Redadas anti-emigrantes por un lado, manifestaciones contra la violencia policial por otro. El 12 de mayo la presión subió varios puntos en Atenas. Y los días venideros podrían ser tensos. El giro que tomen los acontecimientos dependerá en primer lugar de la suerte que corra un manifestante.
Durante la huelga general del 11 de mayo, la manifestación en la capital fue violentamente dispersada por las fuerzas del orden. A penas la manifestación había llegado a la Plaza de la Constitución, la policía lanzó granadas lacrimógenas para dispersarla. Peor aún, durante la carga, los policías se ensañaron con varios manifestantes, a patadas y porrazos. Los videos que circulan por internet lo atestiguan. Uno de los manifestantes de 31 años, está entre la vida y la muerte en el hospital, en un «estado crítico pero estable» según los médicos.
Una manifestación popular fue organizada el día 12 para denunciar esta violencia, compuesta esencialmente por militantes de izquierda, de extrema izquierda y de anarquistas. Al llegar a la plaza de la Constitución, fue nuevamente dispersada. «Los violentos son los policías : ellos son lo que atacan a los manifestantes» explica, a l´Humanité, Dimitris de 26 años. «Quieren imponer sus medidas en contra la opinión de la población. Necesitan a la policía para hacerlo. En todo este tiempo, la extrema derecha se organiza, como en las redadas, pero no les hacen nada. ¡Ayer, el ataque de la policía tuvo lugar durante la manifestación más tranquila desde el año pasado !», explica un manifestante que, por temor a ser perseguido, rechaza dar el menor detalle sobre sí mismo.
Predomina el miedo. Que, por el momento, está del lado de los manifestantes. En efecto, desde la muerte, el 5 de mayo de 2010, de tres trabajadores del Banco Marfin, en Atenas, tras el incendio del edificio en el que trabajaban, la contestación ha sufrido un parón. Se ha transformado en resignación. Más de 250.000 personas se habían manifestado contra el memorándum UE-FMI, que impone la austeridad. Entre noviembre de 2008 y marzo de 2011, el paro ha pasado del 7,8% al 15,1%. Y las cuentas públicas empeoran cada día un poco más, cuando los tipos de interés a los que Grecia toma prestado aumentan. La degradación social es evidente.
Al ver los importantes cordones de seguridad desplegados delante del Parlamento, la Vouli, parece que el miedo se apodera también, progresivamente, de algunos representantes políticos. «Si no conseguimos recuperar la economía del país, nos colgarán», habría declarado un ministro. Y aunque el gobierno acordona fuertemente las manifestaciones contra la austeridad, aunque, en un primer momento, parecía haber conseguido «calmar» la protesta, la resignación que se apoderó de los griegos desde mayo, la vigilancia de los jóvenes y de los militantes de izquierda, presentes en la manifestación de ayer tarde, podría cambiar. En efecto, en diciembre de 2008, la muerte de un joven inflamó Atenas. «Nosotros no sabemos qué giro van a tomar los acontecimientos», confiaba a l´Humanité, Eleni, una periodista. Un fotógrafo afirmaba : «Yo me quedo todavía. La situación es cada vez más explosiva».
Tanto más explosiva cuanto que la extrema derecha intenta recuperar posiciones esgrimiendo la degradación social, el miedo a la emigración, y el rechazo al otro. Centenares de atenienses, entre ellos militantes de extrema derecha, desfilaron el jueves por la tarde por el centro de la capital griega en memoria de un griego apuñalado la madrugada del martes en un barrio popular, según testigos, por tres extranjeros. Al final de la manifestación, «tuvo lugar una caza a los extranjeros en los mercados, por grupos nacionalistas, flanqueados por la policía» testimonia a l´Humanité, un fotógrafo presente durante los hechos. Trece emigrantes y dos griegos fueron heridos en los actos violentos según una fuente policial.
Crisis económica, crisis social, crisis política : Grecia, un año después de la firma del memorándum, está en peor situación. A todos los niveles.
Traducción de J.A. Pina