas en contra de la guerra en Berlín. Fue arrestado, a pesar de la inmunidad que tenía como parlamentario. Sólo fue capaz de gritar «¡Abajo la guerra!» antes de ser arrestado y encarcelado hasta el fin de la contienda. En mayo de 1915 Liebknecht escribió un panfleto que fue ampliamente distribuido de manera ilegal en las fábricas y entre los soldados. Decía que «en este momento nuestra tarea es la lucha proletaria internacional. El enemigo principal de cada pueblo se encuentra en su propio país. El principal enemigo del pueblo alemán es el imperialismo alemán.»

El internacionalismo y la lucha de clases son armas esenciales en la lucha contra el imperialismo. Las lecciones del levantamiento de 1918 contra la sangrienta maquinaria de guerra siguen siendo válidas hoy.

Volkhard Mosler es colaborador de Marx21 (www.marx21.de)

Enlace: http://www.socialistworker.org.uk/art.php?id=16462

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Apéndice: Programa de la Liga Espartaco

El diario español El socialista publicaba el 1 de febrero de 1919 el programa de la Liga Espartaco:

PROGRAMA DE LA LIGA ESPARTACO

«Los socialistas españoles nos hemos hecho un deber de la divulgación de las ideas defendidas por el Grupo alemán Espartaco. Cuanto mejor se conozcan los hermosos propósitos que animan a este Grupo, mayor será la repulsión que a las conciencias honradas causarán los asesinos de Rosa Luxemburgo y Carlos Liebknecht. He aquí el texto íntegro del programa que lanzó el grupo Espartaco:

  1. Medidas inmediatas para asegurar la revolución

Primera

Desarme de toda la policía, de todos los oficiales, de todos los soldados no proletarios. Desarme de todos los individuos pertenecientes a las clases dominantes.

Segunda

Incautación por los Consejos de obreros y soldados (C.O.S.) de todas las armas y municiones, así como de todas las fábricas de armas.

Tercera

Armamento de toda la población adulta proletaria masculina para formar una milicia obrera. Creación de una Guardia Roja de proletarios, como parte activa de la milicia, para proteger a la Revolución contra los atentados y maquinaciones contrarrevolucionarios.

Cuarta

Abolición del derecho de mando de los oficiales y suboficiales. Abolición de la ciega obediencia militar, sustituyéndola por la espontánea disciplina de los soldados. Nombramiento de los superiores por los mismos soldados, con derecho a revocación. Abolición de los tribunales militares.

Quinta

Alejamiento de los oficiales y suboficiales de todos los Consejos de soldados.

Sexta

Sustitución por hombres de confianza de la C.O.S. de los funcionarios políticos y autoridades del antiguo régimen.

Séptima

Institución de un Tribunal revolucionario encargado de juzgar a los principales responsables de la guerra, a los dos Hohenzollerns, Ludendorff, Hindenburg, Tirpitz y a sus cómplices, y a todos los conspiradores de la contrarrevolución.

Octava

Confiscación inmediata de todos los géneros alimenticios para asegurar la alimentación del pueblo.

  1. Medidas políticas y sociales

Primera

Abolición de todos los Estados y creación de una República socialista alemana unida.

Segunda

Abolición de todos los Parlamentos y Concejos comunales, y asunción de sus funciones por parte de los Consejos de obreros y soldados, de sus órganos y Comités.

Tercera

Elección de Consejos de obreros en toda Alemania por todos los obreros adultos, de ambos sexos, en las ciudades como en el campo. Elección de Consejos de soldados por los soldados, excluyéndose a los oficiales. Derecho de los obreros y soldados, a revocar en cualquier momento a sus representantes.

Cuarta

Elecciones de delegados de los C.O.S. en toda Alemania para el Consejo central de los mismos, el cual deberá elegir el Comité ejecutivo, que será el órgano supremo del poder ejecutivo y legislativo.

Quinta

Convocatoria del Consejo central, por lo menos cada tres meses -procediendo cada vez a nueva elección de delegados-, para ejercer la inspección sobre la actividad del Comité ejecutivo y para establecer una viva vigilancia entre la masa de los C.O.S. y su supremo órgano gubernativo. Derecho de los C.O.S. locales a revocar, en todo momento, a sus representantes en el Consejo central, siempre que éstos no actúen conforme a los deseos de sus mandatarios. Derecho del Comité ejecutivo a nombrar y deponer a los comisarios del pueblo, así como a las autoridades y a los empleados.

Sexta

Abolición de todas las diversas clases, títulos y órdenes caballerescas. Completa igualdad jurídica y social de ambos sexos.

Séptima

Legislación social radical: acortamiento de la jornada de trabajo para evitar la desocupación, teniendo en cuenta el debilitamiento físico de los obreros a causa de la guerra. Duración máxima del trabajo, seis horas.

Octava

Inmediata y radical transformación de la legislación sobre alimentación, habitaciones, higiene, instrucción, en el sentido y según el espíritu de la revolución proletaria.

  1. Postulados económicos inmediatos

Primero

Confiscación de todos los patrimonios y rentas dinásticas en beneficio de la colectividad.

Segundo

Anulación de las deudas del Estado y demás deudas públicas, así como de todos los empréstitos de guerra, a partir de las suscripciones de una cuantía determinada, que deberá fijarse por el Consejo central de los C.O.S.

Tercero

Expropiación del terreno de todas las grandes y medianas haciendas agrícolas, bajo una dirección central, en toda Alemania. Las pequeñas propiedades agrícolas quedarán en posesión de sus dueños hasta su espontánea adhesión a las Cooperativas socialistas.

Cuarto

Expropiación por la República de todos los Bancos, minas, ferrocarriles y todas las grandes empresas industriales y comerciales.

Quinto

Confiscación de todos los patrimonios, a partir de una cuantía que será fijada por el Consejo central de los C.O.S.

Sexto

Asunción de todos los medios públicos de transporte por parte de la República de los Consejos.

Séptimo

Elección de Consejos en todas las fábricas, los cuales, de acuerdo con los Consejos de obreros, regularán los asuntos internos de dichos establecimientos, las condiciones de trabajo, vigilando la producción para asumir, finalmente, la dirección de ésta.

Octavo

Nombramiento de una Comisión central de huelgas, la cual, con una continua cooperación de los consejeros de las fábricas, asegurará a los movimientos huelguísticos que se inicien una única dirección en toda Alemania, una orientación socialista y el más eficaz auxilio por parte del poder políticos de los C.O.S.

  1. Fines internacionales

Inmediata reanudación de relaciones con los Partidos socialistas de los demás países para establecer la Revolución socialista sobre bases internacionales y constituir y asegurar la paz por medio de la fraternización internacional y del levantamiento revolucionario.»

(«El Socialista», 1 de febrero de 1919)