Y además, es una asignatura «maría». El articulado referido a los aspectos sociales queda relegado siempre, a los objetivos y fines definidos explícitamente, del libre mercado y de la economía altamente competitiva.Nuestro Gobierno Autonómico asturiano, de izquierdas (PSOE-IU), ha editado un libro de 48 páginas, de las que se dedica media página a «Los derechos […]
Y además, es una asignatura «maría». El articulado referido a los aspectos sociales queda relegado siempre, a los objetivos y fines definidos explícitamente, del libre mercado y de la economía altamente competitiva.
Nuestro Gobierno Autonómico asturiano, de izquierdas (PSOE-IU), ha editado un libro de 48 páginas, de las que se dedica media página a «Los derechos fundamentales… relacionados con la dignidad, las libertades, la igualdad… y la justicia.», vamos, así sin más, que es como no decir nada, pero, al lado de esta docena y media de renglones vacíos de contenido, aparece la foto de una embarazada, como recurso sensible y argumental, de lo que la prosa de los renglones no pueden decir. Poco más adelante, pág. 33, dice que: «la Unión apoyará… un nivel elevado de protección de la salud humana.» Promesas.
Si nos vamos directamente al articulado, este, ya no puede empeorar más las cosas, así la sección segunda, dedicada a la «Política social» Art.209, comienza matizando «la necesidad de mantener la competitividad de la economía», pero, ¿no estaban hablando de «Política Social»?, pues sí, y esto es lo grave, la política social pasa por la competitividad.
El Art. 278 sobre Salud Pública: «… la Unión garantizará un nivel elevado de protección de la Salud humana» volviendo, como nuestras autoridades autonómicas, que sí lo han interpretado bien, a hablar en futuro, que es el modo del «largo me lo fiáis» y, se deduce, que las cosas de la salud no deben acelerarse y, además, tampoco conviene regularlas, no son rentables.
Este largo -y único- artículo dedicado a nuestra salud, aún continúa, pero prestando más atención a la «industria sanitaria» -cómo no- normas, calidad, y después, a lo paternal del tabaco, alcohol, etc. Para terminar con que «la Unión… respetará las responsabilidades de los Estados miembros… (en) su política de salud». Faltaría más.
De nuevo vuelve a contrastar esta brevedad, indefinición y grado de libertad con lo que se deja todo lo relativo a la salud, frente a lo tan atado y bien atado en todo lo que se refiera al duro neoliberalismo, que en definitiva, como vemos, es el objeto y objetivo real de este Tratado, eso sí, adornado de obvios y bellos principios, y promesas abundantes.
La sanidad pública y gratuita, aparte de asignatura optativa, y «maría», queda flotando a la libre generosidad de cada Estado miembro. Eso sí, no se prohíbe su gratuidad, de momento.