Traducción de Natalía Koutra y David Cifuentes
Anteayer fue un día de negociaciones. El primer ministro convocó a todos los dirigentes políticos y les pidió que crearan frente común contra la violencia que instigan… grupos anarquistas. El gobierno está tan en las nubes que cree que lo acontecido en los días anteriores, desde las manifestaciones de alumnos en Flórina hasta los ataques a la comisaría de policía en Zefiri, ha sido dirigido por los anarquistas. Y que si todos los partidos de la oposición pidieran a los ciudadanos que se calmaran, los estudiantes que están en las calles volverían a casa y se sentarían a ver la televisión.
El asunto es que el PASOK y Sinaspismos [Izquierda Unida] no se tragaron el anzuelo. A. Alabanos [del Sinaspismos] propuso una serie de puntos para apaciguar la crisis, medidas para la juventud, la policía y cambios en el presupuesto, en los que se tuviera en cuenta las razones más profundas de esta revuelta. G. Papandreu dijo: «He hablado ya doce veces sobre no violencia y si quieres lo vuelvo a repetir», pero lo mejor es que dimita el gobierno y convoquemos elecciones. Pero ¿de qué servirían las propuestas de Alabanos si el problema son los anarquistas? En cuanto a abandonar el poder, no se dijo ni una palabra.
Una esperanza de luz ha ofrecido la señora Papariga [Partido Comunista], que no es la primera vez que pica el anzuelo: ahora que hasta las piedras han entendido que lo del gobierno ha sido un desastre, la secretaria del Partido Comunista ha salido de la reunión con el primer ministro denunciando que Sinaspismos le hace el juego a los encapuchados. Después del error de la guerra civil -que cometió el Partido Comunista ayudando a la derecha a permanecer en el poder durante treinta años- es la primera vez que el «partido de la clase obrera» apoya tan abiertamente a un gobierno conservador. Sobre el tema de hacer el juego ha hablado también K. Karatsaferis [LAOS, partido de extrema derecha].
Al igual que la señora Papariga (que teme que el Sinaspismos la supere en votos), el partido de extrema derecha tampoco quiere elecciones. El primer ministro se presentó poco después ante el consejo de ministros con la gran cosecha que había logrado reunir, los que le hacían el juego a él, pero muchos no quedaron satisfechos. El ministro de Medio Ambiente, el señor Suflias, propuso que la policía tomara medidas drásticas para imponer la ley. Por el contrario, el señor Pavlópulos [ministro del Interior] se puso de parte de la distensión política. Sobre todo porque las fuerzas de la policía disminuyen día a día, y porque las fuerzas antidisturbios también están agotadas tras tres días de presencia continua en las calles. Además no es posible trasladar fuerzas desde otras zonas de Grecia, porque las revueltas y los ataques a las comisarías de policía se producen en buena parte del país.
Como ha sucedido tantas veces, al final este gobierno no opta por ninguna de las dos soluciones. Llegó a la conclusión de que debe aumentar la presencia policial en las calles, que la policía debe hacer más detenciones para que se vea que hace algo, y a partir de ahí actuar en función de las circunstancias.
Sin nada nuevo que proponer, el presidente decidió pasar la pelota de la ingobernabilidad del país a los sindicatos y la oposición. Durante dos días hemos visto en las noticias de la noche cómo el primer ministro criticaba a los sindicatos mayoritarios por insistir en la convocatoria de las manifestaciones de hoy. Y ha instado a todos los partidos de la oposición a que «denuncien abiertamente la violencia». Debería ser noticia de primera plana en todo el mundo: durante toda la crisis el gobierno no ha presentado ni una sola propuesta.
De este modo, sin programa y con un gobierno virtual, empieza el día de hoy. ¿Se producirán nuevas revueltas a consecuencia de las manifestaciones? ¿Disparará, y hacia dónde, otro policía, como sucedió ayer en Nea Esmirni? ¿Morirá algún policía para que se pueda dar la vuelta a la tortilla? ¿Acuchillará a alguien algún miembro de la extrema derecha, también muy preocupada, ya que parece que el régimen está en peligro? Con un gobierno virtual todo es posible. La suerte de un país es cuestión de… suerte.